-Prometo escribirte todos los días pero deja de llorar.
-No puedo evitarlo, te voy a extrañar tanto- las lágrimas siguen saliendo sin control y eso me frustra. Después de todo el dolor que he vivido deberían obedecerme las muy desgraciadas, pero no. Sienna Angelina aún tiene la desgracia de convertir sus ojos en una cascada cuando le pasa alguna cosa triste.
-Vamos, rojita- Kristen calla un segundo mientras aún soba suavemente mi cabeza y sé que es porque no sabe qué decir. Nunca ha sido buena consolando gente.
-No digas nada, no es necesario. Sé que me extrañarás.
-Y por eso eres mi mejor amiga, me conoces mejor que yo misma- puedo sentir su risa a través del eterno abrazo aquí afuera del pasillo de abordaje del pequeño aeropuerto de la isla.
Kristen Hamm mi mejor amiga se irá durante cuatro años a Australia para seguir su loco sueño de obtener su título de buceo profesional.
-He escuchado que en Australia hay muchos animales salvajes…
-…pero ya va a llegar la Reina para enseñarles quien manda- Kris se pone sus gafas de aviador negras que contrastan de manera espectacular con su cabellera rubia que si bien es corta, adorna sus finas facciones de una manera que realmente te llama a mirarla.
Olvido completamente lo que tengo que decir pero es obvio que Kris no, ya que me agarra por los hombros y me mira a los ojos como lo hace cuando me va a decir algo muy, muy serio.
-Rojita, escúchame bien y no olvides lo que te voy a decir- yo asiento repetidas veces - Tengo miedo, me voy a subir a ese avión para literalmente volar al otro lado del mundo sola, voy a llegar y me voy a sumergir más de 30 metros en uno de los cinco mares más peligrosos de la Tierra pero quiero que sepas que si pasado mañana llego a morir, lo haré feliz.
Más lágrimas salen por mis ojos y yo ya no hago nada por detenerlas. Sé por dónde va esto.
-Hace un año que Howard se fue y parece que tú te fuiste con él. Si muero en ese avión lo haría feliz porque estoy siguiendo mi sueño, era tu abuelo y parece que yo me estoy llevando su legado con él. Rojita, me voy a subir a ese avión y lo único que quiero que hagas es empezar a vivir. Prométeme que lo harás, por favor.
No puedo, la partida de mi abuelo me dejó muy rota porque de verdad tenía la certeza de que se iba a salvar. Tenía la confianza de que se iba a salir adelante, pero la vida se negó a ser buena conmigo.
Ahora yo no quería hacer nada por ella, ni siquiera por mí.
Y hoy, en medio de los rayos de sol mañaneros y traicioneros de Diciembre, Kristen me mira a los ojos con una intensa suplica en los suyos.
Vivir, es tan relativo.
Yo tengo 19 años y ninguna enfermedad aparente y estoy más muerta que alguien que está sonriendo feliz en alguna cama de hospital mientras el cáncer o la enfermedad que lo aqueje consume su cuerpo.
Kristen me sigue mirando, teniendo fe, esperando una señal afirmativa que sabe, no le voy a dar. Y en este momento me odio como a nada ya que por mi maldita culpa alguien tan perseverante como ella parece rendirse -Está bien, Sienna. Te adoro igual- me abraza fuertemente y yo le devuelvo el abrazo.
-Y por eso eres mi mejor amiga, me conoces mejor que yo mism- es lo único que atino a susurrar
Ella solo suspira y se aparta, una pequeña sonrisa queriendo escapar de su boca –Sienna, de todo corazón espero que la vida quiera esperarte hasta que te decidas, por lo general esa perra es muy impaciente y vengativa, Rojita. Te arrebata lo que más amas si no luchas.
El altavoz anuncia que es la última llamada para su vuelo hasta Buenos Aires, donde hará escala. Es la última vez que la veré en cuatro años.
-Te quiero, rubia.
-Yo más, rojita.
Kristen se gira y empieza a atravesar el pasillo. Yo no me muevo de mi lugar hasta que ella avanza la mitad. Me volteo para seguir mi camino pero hay algo que me impide avanzar, algo que reclama mi atención, algo que me obliga a voltear la vista hasta donde mi mejor amiga se ha detenido. Está mirándome con lágrimas en los ojos y gesticula de manera muy clara, no solo para que mi cerebro lo capte sino para que mi corazón se lo grabe.
Kristen me dice “Vive”.