Cada día más

Mi castillo de arena

Ella se sentía completamente sola. La soledad poco a poco, la iba matando por dentro, cada día más. Su padre estaba en la casa por la tarde, pero era como si no hubiera nadie.

Todo iba para peor hasta que él apareció, el novio de su prima.

“Al fin ya no estaré sola, por las noches al menos”

Él sólo estaría ahí en las noches debido a que se estaba mudando a la misma cuidad que ellas, así que su prima al ser menor de edad su padre le prohibió quedarse con ella.

Los días pasaron y poco a poco hablaban cada vez más, ya era costumbre jugar un poco y después ver una película en el cuarto.

 

La soledad poco a poco se iba desapareciendo conforme él le repartía caricias por sus brazos; sus rostros estaban tan cerca que incluso sus respiraciones chocaban; sus cuerpos estaban tan pegados que ni la pluma de un ave podría pasar entre ellos, el único espacio entre ellos era el de sus labios.

Por unos segundos el mundo ya no existía, sólo estaban ellos dos.

Se acercaron poco a poco hasta eliminar el único espacio que había entre ellos, fue un beso tierno y lleno de cariño, ella no se sentía así desde hace mucho tiempo. Ella era feliz hasta que un recuerdo inundó su mente.

“Él ya tiene novia”

 

Estuvieron juntos hasta el amanecer, llenando las oscuridad de la noche con risas, palabras y besos, estos eran inocentes, pero había también otros con ese deseo de lujuria que todo ser humano posee, a pesar de eso no pasó nada. No durmieron en toda la noche y aún así no se sintieron cansados, incluso se sentían llenos de energía

Ese día él no tubo trabajo así que estuvieron juntos todo el día, compartiendo una casa; un cuarto; una cama.

 

Un par de días pasaron desde esa noche y ella podía notar como el sentimiento de soledad la dejaba, cada día más; aunque nunc por completo, ella sabía que tarde o temprano él se iría a vivir sólo y una vez más estaría sola.

Todos los días pensaba en lo que le estaba haciendo a su prima, “robar novio” nunca había estado en su vocabulario, al menos no hasta esa noche.

 

Él se fue a su trabajo por la mañana al igual que su padre. Ella en la soledad de su casa no para de darle vueltas al asunto, sabe muy bien que él tiene novia y esa persona era su prima, a pesar de que no convivían mucho ella la quería, es por eso por lo que sabía que no se merecía algo así.

“¿Por qué no ser egoísta por una vez?”

Pensó, siempre ponía a los demás antes que ella, al menos por una vez quería que fuera al revés. No le importaba lo que pudiera ocurrir, ella era feliz y era lo único que le importaba.

“Han llorado porque no podían estar juntos debido a su edad”

“Estaba en su casa por lo mismo de la edad, todos días al salir del trabajo se iba con ella, aprovechaban su tiempo juntos”

Esos pensamientos no dejaban de atormentarla, eso era lo que la pareja había vivido antes de que ella lo conociera más.

“¿Sólo me querrá por mi cuerpo?”

Los besos de lujuria que se habían dado dejaban muchas dudas, entre más pensaba en eso menos segura estaba de que él la quisiera como su pareja.

“¿Si sólo soy una compañera de cama?”

Aquella pregunta le aterrorizaba, aunque no tanto como la respuesta; sobe todo porque creía que eso la definiría para relaciones futuras; pero no podía evitarlo, ella lo quería, cada día más.

DEJARLO

O

PREGUNTARLE

 

Tal vez no se debió dejar llevar, pero ya había olvidado lo que era tener a alguien como su pareja y quería recordarlo. No recordaba cómo era sentirse querida por alguien que no fuera un familiar, que le diera un cariño diferente, que la quiera por cómo es y que comparta sus gustos e ideas.

 

Ella no lo pudo dejar y no le preguntó nada; llegó a casa después de salir a caminar un rato para poder despejar sus dudas, la cabeza le daba vueltas, como si la caminata no hubiera cumplid su objetivo; no paraba de pensar en todo lo que estaba pasando, cada día más.

“Me alejaré de él”

Decirlo era fácil, pero el hacerlo, ya no tanto; le molestaba la idea de ya no abrazarlo, besarlo y tenerlo cerca. Al llegar la noche se acostaron en la cama, con al computadora frente a ellos y comenzaron a ver una película, como todas las noches, platicaban de vez en cuando sobre esta; al finalizar ella se dio cuenta de que tenían muchas cosas en común, cada día más, incluso más de lo que admitirían.

Ambos se besaron y nuevamente el deseo de lujuria apareció, después se repartieron caricias por todo el cuerpo con delicadeza, como si estos fueran algo muy frágil y con el movimiento más rápido se romperían; ella se dio cuenta de lo mucho que le gustaba estar con él, no sólo por que la besaba y trataba con cariño, sino también por su compañía.




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