Cadenas de Cristal

Capítulo 4

La carretera era un desastre. 

La minivan había derrapado en una zona solitaria y de poco tránsito, siendo rodeada por un pequeño bosque de altos robles y abundante vegetación. Podía ver los cuerpos tendidos de los oficiales en medio de la pista con sangre a su alrededor.

- ¿Están muertos? 

- ¿Tú qué crees? - respondió con su típica sonrisa sabelotodo

Mierda, por como se veían estaban más que muertos. Hasta podía imaginarlos bailando en el infierno. Mi cara era de horror puro. Nunca había visto un cuerpo inerte y menos con ese líquido viscoso que me daba náuseas.  Me acerqué un poco más para detallar los cuerpos con cautela de que alguien nos viera y … las heridas que desprendían la sangre se encontraban en la pantorrilla de los sujetos, pero también se podía observar signos de asfixia en el cuello.  Me acerqué un poco y vi sus pechos. 

Estaban vivos.

- No los mataron - afirmé asombrada

- Por supuesto que no Mer, estamos en una misión de rescate, no de masacre - dijo Beatrix mirando a todos lados para asegurarse que estábamos solas - Es mejor que nos vayamos, Sergio está herido y no creo que Dorian sepa lidiar con sangre.

- ¡¿Dorian qué?! - no tuve respuesta alguna por parte de mi acompañante que me arrastró por el bosquecito para adentrarnos y escondernos lo más rápido posible. A lo lejos se escuchaban las sirenas policiales que se acercaban a la zona del incidente.

Corrimos entre los robles que se alzaban imponentes en el área y el sonido de los pajaritos daban un ambiente tenso y misterioso de huida. Logramos llegar a un arbusto gigante, donde nos sumergimos al escuchar las pisadas que nos seguían. Traté de regular mi respiración, haciendo pequeños ejercicios de inhalación y exhalación, para que no me encontraran.

Bea tenía consigo una pequeña pistola que recargó en caso nos atacaran. Esta versión de mi mejor amiga era muy distinta a la chica tímida que conocí en la preparatoria. Esta exudaba seguridad, como si hubiese sido entrenada para esto. 

Las pisadas  se escuchaban más fuertes y claras, contuve la respiración cuando los sentí muy cerca. - No pudo haber escapado tan rápido - aseguró mi nueva pesadilla “Ryan Johnson está aquí”. Quería sollozar de temor, ese hombre si me encontraba no me llevará a la cárcel, simplemente me matará y excusará mi muerte como abatimiento en combate.

Siguieron moviéndose los hombres por la zona. Se calculaba por el sonido que eran unas 10 personas que buscaban en lo recóndito de este bosque. Bea trataba de calmarme dulcemente - Tienes que callarte o sino moriremos y todo el esfuerzo que hicimos por salvarte será en vano - susurró sinceramente

- Como que el consejo llegó muy tarde - dijo una voz detrás de nosotros. 

Dios bendito, si quieres llevarme, hazlo de una vez.

Ni pude voltear  a conocer el rostro del hombre cuando se abalanzó sobre mí agarrando mi cintura para inmovilizarme. Bea quiso reaccionar disparándole, pero mis gritos habían alertado a los demás que empezaron a arremeter con disparos hacia nuestra dirección. Mi amiga se refugió en una gran roca y comenzó a disparar de vuelta. Por mi parte, comencé a patalear y dar codazos mientras el tipo me arrastraba alejándonos del bullicio del enfrentamiento.

Estaba asustada y preocupada por Bea, se había quedado sola enfrentando a unas 5 personas armadas y con ganas de matar. Luché por golpearlo,《a las bolas》me mentalizaba, pero a cada intento de patada, apretaba mi pecho dejándome sin aire. 

Tenía una fuerza bruta.

- ESCUCHA - digo jadeando del cansancio - Tengo algo que decirte 

Al ver el cese de mis movimientos, el sujeto se acercó más a mí para poder escucharme mejor - -¿Qué quier…? - No esperé más y con toda la fuerza que tenía, golpee su nariz con mi cabeza haciendo que me tire al suelo para sobarse la zona afectada y detener la hemorragia - ¡Maldita loca!

Me levanto con rapidez y con la adrenalina del momento, le meto una patada en los testículos que lo deja tirado en el piso con gritos de dolor. Para asegurarme,  cogí una rama seca que se encontraba cerca mio y lo golpeé en la cabeza dejándolo inconsciente. O eso creía.

Agradecida con las películas de acción que me hacía ver mi hermano.

Con mi nueva arma en mano, estaba lista para ayudar a mi amiga. No me había alejado tanto de nuestro escondite inicial. En el césped, podía ver rastros de sangre y casquillos de balas, los cuerpos de algunos oficiales yacían en el suelo y cerca de un riachuelo, se encontraba Bea luchando cuerpo a cuerpo con tres oficiales, al parecer los últimos en pie. 

La agilidad de mi amiga era impresionante, parecía que bailara al compás del silencio y los quejidos. Los puñetazos eran precisos y las patadas eran inesperadas para alejar al oponente con un dolor nefasto en las costillas. Aunque, enfrentarse ante tres  personas corpulentas desgastaba todas sus fuerzas, empezando a fallar y recibiendo golpes dolorosos.

Apurada, trato de acercarme para ayudarla y noquear a los hombres por sorpresa, pero no pude moverme ni un centímetro al sentir el frío metal de una pistola en mi nuca. El aliento caliente del individuo en mi oído era escalofriante y sentí como su mano me quitó el palo y con la otra me volteó para que lo mirara, apuntando, ahora mi frente.



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En el texto hay: secretos, sexo amor, busqueda del asesino

Editado: 23.09.2021

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