- Nosotros nos tenemos que ir. La vida sigue - ojalá se le fuera la sonrisa de la cara en algún momento. Le gustaba ponerme de los nervios.
Henry y él se levantaron y empezaron a recoger sus cosas. Hasta ese momento no me había fijado que los dos llevaban sombreros. En conjunto con el traje daba una imagen de época pero según me habían dicho era la imagen de esa época.
Los dos se despidieron de Alice, que se quedó sentada conmigo.
- Nos vemos Ada. Ha sido un placer conocerla.
Conforme hablaba inclinó el sombrero para despedirse.
- Ha sido un gusto para mí también Henry.
Parece que la caballerosidad y la educación seguía en la época.
- Nos vemos Roja. Ya te enseñaré lo divertido de por aquí. Creo que no voy a poder evitarlo.
Roja.
Me ha llamado Roja.
Noté como la cara me ardía. Me sentía entre enfadada y avergonzada pero no reaccioné.
Lo único que pude hacer fue respirar para calmarme. Quería que saltara y no le iba a dar el gusto.
- Y yo que te creía más inteligente. ¿No se te ha ocurrido otra cosa? ¿En serio?
La respuesta le pareció aún más divertida.
- Adiós Ada. Nos vemos.
Se seguía riendo mientras salía por la puerta.
Pasaron unos minutos hasta que nos quedamos solas Alice y yo, las dos en silencio.
- ¿Puedo preguntarte una cosa?- Alice asintió, esperando a que continuara. - Has dicho que cada cinco años aparecen viajeros en la ciudad, ¿cómo es que no lo sabíamos?
Ante esto ella suspiró.
- Sabes, esa pregunta me la haceis todos los que llegáis y no podemos responderla, no lo sabemos.
Parecía que iba a quedarme sin respuestas.
- Sabemos de la existencia de la Agencia, como todos vosotros pero no tenemos su información y solo podemos teorizar. En este caso, siento decepcionarte pero ninguna de ellas nos convence a nosotros, menos a ti.
Exactamente, no tenía respuestas.
- Lo que podemos decirte es que la misma lista que recibís vosotros nos llega a nosotros y que sabemos quién viene antes de que llegue. Por eso supe quién eras cuando te conocí.
- ¿Ha llegado alguien más? Era una lista, ¿no? Tiene que haber más gente.
- No recibimos a todas las personas aquí. Se reparten entre diferentes sitios. Así es más fácil controlarlo. Sería un poco extraño que aparecieran tantas personas en mi casa cada cinco años.
Alice se levantó de la mesa y fue a coger una caja que había en el armario.
- Ahora vamos a centrarnos en lo que se viene. Si tienes preguntas, dímelas cuando quieras. Pero tenemos que empezar a prepararte.
-Por eso se han ido, ¿no?
Eso la hizo sonreír.
- Creo que ni en tu mundo ni en este a esta clase de hombres les gusta estar presente para esta conversación. Pero antes vamos a arreglar unas cosas.
Vi como abría la caja y sacaba unos papeles. Mientras los ponía en la mesa cogí uno.
Intendencia de la policia provincial de Fothram
Carta de seguridad por el presente año 1815 a favor de Ada Miller, de esta vecindad, que vive en Fothram, nº 8 cº Crescent.
Dada en 20 de febrero de 1815.
Al final había un hueco en blanco para la firma del portador y, al lado, la firma de la policía.
A su derecha, se encontraba una columna con líneas vacías para rellenar.
- Vas a tener que rellenar una parte pero hemos dejado hecho todo lo que podíamos adelantar. Para no darte tanta faena.
Ella seguía mirando entre los papeles pero levantó lo justo la cabeza para darme una pluma y que pudiera acabar de completar el documento.
Miré la pluma como si fuera un extraterrestre. No había usado una en mi vida. Pero bueno, tocaría aprender. En esta época bolis no existían, para mi desgracia.
Cogí uno de los papeles en blanco y empecé a escribir todo lo que se me ocurría:
Hola, soy Ada
ada, AdE, Adidas, Alas, AgUs...
Escribí miles de tonterías y me costó acostumbrarme a escribir ella pero al final pude completar el papel.
Edad: 21
Estatura: ¿con tacones o sin tacones? Es una cuestión importante.
Estatura: 1,63
Pelo:
- ¿Cómo escribo el color del pelo: rojo o pelirrojo u otra cosa?
- Mmm, rojo.
Pelo: Rojo
Ojos...
Volví a coger el espejo para mirarme y asegurarme de lo que había visto.
Ojos: Verde
Cara, ¿Qué ponía yo aquí?
Abrí la boca para preguntar pero antes de que pudiera emitir palabra me respondió.
- Cara redonda.
Cuando levanté la cabeza del papel me estaba mirando riéndose, ya se imaginaba la pregunta.
- Te queda una, acaba y hablamos de lo demás.
Color: ¿blanca?
Alice se había levantado y miraba por encima del hombro. Así que la miré esperando que lo aprobara.
- Perfecto, ya lo tenemos. Esto va a ser tu pasaporte. Iré a que te lo aprueben y cuando esté lo llevarás siempre encima. No queremos que te manden al calabozo tan temprano.
- Sabe mucho de esto. ¿A que se dedica?
- Trabajo en bufete de abogados. Soy algo asi como la secretaria.
- ¿Algo así?
Parecía que no era lo que quería porque le costó responder.
- Era el bufete de mi marido. Llevo años con él y está a nombre de mi familia pero no puedo trabajar porqué no tengo la licencia. En tu mundo es diferente pero aquí seguimos sin poder ir a la universidad.
Ante eso hice una mueca. No sabía que iba a hacer en este mundo si no me dejaban hacer nada. Mal empezábamos.
- Después de que mi marido muriera tuve que cerrarlo una temporada. No tenía a nadie que pudiera abrirlo. Menos mal que Henry y, más tarde, Diego se hicieron cargo. Era la única forma en la que podía mantenerlo.
Espera, ha dicho Diego.
- ¿Diego? ¿El mismo que se ha pasado una hora molestándome ? ¿Abogado?
Esto la hizo reír.
- No es tan malo y puñetero como se muestra. Solo que está peleando con un amigo y llegaste mientras hablábamos de ello. Digamos que le pareció gracioso chincharte, pero dale una oportunidad. Es buen chico.