Cada Verano Sin Ti

19

 

Hoy es jueves y había estado evitando voluntariamente a todos.

No quise escribir nada en el chat grupal, no me contacté con Ren y no he visto a John desde que me dejó en mi casa la noche que nos besamos. Sé que debo confrontar mi realidad pero tantas cosas se han acumulado en mi cerebro que no sé qué hacer.

Bajo y Víctor está en el sofá leyendo un libro grande y pesado, con pasta dura. Él me saluda sin quitar los ojos del libro y yo me siento a su lado, sin saber cómo comenzar esta conversación.

Tengo diecisiete años y me siento lo suficientemente mayor para muchas cosas pero de pronto, la vida da vueltas y retrocedo en el tiempo, convirtiéndome en una niña inexperta de nuevo. En estos casos, necesito que alguien me ayude.

No puedo hablar con mamá, la conozco y ella no me hará entrar en razón, mamá aconsejará cosas como “no tienes que hacer nada, vive tu vida y quien se quiera quedar en ella, enhorabuena” ese tipo de consejos funcionan en internet cuando no lo aplicas a tu vida, cuando no estás causando problemas y mucho menos, cuando puedes lastimas a personas que te importan.

Hablar con papá es un NO gigante, él me regañaría por salir con chicos a esta edad. Según él, la mejor edad para comenzar con las citas es a los treinta. Papá jamás lo entendería.

Juliette me reconfortará pero hablaré con ella hasta mañana, hoy no puedo llamarla. Solo los viernes tiene la casa solo para ella y nadie puede escuchar mis confesiones. En estos momentos, extraño a Juliette.

— ¿Estas bien? —pregunta Víctor sin mover la mirada, debe ser un libro muy interesante.

¿Estoy bien? No lo sé, supongo. No estoy mal, ya no me siento abrumada por lo que sea que pasó en la fiesta, ahora mi mente está en otras personas. Está en Ren, en como él me pidió que saliéramos y en lo bueno que es no solo conmigo sino con todos alrededor. Pienso en John, en lo paciente que fue conmigo y en lo segura que me sentí a su lado. También pienso en Michelle, en todo lo que podrá estar pensando de mí.

—No lo sé —respondo finalmente.

Víctor baja el libro y voltea a verme. —Habla conmigo Marie.

Suspiro y tomo un almohadón circular para abrazarlo contra mí. —Víctor, creo que soy mala persona.

Él sonríe. —Marie no eres mala, eres una niña muy buena.

Niego bajando la mirada. — ¿Recuerdas a Ren? ¿El hijo del señor Kethon? —Pregunto y él asiente—, bueno yo, realmente me gustaba y pensé que teníamos una conexión o algo así incluso… lo besé.

No obtengo de Víctor la reacción que estaba imaginando, supongo que al final no se alteró tanto pues a pesar que es una figura paterna para mí de algún modo, no reacciona de la misma manera que lo hubiera hecho mi padre. Víctor solo sigue viéndome, esperando que proceda con la historia.

Lo hago. —Lo besé una vez y me sentí bien, pensé que las cosas estaban sucediendo como debían pero luego —tomo una bocanada de aire—, en la fiesta que fui la última vez, un chico me acorraló contra la pared y estoy segura que quería hacerme daño y…

Ahora sí, Víctor se altera. — ¿Qué? —Deja el libro a un lado—, ¿Qué pasó? ¿Te lastimó?

Niego varias veces para tranquilizarlo. —No, no me hizo nada —le digo—, en ese momento llegó John, ya sabes… John —Víctor asiente recordando a John—. Él me ayudó, yo estaba muy alterada y me llevó a la playa para tranquilizarme, yo solo… a su lado me sentí bien. Quería quedarme con él y lo besé.

Víctor no reacciona, solo me mira sin cambiar de expresión.

—Es por eso que soy mala persona, estoy jugando con dos chicos pero no quiero, digo… además, a mi amiga Michelle le gusta John, me lo dijo y yo aun así hice eso.

Las lágrimas se me acumulan en los ojos, muerdo mi labio evitando llorar pero Víctor hace un gesto y me deja llorar sin vergüenza. Con cuidado se acerca a mí y da unas palmadas en mi espalda mientras yo sigo llorando. Luego de calmarme él asiente y me pide que espere mientras se levanta y camina hasta la cocina, regresa con un vaso de agua y una servilleta de papel.

Tomo un sorbo y limpio mis mejillas. —No sé qué hacer ahora —confieso.

Víctor suspira. —Marie, hay muchas cosas que quiero decir. Primero, eres joven y estas cosas suceden, seguro no querías que las cosas marcharan de esa manera pero están comenzando a vivir, es válido fallar —sonríe suavemente—, segundo es, a veces creemos tener una conexión única con alguien y luego llega otra persona y desordenada todo lo que hemos construido pero está bien, tienes derecho a estar con la persona que realmente quieres aun si eso significa causar un poco de dolor en otras personas.

—No quiero lastimar a nadie —replico.

Víctor pasa su mano por su mentón. —Nadie con moral y conciencia quiere causar daño pero en el amor, en la lucha por el verdadero amor, las cosas no son fáciles —parece que quiere decirme algo más pero cierra la boca y mueve la mirada—, además esta es tan solo una de las muchas experiencias que vivirás con muchachos, lo mejor que puedes hacer es seguir a tu corazón.

¿Seguir a mi corazón? No sé qué quiere mi corazón.

Sé que es muy egoísta de mi parte pero no quiero alejarme ni de Ren ni de John. No puedo tenerlos al mismo tiempo pero, ¿Por qué habría de apartarme de alguno de ellos cuando ambos me hacen sentir como nadie? No es justo, si los hubiera conocido en otros lugares, si John estudiara conmigo y Ren me hubiera hablado desde mucho antes, tal vez esto no estaría sucediendo.

Tal vez necesito tomar responsabilidad por mis acciones y dejar que las cosas caigan por su propio peso.

—Se lo diré —afirmo—, a Ren, le diré lo que hice y a John le diré que cuando nos besamos estaba saliendo con Ren y que no me siento bien, él… creo que sospecha que me gusta Ren.

—Me voy en unos veinte minutos al gimnasio, ¿Quieres venir conmigo para que hables con John? Estoy seguro que estará en el restaurante.




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