Con el paso de los días los rumores no hacían más que crecer y cada uno era peor que el anterior. Desde que habían hecho nuevos descubrimientos hasta que se iban a llevar al profesor de lengua porque un alumno tenía un padre en la empresa y se quería vengar de algo. Los profesores solo escuchaban y ninguno se había atrevido a hacer un comentario de la futura y cada vez más cercana reunión.
En clase de matemáticas había salido el tema.
- Dicen que es su culpa.
- No, la Agencia no tiene la culpa. Ellos solo intentan averiguar la verdad.
- ¿Entonces qué hacen aquí?
Los de la fila de detrás no paraban y se habían pasado ya más de diez minutos debatiendo el tema sin llegar a ninguna conclusión. Todos los de alrededor estábamos más atentos a sus palabras que las del profesor y ahí fue cuando sucedió.
- Veo que mis palabras ya no interesan- dijo el profesor.- Parece que voy a tener que actualizarme, ¿alguna idea?
Se había acercado a sus mesas y al acabar dió media vuelta y se volvió a dirigir a su sitio. No se esperaba que nadie le fuera a responder por eso cuando los mismos chicos contestaron se paró a mitad camino.
- Tal vez si nos cuentas algo de lo que pasa prestamos mas atención. Dicen que tiene que ver con Lux, ¿ eso es verdad?
La pregunta dió libertad para que todo el mundo interviniera.
- Eso es imposible, hace más de 50 años que no aparece Lux. La última vez mis padres eran pequeños.
- Pues tus padres tendrán tu edad porque no hace mucho desapareció un niño- la primera parte sacó las risas de algunos pero otros fueron a contestarle.
- Eso fue una desaparición normal, se sabe que Lux no afecta a los niños.
- ¿Se sabe o lo quieres creer?
Todos hablaban, uno encima del otro, y mientras todo esto pasaba el profesor se había quedado callado y pálido. No sabía a quién mirar, parecía que estaba en un partido de tenis, viendo a unos y a otros discutir y rebatirse. Daba la sensación de que tenía miedo de hablar, de decir algo y equivocarse o de decir más de la cuenta. La clase no volvió a recuperar el ritmo ya que el profesor se quedó mirando, blanco, hasta que acabó.
Esto había pasado un martes pronto por la mañana y ocasionó que durante todo el día la gente interrumpiera y preguntara sobre Lux, todos intentando sacar algo de los profesores. Algunos tenían la misma reacción de miedo, otros mandaban callar y seguían con la clase pero ninguno dió su opinión ni dijo lo que de verdad había pasado.
El miércoles parecía que la universidad había cobrado vida. Todos los pasillos estaban llenos de gente, alumnos que llevaban meses sin ir habían aparecido solo para ver de qué se trataba.
Nadia y yo habíamos quedado en la entrada de la universidad para entrar, desde fuera ya se podía ver a la gente pero cuando llegamos al salón eso era imposible.
El salón se utilizaba de forma habitual para reuniones ya que era el único espacio lo suficientemente grande para acoger a tanta gente. En la parte de delante habia una pequeña tarima y todo lo demas estaba ocupada por unas sillas que se podian retirar, debido a ello algunas veces había sido usado como sitio deportivo incluso.
Como pudimos fuimos entrando para buscar un sitio.
-¡Nadia! ¡Ada! ¡Aquí, aquí!
Toda la zona de alrededor se dió la vuelta, parecía que iban a matar a Jess con los gritos que daba. Nos había visto entrar desde la otra punta y estaba casi subida a la silla mientras levantaba el brazo para llamarnos.
Conforme nos acercamos pudimos ver que había guardado dos sitios para nosotras a su lado. Cuando estuvimos sentadas a Nadia le sonó el móvil. Al ver el mensaje le cambió la cara, le salió una sonrisa e intrigada se puso a mirar en todas las direcciones, parecía estar buscando a alguien.
- ¿ A quién buscas con tantas ganas?- Le preguntó Jess.
- Nada, que he hablado con Logan y me ha dicho que ha vuelto a ver al chico ese aquí. Estoy buscando si lo encuentro, tengo curiosidad, me ha dicho que no viene a esta universidad.
No sabía cómo podía diferenciar a los que iban a nuestra universidad y a los que no, después de todo era imposible conocerlos a todos a no ser que destacaran, eso era lo que pasaba con Nadia, una chica guapa, alta y rubia no pasaba desapercibida.
A Jess y a mí, en cambio, nos reconocían por ir con Nadia, éramos más normalitas. Jess no era bajita pero tampoco muy alta y tenía el pelo de color castaño, llamaba más la atención por la ropa que llevaba de vez en cuando.
Cuando me veían a mí lo único que se apreciaba eran unos ojos pardos oscuros, casi completamente marrones y un pelo negro oscuro que al sol parecía brillar un poco con un tono rojizo.
-¡Allí, lo he encontrado! - Parecía que Nadia acababa de recibir un premio.- Está en aquella esquina, junto al otro chico. Me ha dicho Logan que se llama Lei o Ray o algo así. ¡Ray creo que era, si!
Jess y yo nos giramos a una de las esquinas del salón a ver donde señalaba Nadia y efectivamente, allí estaba.
Nadia había acertado en la descripción, era increíblemente precisa, rubio dorado que parecía besado por el sol y unos ojos oscuros, casi negros. Además, parecía ir acompañado de un amigo.