compañero, quien se encontró apoyado en el balcón mientras observaba la delgada línea entre el mar y el cielo. En el plato que le cedía Blake, había una gran variedad de mariscos en un guiso amarillento.
Estaban ubicados en el Mar Otorwo, navegaban en uno de los cuerpos de agua más pacíficos sobre Caehal; considerado también como “El Mar Espejo” por su característica transparencia y también conocido como el más poblado de fauna y flora entre los mares y océanos. El barco se dirigía hacia la costa de Trimith, país perteneciente al imperio Liams; tendrá sus diferencias con Agilan pero no permiten que el mercado sea afectado por razones políticas de territorio o poderío. Ilan tomó el plato y con una cuchara de barro comió con tranquilidad, sin pensar en todo lo que sucedió mientras estuvo en tierra firme. Horkig, el amigo de Blake y capitán del barco, les había dicho que llegarían a Trimith para viajar hacia Yorm por medio de portales pues la distancia entre el puerto y el país de destino es de meses; incluso para llegar a Trimith se considera de a cuatro días o una semana de distancia, y solamente llevan el mediodía del primer día en el barco.
Blake por su parte le daba la espalda al mar, también disfrutaba su comida con calma, pero con un pensamiento en su cabeza: «¿Por qué Ilan al salir de la cárcel se vio deprimido?» Quería llegar al tema pero con discreción, entonces preguntó:
—¿Qué es lo que más te da miedo, Ilan? —Se giró en su lugar y miró el perfil de Ilan quien todavía estaba enfocado en el mar diáfano.
—¿Miedo? —Por un segundo pareció que se quedara sin aire, dejó de ver el mar y se fijó en su compañero quien esperaba una respuesta—. Le temo a la muerte.
—¿Tienes miedo a morir o que otros cercanos a ti mueran? —investigó Blake con cierta curiosidad obvia en sus palabras.
Un suspiro pesado creó la tensión entre ambos; son amigos desde hace unos años pero cada uno es un extremo contrario. Ilan pensó bien la respuesta, cada una de las personas que lo rodeaban antes de ser anoah e incluso después, han muerto, sus padres, su hermano y sus amigos; él no ha podido salvarlos. La única persona que se ha quedado a su lado es Blake Stunde, aquel chico con el apellido más extraño sobre la tierra, ha caminado junto con el blanco de las parcas. Ilan observó las olas que se creaban mientras el barco se abría paso en el mar.
—Le temo más a que las personas que están a mi alrededor mueran; también le temo a la soledad.
Blake fue al grano.
—¿Por qué lloraste cuando estabas en la cárcel?
—No lloré.
—Sí lo hiciste, dime por qué.
—No es necesario decírtelo.
—¿Acaso murió tu compañero de celda?
Ilan sujetó del cuello a Blake y lo elevó por un momento, la fuerza que había llegado a su cuerpo era sobrehumana, no tenía sus elementos y aún así pudo levantar un cuerpo de unos setenta y seis kilos. Su respiración era agitada y por ende su pecho se movía con rapidez y las venas se brotaban por todo su brazo y antebrazo, después lo dejó caer al suelo; no corrió, solo dio unos pasos hacia atrás y miró con remordimiento a Blake, se había arrepentido de lo que hizo pero su orgullo era mucho más fuerte que ese sentimiento, por lo tanto no ayudó a levantarlo.
—Murió en manos de Caelan. —Se escuchó como Blake se levantó del suelo y se sacudió el polvo. Luego de unos momentos de silencio entre ambos, su compañero salió de su encuentro después de haber dicho: «No volveré a hablar de él, pero ten cuidado con tus emociones y cómo las controlas» Tal vez la tensión se desvanezca al punto de que puedan volver a hablar con tranquilidad, pues a fin de cuentas, son amigos y el perdón debe inundar las amistades. En un momento inesperado, del mar saltó un insquir; un pez de gran tamaño de color blanco y líneas doradas, para la cultura de Ilan significa, paz y el renacimiento. Él al verlo sonrió. Al pasar los días, llegaron en una semana y media a la costa de Trimith; un gran espectáculo visual podría decirse; habían dos barcos más que descargaban barriles de cerveza y comida a las arenas violáceas de aquel país; las pequeñas olas que llegaban hacia la arena combinaban el color morado con el agua con fondo rosáceo. Un paisaje de gran belleza y esplendor, los árboles que estaban a unos metros de la costa, curvaron su tronco para que las hojas pudieran llegar más allá y así llenar de sombra la mitad de la costa; Ilan había descendido y descansaba del vaivén de las olas bajo el frescor de uno de los árboles, el pasto se encontraba húmedo. Blake por su parte hablaba con Horkig acerca de la ubicación de la mujer que los ayudará a transportarse a Yorm.
—Adéntrense al bosque y encontrarán la fuente de la maldad, no la toquen, ni se sienten a admirar su belleza porque morirán —amonestó el señor de cincuenta años. Blake quería reír porque parecía un cuento de hadas, pero, la seriedad de Horkig al decirlo le hizo tragar sus carcajadas—. Después de ver aquella fuente, caminen hacia la derecha por unos diez minutos y después encontrarán una pequeña plaza alta de roca lisa y al posicionarse sobre ella saldrá aquella mujer de entre las sombras, tal vez se entiendan más con ella, ustedes son anoah.
Horkig es un hombre perteneciente a la magia común, Blake ha podido notar que aquellos que pertenecen a esa clase social suelen ser muy amables y tiernos, a diferencia de las que predominan. Aquel joven adulto asintió y agradeció a Horkig con un apretón de manos, después dio una vuelta y caminó hacia donde estaba Ilan, quien ya tenía en sus manos una fruta de esos árboles. Alrededor de sus labios había una capa fina de dulce y pedazos celestes de la fruta, aquel al notar que estaba sucia su boca se limpió con la mano y se puso de pie con inmediatez.
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Editado: 08.05.2024