DEXTER ACEVEDO
Sevilla, España
Mónica se mueve de un lado a otro, tiene un cepillo en la mano y dicta ordenes claras a los estilista que atienden a mis hermanas.
Llevo un traje formal de color negro, la chaqueta del traje tiene un diseño clásico con solapas de muesca, que son los pliegues de la tena en la parte frontal de la chaqueta, es una prenda sencilla lo que se puede identificar por la única fila de botones en el frente.
Debajo de la chaqueta una camisa de vestir blanca con cuello rígido en la parte superior, un corbatín negro que complementa el traje junto a un pantalón de corte resto y confeccionado por la misma tela que la chaqueta.
Veo de reojo a mis hermas, ambas visten un traje de longitud hasta la rodilla con una falda acampanada, la parte superior del vestido parece estar hecha de una tela rosa con una capa superior trasparente que tiene detalles lunares. Las mangas largas también están hechas de este material trasparente, la parte de la falta tiene múltiples capas, incluyendo un forro de tul que le da volumen y una capa superior de un color más claro con acentos brillantes, además hay una banda más oscura en el dobladillo de la falda que contrasta con los tonos rosados más claros del resto del vestido.
Efectivamente tener una madre que sabe de moda tiene sus ventajas, ya que puedo identificar con facilidad los tipos de prendas o reconocer con asertividad las combinaciones únicas.
-Mónica, llegaremos tarde –habla enojado mi padre
-Ya casi estamos.
Lleva diciendo eso desde hace dos horas y hasta ahora las están peinando.
Hoy se celebra una gala benéfica, la cual recauda fondos para las distintas sedes de apoyo social.
- ¿Cómo me veo hermano?
Miro mi costado encontrándome a Lizette, le han hecho un moño alto que no deja escapar ningún mechón rubio.
-Estas hermosa.
- ¿Y yo? –se acerca Araceli
A la pequeña de cabello miel le han hecho una coleta baja.
-También estas hermosa.
- ¿Estamos hermosas papi? –preguntan al unísono
Veo la intención de Matteo para rodar los ojos, pero la mirada dulce de las gemelas se lo impide haciendo que suspire.
-Si niñas, están hermosas –mira su reloj - ¡Mónica apúrate o te dejo!
Mi madre termina de mirarse en el espejo, alegando que mi padre no tiene paciencia, toma de la mano a mis hermanas saliendo de la casa mientras que la pareja discute a nuestras espaldas.
- ¿Vamos a ver a Braelyn? –pregunta Araceli
-Probablemente –digo mientras les abro la puerta del auto
- ¿Habrá comida? –cuestiona Lizette
-Darán aperitivos.
- ¿Pondrán música?
- ¿Habrá entretenimiento?
- ¡Madre como se apagan estas cosas!
Cierro la puerta dejando a mis hermanas con la palabra en la boca, aunque Lizette no demora en bajar el vidrio y empezar a regañarme por cerrarles la puerta en la cara.
-No tienes paciencia –aparece Mónica –Y así quieres hijos.
Rodea el auto al tiempo que Matteo le abre la puerta del otro lado, subo de copiloto esperando a que mi padre haga lo mismo para irnos ya.
-Mama, Dexter es un grosero –alega Araceli
-Y ustedes parecen unas cotorras mojadas.
- ¡Mama! -chillan ofendidas
-Pónganse los cinturones –ordena impaciente Matteo
Las gemelas no dejan pasar mi comentario y en todo el camino se la pasan quejándose, estoy tentado a meterlas en el baúl para dejarlas de escuchar.
Una vez que pasamos por la alfombra donde los paparazis se disponen a hacer preguntar o tomar fotografías, entramos al amplio vestíbulo con suelos de mármol brillante y una gran escalera de caracol que conduce a los balcones superiores.
Las paredes están adornadas con paneles de madera oscura y espejos dorados que reflejan la luz de los candelabros de cristal.
El salón principal es una vasta cámara con techos altos sostenidos por columnas corintias, grandes arañas de luces cuelgan del techo, bañando la sala en una luz cálida y acogedora. Las mesas redondas, cubiertas con manteles de satén blanco, están dispuestas de manera ordenada alrededor de una pista de baile.
En un extremo del salón, un escenario está preparado para la orquesta y las subastas.
Corro las sillas para que Araceli y Lizette tomen asiento, papa le agradece al encargado que nos guio a nuestra mesa, Mónica pasa repetitivas veces su mano por su cabello ondulado, a ella la apariencia siempre le ha importado.
-Hermano.
Miro a la pequeña que me llama.
- ¿Dónde se encuentra el baño?
- ¿Tienes que ir?
Me preparo para levantarme.
-No, solo quiero saber.
Chasqueo la lengua.
-No sé –hablo
-Si sabes –acusa Lizette
-Pero no les diré.
- ¡Mama!
-Compórtense niña –regaña Mónica
Les sonrió con triunfo.
Dejan una copa de champan delante de cada uno y para las gemelas una copa de jugo.
Reconozco a algunas personas en el lugar, las mesas se van llenando y pronto iniciara la velada.
-Mira, ya llego Braelyn.
Automáticamente giro mi rostro a la entrada, donde evidentemente los Toledo se encuentran, me enfoco en la mujer con el vestido de alta costura que evoca elegancia y sofisticación.
Se trata de un vestido largo hasta el suelo, con un diseño refinado, presenta un escote corazón pronunciado con tirantes delgados que conducen a un corpiño ajustado, destacando la cintura de manera exquisita.
La falda es particularmente llamativa, comenzando en la cintura y extendiéndose hacia el suelo con una silueta en A, posee una abertura alta en un lado que se extiende hacia el muslo, añadiendo un elemento audaz y sensual al diseño.
El tejido parece suave y ligero, con un brillo sutil que sugiere que podría estar hecho de satén o un material similar, teniendo un color rosa palo, lo que contribuye a su apariencia sofisticada.