Cadenas Invisibles

ALGO IMPOSIBLE

Finalmente, llegó el día. Ese día cargado de una expectativa casi dolorosa, el día de comprarle su regalo. Fui a la tienda con una ilusión que rozaba la fantasía, una burbuja frágil de esperanza. Cada paso me acercaba a la posibilidad de ver una sonrisa genuina en su rostro, de que esta vez, mi esfuerzo no terminara olvidado en el fondo de un cajón, junto a tantos otros intentos fallidos. Quería que este regalo fuera diferente, que fuera un símbolo de mi amor incondicional, un puente hacia un futuro que, en mi mente, aún podíamos construir juntos.

Mientras caminábamos, mi tía, siempre atenta y práctica, me bombardeaba con preguntas sobre el viaje. "¿Llevas suficiente ropa?", "¿Has pensado en el clima?", "¿Necesitas comprar algo más?". Yo respondía con monosílabos, mi mente orbitando únicamente alrededor del regalo de Mario. Mi corazón latía con fuerza, dividido entre la emoción y una punzada de nerviosismo. ¿Y si no le gustaba? ¿Y si, a pesar de todo, volvía a decepcionarse?

Al entrar en la tienda, una oleada de ansiedad me invadió. Había algo crucial que había pasado por alto en mi obsesión por la perfección: ¡no sabía la talla de camiseta de Mario! El pánico me atenazó por un instante. ¿Cómo podía haber olvidado un detalle tan básico? Recorrí las perchas, observando las diferentes tallas, sintiéndome completamente perdida. Fue entonces cuando vi a Jorge, un amigo del instituto. Aunque sabía que él y Mario no se conocían en persona ni se llevaban bien, recordé que Jorge y Mario median prácticamente igual, y por eso, Jorge podía servirme de referencia para la talla. Respiré aliviada.

—¡Jorge! —lo llamé, sintiendo un leve sonrojo. Me sorprendió verlo allí, pero fue un alivio inmenso.

Se giró, con una expresión de sorpresa al verme. —¡Daniela! Qué casualidad. ¿Todo bien?

—Sí, sí, bueno... Verás, estoy aquí comprando un regalo para Mario y se me ha olvidado preguntarle la talla de la camiseta. Como tú y él sois de la misma altura, ¿tú por casualidad no sabrás qué talla usáis? —le pregunté, esperando que no se riera de mi despiste y que el ambiente no se tensara demasiado por el simple hecho de nombrar a Mario, a quien sabía que no tragaba.

Él sonrió, un poco por lo bajo, quizá notando mi incomodidad y la situación tan peculiar. —Sí, claro. Normalmente usamos la talla L, así que con esa deberías acertar. ¿Qué le vas a comprar?

—Una camiseta de su equipo favorito —respondí, intentando sonar casual, aunque mi voz me traicionaba con un matiz de ilusión.

—Ah, ¿sí? ¿Y cuál es? —preguntó, con genuina curiosidad.

—El equipo de aquí, de nuestra zona —dije, sintiendo un nudo en el estómago. La mentira de Mario sobre ser fan de un equipo local, tan obvia para mí en ese momento, me hizo sentir incómoda.

Jorge me miró extrañado, su ceño se frunció por un segundo. —El equipo de aquí, ¿eh? Qué raro. Ahora que lo pienso, me suena que hace como un año me dijiste que a Mario le gustaba mucho el baloncesto, no el fútbol. Pero bueno, cada uno con sus gustos, supongo.

Esa pequeña frase de Jorge, dicha casi al pasar, fue como un jarro de agua fría. Me quedé helada. ¿Mario siempre había sido de otro deporte? ¿Me había mentido solo para que le comprara una camiseta de fútbol? La burbuja de esperanza que había inflado se desinfló de golpe. Sentí una punzada de decepción y rabia.

Con esa información, y un respiro que no era de alivio sino de pura desilusión, me dirigí a la caja. Mientras pagaba, sentía una mezcla extraña de satisfacción por haber conseguido el regalo, y una persistente inquietud por la mentira de Mario. El regalo estaba hecho, pero la pregunta seguía ahí, latente: ¿sería suficiente para arreglar lo irremediable, o solo era otro parche en una relación que se desmoronaba? El viaje a Canarias, que antes me parecía una escapada idílica, ahora se teñía de un color incierto, lleno de dudas y presagios.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.