Cada noche.

Soldadito Marinero.

~Narra René~

 

Si me hubieran dicho “hey René, hoy cambiará tu  vida”. Tal vez no me hubiera molestado en levantarme de la cama.

Mi dirigí nuevamente al centro de la ciudad, pero está vez no iba a ser igual. Al llegar al lugar salude al señor que se encontraba vendido rosas como todos los días. Miré desde lejos a una persona dando vueltas desesperadamente en el lugar en cuál yo tocaba, por un momento creí que era alguien nueva que igual que yo y otros más buscas la forma de salir adelante. Me acerque y a unos cuantos pasos lo reconocí. Era la misma persona que había estada aquí la otra semana.

-Hey te estaba esperando.- Dice con voz ronca.- ¿Te acuerdas de mí?

-Si por supuesto ¿Que ocurre?- Me acerco más al lugar.

-Bueno verás, quiero que hagamos un trató-Dice dudoso.

-¿Un trato?- Pregunto confundido. -¿Que clase de trato?

-Tengo una banda y nos gustaría, quisiéramos que tú estés con nosotros. - Dice - Pero solo si tú quieres, no es obligatorio.

-¿Que clase de banda?

-Es una banda común y corriente, tocamos pop rock.

-No lo se- dude.

-Si no quieres está bien pero te convendría estar con nosotros.

Un convendría cambio todos mis pensamientos, no tardaron ni dos segundos en que yo lo respondiera. Y mi respuesta fue la más obvia.

-Trata hecho hermano.

Extendió su mano para que yo la estrechara en forma de trata cerrado y lo hice.

-Mañana es nuestro ensayo - Puedo venir aquí por ti por la mañana.

-Si me parece buena idea.

-Por cierto me llamo Trevor ¿Y tú?

-Yo me llamo René.

-Bueno, René nos vemos mañana.

Me quedé ahí parado viendo como se marchaba, no sabía si había tomado una buena decisión o no, desconfiaba un poco¿Que tal y era una mentira? Pero que importa si decía no me arrepentiría por un buen tiempo. Pensé en llamarle a Claire pero no quería ilusionarla y que ella pensara que después de esto toda estaria arreglado. Sin embargo, la llamé le propuse vernos hoy por la noche y acepto. Después de ahí no deje de contar los minutos para poder verla, necesitaba a alguien quien pudiera aconsejarme. El señor de las rosas a acerco a mi con cara muy gentil.

-Te regalo estás últimas rosas pero si tú me cantas una canción.

-¿De verdad?

-Si las rosas está en buen estado.

-Esta bien, está bien. Solo por qué tengo una cita al rato.¿Que canción canto?

-Soldadito marinero. Por favor. - dice relajado y feliz.

El camina despacito, que las prisas no son buenas
En su brazo dobladita, con cuidado la chaqueta
Luego pasa por la calle dónde los chavales juegan
Él también quiso ser niño pero le pilló la guerra.

Soldadito marinero conociste a una sirena
de esas que dicen “te quiero” si ven la cartera llena
Escogiste a la más guapa y a la menos buena
Sin saber como ha venido te ha cogido la tormenta...

-Esa canción me recuerda a mi juventud.- dice al finalizar.

-Es muy bonita.

-Si lo se.

-¿Por qué le recuerda a su juventud?

-Eso después te lo diré.

-Bueno ¿Y las flores ?

-Esas después te las daré.

-¿Entonces no hay flores ?

-No todas la vendí- hace una leve sonrisa traviesa.- Pero yo después se las daré a tu chica.

-Pero si usted ni siquiera la conoce.

-Claro que si. Además te irá bien esa banda.-sonrie y se marcha.

 

La tarde se volvió larga y nublada, mis ganas se esfumaron y decide irme. Emprendí mi camino nuevamente a mi casa, las calles transitadas de la ciudad eran mi desesperó. Tomé un atajo, me dirigí a la calle que daba a tiendas de ropa, doble a derecha, nuevamente a la derecha y después a la izquierda. No tarde ni dos minutos en salir nuevamente y seguir camino a casa.

Estacione mi moto enfrente de mi casa, me dirigí a mi cuarto y comenzé con mis deberes de la escuela. Por momentos se me olvida que existía la dichosa escuela, en mi mente solo rodaba un pensamiento que opacaba a los demás. No me despegue de mi escritorio hasta terminar.

La cita con Claire se acercaba, me di un baño rápido, me puse mis pantalones, una camisa cualquiera y mis tenis blancos. Salí nuevamente conduci hasta llegar a su casa. Por suerte ella ya estaba a fuera de su casa y no tuve que esperarla como otras veces.

-Hey ¿Cómo estás ?- pregunto rodeando mi cuello con sus suaves brazos para después besarme.

-Bien, supongo si - contesto.

-Te pasa algo ¿ Me piensas contar?




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