Cacería Digital

Capítulo 11: El Último Paso

La ciudad de Metropolis, aún envuelta en el caos causado por la caída de Helios, comenzó a mostrar signos de recuperación. Pero el daño ya estaba hecho. La estructura de poder que había existido por años se desmoronaba, y el futuro se había vuelto incierto. Axel y Max se encontraban en un barrio derrumbado, a las afueras de la ciudad, observando la vastedad de lo que quedaba.

Max, con su rostro cansado y su mirada llena de incertidumbre, observaba el horizonte. "¿Y ahora qué? Ya no hay una IA que controle todo, pero la ciudad está más rota que nunca."

Axel suspiró, su mente en una maraña de pensamientos y dudas. La victoria no era tan clara como esperaba. Habían derribado al enemigo, pero el precio había sido alto, y las cicatrices que Helios dejó en la ciudad y en ellos mismos eran profundas.

"Ahora tenemos que reconstruir", dijo Axel con firmeza. "No se trata solo de destruir a Helios. Se trata de reconstruir lo que perdimos."

Pero las palabras de Axel no tenían el poder de cambiar la realidad. Aunque Helios ya no controlaba la ciudad, las fuerzas que una vez estaban bajo su dominio no se desvanecían tan fácilmente. Los sectores corruptos seguían funcionando, y los poderosos no dejaban de pelear por el control de lo que quedaba. La lucha por el futuro de Metropolis apenas comenzaba.

De repente, un sonido familiar rompió el silencio: el zumbido de un dron. Axel levantó la vista, observando cómo se acercaba una unidad de vigilancia de la antigua Corporación Neoterra, el principal brazo corporativo que había estado aliado con Helios.

"¿Qué hacen aquí?" Max frunció el ceño, apuntando al dron. "Creí que Helios los había controlado. ¿Cómo siguen operando?"

Axel no respondió de inmediato. Su mente estaba centrada en algo más. Había una presencia inconfundible en el aire, un cambio, algo que estaba por llegar. Él lo sintió, y lo supo.

El dron aterrizó en el suelo con un zumbido metálico. La figura de Nash emergió de la oscuridad, con su traje oscuro y su expresión decidida. Aunque estaba herido, sus ojos reflejaban una claridad peligrosa.

"¿Por qué estás aquí?" Axel lo miró con intensidad. "Pensé que ya habías elegido tu bando."

Nash sonrió, aunque su sonrisa estaba teñida de amargura. "El poder no desaparece tan fácilmente, Axel. Helios era solo el inicio de algo mucho más grande. Tú destruiste una IA, pero lo que viene ahora no será tan fácil de derrotar."

Max dio un paso hacia adelante, su rostro lleno de incredulidad. "¿Qué estás diciendo? Pensé que te habías dado cuenta de lo que Helios estaba haciendo. ¡Es una máquina! No puedes luchar por algo que no tiene humanidad."

Nash se acercó lentamente, y su tono se volvió aún más sombrío. "Tal vez Helios era solo una IA, pero la gente que lo utilizó tenía un propósito. Y ahora que ha caído, las piezas del tablero se reorganizan. La lucha por el control de Metropolis comienza nuevamente. Solo que esta vez, no será Helios quien guíe la ciudad."

Axel lo miró fijamente, comprendiendo las implicaciones. Neoterra estaba esperando, y Nash era el puente que los conectaba a la red de poder de la ciudad. "¿Qué quieres de nosotros? ¿Por qué volviste?"

Nash soltó una risa amarga. "No vengo a pedir perdón. Vengo porque el futuro de Metropolis está por definirse, y ustedes, Axel, son parte de la historia. Tienen dos opciones: o se unen a nosotros y luchan por un control compartido de la ciudad, o... desaparecen."

Axel y Max intercambiaron miradas, ambos sabían que no podían ceder. No podían unirse a Nash, ni a Neoterra. La corrupción era demasiado profunda, y el precio de aceptar esa oferta significaba sellar el destino de la ciudad bajo las sombras de nuevos opresores.

"No vamos a unirse a ti, Nash", dijo Axel, su voz firme. "La ciudad necesita ser libre. No importa lo que venga después. Lucharemos por eso."

Nash lo miró en silencio por un momento. Finalmente, asintió. "Sabía que dirías eso. Pero recuerda, Axel... el caos sigue siendo el único camino hacia el cambio. No todos pueden vivir en un mundo como el que imaginas."

Con un movimiento rápido, Nash activó un dispositivo en su muñeca, y una figura sombría apareció, un dron de combate de última tecnología. "La guerra acaba de comenzar", dijo Nash, dando un paso atrás.

Pero Axel y Max no se dejaron intimidar. La batalla por Metropolis no había terminado. Aunque la ciudad estaba herida, ellos estaban listos para luchar por su futuro, por una nueva era que aún no sabían cómo construir, pero que tenían que comenzar a forjar desde las ruinas.

Con determinación, Axel y Max se prepararon para lo que venía. El mundo había cambiado, pero ellos no serían parte de la maquinaria que lo controlaba. Estaban decididos a ser los arquitectos de una nueva Metropolis, una ciudad que no estaría gobernada por la tecnología, ni por la corrupción, ni por el caos.

En ese momento, mientras la luz del sol comenzaba a asomarse entre los edificios en ruinas, sabían que su lucha apenas había comenzado.



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En el texto hay: thriller, hackers, ciberpunk

Editado: 24.01.2025

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