Cadenas Del Alma

Los Gemelos Del Bosque

En el sombrío corazón del bosque de Ébano, dos hermanos gemelos, Aldric y Elric, habitaban en una cabaña de piedra olvidada por el tiempo y los hombres. Su existencia estaba envuelta en misterio, y los aldeanos de las proximidades evitaban aquel lugar, temerosos de los rumores que lo rodeaban.

Se decía que los gemelos poseían habilidades oscuras y un vínculo con lo sobrenatural, manifestado en sus penetrantes ojos azules que brillaban con una intensidad inhumana.

Una noche, cuando la luna llena bañaba el bosque en una luz fantasmal, un extraño llegó al pueblo cercano. Era un hombre de mediana edad, con un aire de nobleza desvanecida y una expresión de desesperación en su rostro. Su nombre era Sir Edwin, un aristócrata caído en desgracia que buscaba respuestas sobre la desaparición de su esposa, Lady Evelyn. Los rumores lo habían llevado al bosque de Ébano, donde se creía que fuerzas oscuras retenían a los desaparecidos.

Sir Edwin se dirigió a la taberna local, donde los aldeanos lo observaron con una mezcla de lástima y temor. Pidió información sobre los gemelos y su morada, y aunque al principio nadie quiso hablar, finalmente un viejo le narró la leyenda de los hermanos.

"Hace muchos años," comenzó el anciano, "una bruja fue quemada en la hoguera cerca del bosque de Ébano. Antes de morir, maldijo a los aldeanos, jurando que sus descendientes sufrirían por su crueldad. Poco después, nacieron Aldric y Elric, hijos de una mujer de la aldea. Desde su nacimiento, mostraron habilidades que nadie podía explicar. Su madre murió misteriosamente cuando ellos eran aún niños, y desde entonces, los gemelos han vivido solos en el bosque. Algunos dicen que son la reencarnación de la bruja, otros que tienen el poder de comunicarse con los muertos."

Intrigado y desesperado, Sir Edwin decidió aventurarse en el bosque aquella misma noche. Con la luna llena como su guía, se adentró en el sendero oscuro, ignorando las advertencias de los aldeanos. El silencio del bosque era sobrecogedor, roto solo por el crujido de sus botas sobre las hojas secas.

Finalmente, llegó a la cabaña de los gemelos. La estructura parecía surgir de la misma tierra, con enredaderas cubriendo sus paredes y el techo de paja. Sir Edwin golpeó la puerta con firmeza, y pronto esta se abrió, revelando a Aldric y Elric. Sus ojos azules resplandecían en la penumbra, y una leve sonrisa cruzó sus labios pálidos.

"Te estábamos esperando," dijo Aldric con una voz suave pero llena de poder.

"Sabemos por qué has venido," añadió Elric, dando un paso atrás para permitirle entrar.

Sir Edwin, sin otra opción, entró en la cabaña. El interior estaba decorado con artefactos antiguos y extraños símbolos pintados en las paredes. Una gran mesa de madera ocupaba el centro de la sala, cubierta de velas encendidas y un libro de aspecto antiguo.

"Buscas a Lady Evelyn," dijo Aldric, tomando asiento y señalando a Sir Edwin que hiciera lo mismo.

"Hemos visto su espíritu vagar por el bosque," continuó Elric, "atrapada entre este mundo y el más allá."

"¿Cómo puedo salvarla?" preguntó Sir Edwin, su voz quebrada por la emoción.

Los gemelos se miraron, sus ojos brillando aún más intensamente. "Para liberar su espíritu, debes enfrentar al origen de la maldición," dijo Aldric. "Debes ir al lugar donde la bruja fue quemada y realizar un ritual de liberación," explicó Elric, abriendo el libro antiguo y mostrando a Sir Edwin las instrucciones detalladas.

El ritual debía realizarse a medianoche, bajo la luz de la luna llena. Sir Edwin tomó el libro y los materiales necesarios, y se dirigió al claro donde la bruja había encontrado su fin. El lugar emanaba una energía oscura y opresiva, y mientras preparaba el círculo ritual, podía sentir los ojos invisibles observándolo desde la oscuridad.

Cuando el reloj marcó la medianoche, Sir Edwin comenzó a recitar las palabras del libro, invocando a los espíritus antiguos. A medida que hablaba, el aire a su alrededor se tornó frío y denso, y una figura etérea comenzó a materializarse frente a él. Era Lady Evelyn, su rostro pálido y su expresión llena de sufrimiento.

"Evelyn," susurró Sir Edwin, extendiendo una mano hacia ella.

Antes de que pudiera tocarla, una fuerza invisible lo empujó hacia atrás. La figura de Lady Evelyn se desvaneció y, en su lugar, apareció la bruja, riendo con una voz que resonaba como el eco de la muerte.

Insensato!" gritó la bruja. "Tu amor te ha llevado a tu perdición. Ahora te unirás a tu esposa en la eternidad."

Sir Edwin sintió cómo el frío se apoderaba de su cuerpo, y su visión se volvió borrosa. Los gemelos habían cumplido su promesa de ayudarlo a encontrar a Lady Evelyn, pero habían omitido el precio a pagar.

Con su último aliento, comprendió que había sido un peón en un juego mucho más grande y oscuro de lo que jamás había imaginado.

En la cabaña de los gemelos, Aldric y Elric observaron la luna llena con satisfacción. El sacrificio había sido aceptado, y el poder de la maldición se había fortalecido una vez más.

Los aldeanos seguirían temiendo al bosque de Ébano, y los gemelos continuarían reinando en las sombras, aguardando a la próxima alma desesperada que buscara su ayuda.

FIN
 




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