Caehal #1 - Imperio Agilán

CAPÍTULO XII: LA INVITACIÓN - PARTE II

NOAH AMOSTE

 

«No creí que Demian llegaría tan lejos», pensé durante un tiempo mientras observaba desde el balcón la inmensidad del llano de Sleilitone. No había un solo árbol que estorbara; recuerdo las veces que estuve aquí y jamás me detuve a pensar en lo que pasaba a mí alrededor, cerré mis ojos e invadí el pensamiento de Demian, que de por sí no era nada sencillo mantener dos cosas en tu mente..

—¿No crees que te estás pasando de los límites naturales?

—¿Qué estás diciendo? —inquirió Demian—. Seguro ya estás a sabiendas de que iré en busca de los emperadores de Hunt, Vetiew y Liams. Ellos les han hecho daño a muchas personas. 

—Mark te mintió. Era bastante obvio, pues jamás lo negó.

—Cállate. Jamás has vivido lo que yo. Tú solo cumple con tu parte y no me engañes o morirás.

—Error, moriremos —dije con el tono de recordarle algo y entonces escuché un tipo de risa mental.

—Soy inmortal, tú no lo eres, suerte. —Se despidió.

En ese momento al cortar esa conexión psíquica hizo que me provocara una jaqueca justo cuando Jina pasaba por ese lugar. Al soltar el pequeño quejido, ella se acercó y me preguntó con cierto tono de preocupación en su voz:

—¿Estás bien? ¿Necesitas agua?

Negué con mi cabeza y procuré que no fuera tan obvio que mi cabeza quería salir de mi cráneo; ella pareció creerme y se quedó a mi lado mientras observaba las estrellas que deslumbraban con demasía. Entonces le pregunté:

—¿Te gusta el cielo nocturno?

Ella me miró con un gran asombro en sus ojos, se acercó un poco más a mí y después de bajar la mirada por un momento, sonrió y dijo:

—Creo que es lo único que me ha gustado con tanta fuerza en mi vida —Soltó un suspiro y después de un momento de silencio señaló una estrella que brillaba de color morado—. ¿Puedes ver esa estrella? —Apuntó con su dedo índice.

Giré mi mirada hacia el cielo e intenté mirar la estrella que apuntaba, cuando la pude ubicar balbuceé:

—Sí. 

—Se dice que esa estrella tiene un lazo especial con Caehal, los anoah expertos en el poder de controlar el espacio han podido desarrollar la habilidad de enlazarse con los seres celestes. —Supe que realmente el tema le gustaba por la facilidad de cómo lo hablaba y esa expresión tan cálida que daba—. Entonces, uno de ellos decidió enlazarse con esa estrella, nada sencillo porque técnicamente no se sabía nada de ella; lo único es que desde que tienen memoria, jamás se movió de posición, es decir, gira al mismo tiempo que Caehal y lo logró. Entonces se dio cuenta de las similitudes con nuestro planeta, entonces lo denominó Utham, por semejantes, y así se le ha llamado desde ese entonces. 

Volví a ver la estrella en el oscuro cielo y de cierta manera me trajo tranquilidad en mi pecho. «¿Quién lo diría? Pasar tiempo con ella no es para nada malo». 

—A mí también me gusta. 

—¿Las estrellas? —comentó rápidamente. 

Bufé internamente, debió ser tan ingenua en ese momento. 

—Sí, las estrellas, desde antes de que fuera declarado como omega oficial de la corte; me pasaba noches enteras contemplando las estrellas y me preguntaba si de allí iba a bajar alguien que me amara tal y como era. Suena como una historia de niños, ¿verdad? 

Al girar la mirada ella solo observaba el llano y entonces dijo:

—¿Cuántos años tenías cuando observabas las estrellas como pasatiempo?

—Déjame recordarlo… creo que tenía alrededor de los diecisiete años, ¿por qué la pregunta? 

—Es increíble lo que hace el tiempo ya han pasado veinte años desde que te uniste al grupo de los omegas y el querer analizar los astros con alguien que comparte el mismo gusto. Es extrañamente memorable —Jina se recostó y le dio la espalda al paisaje para observar el umbral—. ¿Quién diría que sería contigo el tener este recuerdo? 

Reí ante tal cosa y dejé de mirar el paisaje para detallarla; no sé si sería acoso lo que hice aquel día; observé cada línea de su rostro y noté lo lindos que son sus ojos. Debí estar hechizado o aquel sentimiento que surgió ese día sería mentira, porque a decir verdad, me enamoré y no quería aceptarlo. Me carcomía el hecho de que sea el culpable de la muerte de su madre y eso creó una pared invisible entre los dos que prohibía acercarme como se debe a ella como tal vez cualquier persona haría. 

Tendía a cuidar a los demás, tanto como para descuidarme a mí mismo; a pesar de los muchos problemas que me había ganado por ese comportamiento, seguí y frente a ese sentimiento que mi corazón lo toma como nuevo debía romper por una vez en mi vida esa barrera.

El silencio había inundado nuestros espacios y nuestros corazones; el viento azotaba los árboles y el ruido que estos hacían era espectacular pues parecía que los árboles susurraban y querían comunicarnos algo. En mi mente nadaba la idea sobre los latidos dirigidos  a alguien, y en aquel momento no quería sentirlo solamente yo; quería compartirlos con alguien; quería expresarlos y soltarlos porque me pesaban y creía que en algún momento podría ahogarme con ellos. Jamás sentí algo parecido, el tema del enamoramiento en la clase omega es  un caso perdido, es decir, una vez caes debes conformarte de alejarte de la alta alcurnia y el desprecio de quienes se hacían llamar tus amigos.




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