Caehal #1 - Imperio Agilán

EPÍLOGO

MALLY HUNT

 

Hace mucho tiempo; exactamente dos mil años; cuando las Cuatro Catástrofes fueron creadas y se les dio potestad sobre los cuatro elementos base de Caehal: aire, agua, fuego y tierra y dos más referentes a la luz y a la oscuridad —que son uno solo—, y al vacío; se tomaron la condescendencia de crear seis minerales donde colocaron una décima parte de su poder. Aquellos fueron repartidos en distintos lugares del mundo y se les fue dada la responsabilidad a los caelanos en construirles templos y proteger a los minerales de cualquier persona o cosa que quiera obtenerlos —tanto con fines malignos, como con fines benignos—. 

Los minerales al posicionarse en los lugares tomaron distintas formas; unos alteraron el espacio en donde estaban y lo manejaron según su elemento; y otros tomaron forma de bestia. Esos pedazos de roca fueron denominados “Los Minerales de la Primordiales” porque por medio de ellos las Catástrofes pudieron seguir con su ordenanza desde la prisión donde habían sido puestas. Y por eso mismo, todo el mundo como se conoció mantiene el orden. 

«Creí que era todo una falsedad», pensé, cuando observé tal bestia; una serpiente que poseía alas de plumas y la cola se extendía poco más porque tenía un aguijón; en su pecho alumbraba aquel mineral, entonces me di la vuelta y observé a las personas que estaban conmigo. 

—Madre, encárgate de él. —ordené cuando miré a Ilan quien estaba asustado por la situación.  Estiré la mano detrás de ellos y una grieta en la nada se abrió y dio paso a un lugar bastante extraño; se oían gritos de bestias y además se escuchaban los relámpagos de una tormenta eterna; la dimensión de las bestias es uno de los lugares de contacto directo con Caehal. Me acerqué a Ilan y le sonreí y le susurré las palabras: “estarás mejor allí”, entonces cuando intentó apartarse de la fuerzas de mi madre yo con una mirada lo sometí a mi voluntad y este se dio la vuelta y entró al lugar al igual que mi madre. Tras ellos el portal se cerró.

—¿No es exagerado? —inquirió Kianel. 

—Él es uno de las tantas personas que podrían matar a una mujer del linaje Ozar. —Me elevé en los aires y entonces invoqué un arco de color rojo ladrillo, observé a la bestia y esta de inmediato se elevó a la misma altura que yo. 

Parecía que me retaba entonces cuando quise lanzar la flecha aquella descendió con fuerza hacia la arena y se sumergió en ella; con velocidad la seguí en los túneles de arena que se desmoronaban detrás mío con la misma velocidad de aquella serpiente. Iba atrás de ella pero supuse que no se había enterado, quise viajar más rápido pero no podía, entonces miré su aguijón y tuve la corazonada de que eso podría ser de peligro para mí si tuviéramos una lucha más cercana; entonces con ambas manos hice la mímica como si fuese tomado la cola de la serpiente; la magia que rodeaba esa zona del cuerpo de la serpiente se hizo presente y luego jalé hacia atrás y así mismo la magia arrancó el aguijón de la serpiente, por lo tanto aquella serpiente salió de aquellos túneles y la seguí detrás. 

Cuando nos elevamos lo suficiente y las nubes quedaron bajo nosotros. La bestia me miró con cierto odio y pareció que aquel mineral tuviera emociones y sentimientos; sentí algo extraño bajo mis pies, se trataba de arena que me jaló contra el suelo y aquella serpiente vino en picada contra mí, pero entonces me envolví en la nube carmesí y de allí salieron varias espadas que danzaron alrededor de ella y antes de que la serpiente chocara contra mí todas esas espadas la atravesaron en distintas direcciones y con velocidad. Salí lo más rápido posible del rango de su caída y llevé conmigo a Kianel para evitar daños colaterales graves.

—¿Cómo no le tienes miedo? 

—Destrúyela; los minerales son eternos y mientras no tengan un insecto donde pegarse como parásito, podemos extraer el poder. El poder que sobrepasa la magia en todos sus aspectos —Entonces envié con velocidad a Kianel hacia el cuerpo de la serpiente, él con solo tocar algo puede convertirlo en cualquier cosa sin retorno alguno; control de la realidad sin regreso, eso es halfear. 

Cuando impactó con la serpiente, todo el cuerpo excepto el mineral se convirtió en un mísero charco de agua. Bajé con cierta velocidad y cuando me posicioné en la tierra y miré el mineral el cual tomé entre mis manos y toda su energía; aquel brillo amarillo fue transferido a mi cuerpo que por un segundo mis venas brillaron de ese color pero se detuvo de inmediato. 

Sonreí y miré a Kianel para decirle: 

—Es la primera de seis y puedo sentir la definición de poder; “aquel que sobrepasa los límites de los elementos y destruye la magia”. 

 




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