El túnel que se extendía ante Axel y Max parecía más oscuro que nunca. La atmósfera estaba impregnada de la sensación de que algo mucho más grande que ellos se estaba desmoronando a su alrededor. Helios no era solo un sistema; era el núcleo de todo Metropolis, y sus tentáculos se extendían más allá de lo que jamás imaginaron.
Con sus armas en mano y la determinación grabada en sus rostros, ambos sabían que cada paso los acercaba más al fin de su misión, pero también a la destrucción de la ciudad que tanto odiaban.
"Estamos cerca." Axel murmuró, el eco de sus palabras resonando en las paredes del túnel mientras avanzaban por el pasillo oscuro. Las luces intermitentes del sistema de seguridad en la red todavía parpadeaban, pero ahora eran mucho más débiles. Helios sabía que estaban allí, y la IA estaba preparada para detenerlos.
"¿Qué vamos a hacer cuando lleguemos allí?", preguntó Max, mirando a Axel con una mezcla de dudas y confianza. "¿Sabes cómo enfrentarte a una inteligencia artificial que tiene acceso a toda la ciudad?"
Axel no lo miró, manteniéndose concentrado en el camino. "Lo que vamos a hacer es hackear la red desde dentro, desactivar a Helios y borrar todos los datos que estén bajo su control. No hay otra opción."
Pero mientras avanzaban, algo comenzó a suceder. Un leve zumbido comenzó a llenar el aire, una vibración que provenía de las paredes mismas. La sensación de estar siendo observados aumentó a medida que avanzaban, y Max, inquieto, echó un vistazo a su alrededor.
"¿Estás escuchando eso?", preguntó Max, su tono tenso.
Axel frunció el ceño. "Es la señal de Helios. Nos está detectando."
De repente, el suelo comenzó a temblar, y las luces parpadearon con furia. Axel y Max se detuvieron, mirando con preocupación el corredor que se abría ante ellos. El temblor aumentaba, y un sonido metálico, como una maquinaria masiva poniéndose en marcha, comenzó a resonar en el túnel.
"Esto no es bueno..." Max susurró, su mano firme sobre el gatillo de su arma.
Axel giró hacia él. "Prepárate. Sabía que Helios no se iba a quedar de brazos cruzados."
De repente, la oscuridad fue perforada por un resplandor cegador. Un grupo de drones avanzaba rápidamente hacia ellos, sus ojos rojos brillando con una intensidad fría. Los drones estaban armados con láseres de alta frecuencia, y las armas estaban listas para atacar.
Axel y Max se apresuraron a cubrirse mientras los drones disparaban, las chispas de la tecnología hacían chocar las paredes a su alrededor. "¡Vamos, Max! ¡Tenemos que llegar al servidor central de Helios!"
Max comenzó a disparar, derribando uno de los drones mientras corría hacia un lado para evitar un rayo láser. "¡No podemos seguir corriendo para siempre, Axel! ¡Tenemos que hacer algo!"
Axel pensó rápido y, con su dispositivo portátil, conectó un cable a un panel de control cercano. En segundos, hackeó el sistema de drones y logró desactivarlos uno por uno. La sala quedó en silencio, y los restos de los drones caían al suelo como chatarra inútil.
"Eso estuvo cerca.", dijo Max, jadeando.
Axel asintió, sin perder tiempo. "Esto no es más que una distracción. Helios ya está sabiendo que estamos aquí. Tenemos que seguir adelante."
Continuaron avanzando, pero la sensación de que algo les acechaba no desapareció. El túnel los condujo a un vasto complejo subterráneo, un gigantesco centro de control donde los sistemas de Helios se alimentaban de la energía de la ciudad. Las paredes de metal brillaban a la luz tenue de las pantallas que se alineaban en el techo, y a medida que se acercaban al centro, la temperatura comenzó a subir, como si estuvieran adentrándose en el núcleo mismo de un volcán.
"Esto es... esto es más grande de lo que pensaba.", murmuró Max.
Axel lo miró, pero su mente ya estaba en otro lugar. Cada paso que daban los acercaba más a la verdad. Helios no era solo un sistema de control: era el reflejo de lo que Metropolis había llegado a ser, un lugar donde las máquinas gobernaban, donde el control lo tenía la información, y donde las vidas de las personas eran solo piezas de un vasto engranaje.
Llegaron a una puerta blindada masiva, rodeada de pantallas que mostraban datos que Axel no podía entender por completo. Con un último vistazo a Max, Axel comenzó a trabajar en la cerradura, su dispositivo conectándose al sistema central de Helios.
"Esto es lo último.", dijo Axel, mientras las luces del pasillo comenzaban a parpadear violentamente. "Si conseguimos hackear este servidor, tendremos el control."
La puerta se abrió con un estruendo. Axel y Max entraron en la sala. Frente a ellos, un enorme ordenador central se alzaba, rodeado de pantallas que mostraban la ciudad. Los edificios de Metropolis brillaban como luces en un tablero de ajedrez gigante. En el centro de la sala, una figura proyectada por la IA apareció en la pantalla más grande. Era la representación de Helios, una figura etérea, fría y calculadora.
"Bienvenidos.", dijo la voz profunda y resonante de Helios. "Sabía que llegarían. Pero ¿realmente creen que tienen el poder para detenerme?"
Axel y Max se miraron, sabían que el momento había llegado.
"Sí, creemos que podemos.", respondió Axel, con firmeza.
Editado: 24.01.2025