No me moví del banco hasta que Diego me hizo levantarme. Debían de ser las tantas de la noche y hacía frío, lo sabía porque estaba temblando pero yo no lo notaba.
Diego llevaba un rato echándome miradas preocupadas, le había visto algunas veces abrir la boca para preguntar pero no se había atrevido. No quería que volviera a llorar.
Paseamos por las calles de vuelta a la casa despacio, con su mano en mi cintura. Una vez nos situamos frente a la fachada me paré en seco y respiré. ¿Estaba preparada para volver a entrar? La respuesta la tenía clara. No ¿Tenía elección? Esa también la sabía. No
Al entrar pasé todo lo rápido que pude por el recibidor y el salón hasta llegar a la cocina, que no me recordaba a la conversación anterior. Cogí un vaso de agua y me quedé mirándolo, de pie.
Diego debió haber avisado a Alice porque vino junto a Henry con cara de preocupación.
- Ada, cariño - ¿Cómo podía cambiar tanto por momentos ? Antes había estado discutiendo con Diego sobre mí y ahora estaba mirándome preocupada. No podía mentir tan bien. - ¿Estás bien?
No, no lo estaba.
No pude evitar quedarme mirando a sus movimientos, su forma de hablar. ¿Había sido todo falso? No querían que me enterara de las cosas, ¿Por qué? ¿Quería averiguarlo? Ya me habían destrozado lo suficiente, ¿podía soportar más?
Los dos se quedaron haciéndome compañía mientras comía algo pero en ningún momento abrí la boca para hablar con ellos. No tenía ánimos. Pero debieron de preguntarle a Diego si sabía algo porque durante ese rato que estuvimos juntos no trajeron ningún tema de conversación del pasado. Todo era lo que habían hecho hoy y cotilleos del pueblo.
Aguanté todo lo que pude pero en el momento acabé de cenar me subí a la habitación. En el momento llegué me planté en la puerta y volví a pensar. ¿Estaba segura de lo que iba a hacer? No, pero iba a hacerlo de todas formas, ya me daba igual.
Me dirigí a la caja de música y la abrí. Alice se había llevado sus cartas y había dejado la caja vacía para guardar cosas. Allí había metido lo poco que me quedaba de casa. Cogí las cosas y me quedé mirándolas, dando vueltas en las manos.
En ese momento empecé a pensar en Diego. Si conocía a Ray era imposible que no supiera lo de la posibilidad de viajar de nuevo. Pero Ray había dicho que no podía juntarse con Diego por mi culpa, que me había visto en la reunión, ¿en la universidad? Ray había estado allí con un amigo. Con mi mejor amigo.
Por mi mente empezaron a pasar imágenes de aquellos días y empezó a unir piezas.
Durante esos días alguien me había seguido. ¿Diego?
No sé cuánto tiempo pasó hasta que me decidí pero si recuerdo el sonido que hizo al encenderse la luz roja.
- No se si alguien me escucha pero sigo viva y bien y creo que hay alguna forma de volver. - Mi voz salió susurrada, no quería que nadie se enterase.