Caelestia Lunam

Sinopsis [Versión extendida]

Bleedom, el continente errante que surca las aguas de un planeta hundido en toneladas de líquido. Tierra fértil guardiana de parajes inimaginables, el hogar de los riachuelos color plata y las aves doradas. Una imagen en espejo de un lugar en el multi-universo llamado Tierra.

Sus habitantes eran sabios desde sus inicios, aún antes de ser ancianos, su mente ágil pronto abrió senderos donde no los había, las barreras del tiempo y el espacio infranqueable no fueron impedimento para que sus ojos contemplaran mundos demasiado lejanos para llegar en un viaje de días. De años. De vidas.

Ellos guardaban un nombre más cariñoso para su tierra fuera del establecido en las viejas escrituras tornándose amarillas; la llamaban “La tierra besada por la luna”. Y no era solo un adagio o una idea salida de algún verso nocturno, toda aquella extensión moviéndose sobre las aguas verdaderamente era el mundo acogido bajo los ojos de la diosa nocturna, del pálido astro que cobijó a sus hijos distinguiéndolos del resto. La diosa luna vació sobre ellos 6 gracias que los habitantes recibieron gustosos.

Los nacidos bajo las lunas de Enero y Octubre recibían la gracia de los muertos: Necroquinesis.

Los nacidos bajo las lunas de Marzo y Julio recibían la gracia de la magia: Hechicería tribal.

Los nacidos bajo las lunas de Abril y Septiembre recibían la gracia de los demonios: Orden del infierno.

Los nacidos bajo las lunas de Mayo y Noviembre recibían la gracia de la refulgencia y fuerza: Piel “preciosa”

Los nacidos bajo las lunas de Junio y Agosto recibían la gracia espiritual y psíquica: Control ectoplasmatico.

Los nacidos bajo las lunas de Febrero y Diciembre recibían la gracia de la libertad y la elegancia: Aeroquinesis.

Lo que más disfrutaban los hijos de la luna era observar como otros mundos progresaban, inventaban, crecían. Así, ellos duplicaban las proezas convirtiendo su mundo en una tela hecha con retazos de mil mundos, pero había un mundo del cual procedían la mayoría de los “retazos”, un mundo que compartía similitudes con Bleedom y que resultaba interesante de observar: La tierra. 

Los hijos de la luna y los humanos compartían su fisiología y anatomía, sus conductas, sus expresiones y su sed de conocimiento, solo que los segundos no habían sido bendecidos por la diosa pálida por lo que no eran portadores de las obvias diferencias entre los nacidos en Bleedom. Pero la época donde el mundo de la luna surcaba las aguas acabó cuando su madre, su diosa, su luna, decidió mostrar su cara oscura.

Los nacidos en Febrero y Diciembre comenzaron a morir de forma fulminante apenas la luna asomaba en el cielo nocturno. No había oportunidad de correr o esconderse, si la luz de la luna rozaba sus cuerpos estos se consumían en agonía hasta desfallecer. Los niños dados a luz en dichos meses se consumían en cenizas apenas dejaban el cuerpo de la madre, Bleedom estaba sumido en un sopor de tragedia y tristeza, los aeroquinéticos dejaban de existir poco a poco.

Pasaron las semanas hasta que el alto tribunal, la cara política de Bleedom, se percatara que había personas dominantes de la Aeroquinesis que sobrevivían a la luz de la luna, los inmunes. Ellos relataron como la pálida luz que para todos era tan gris como siempre bajo sus ojos se tornaba celeste y si se dejaban tocar demasiado por ella su piel se marchitaba hasta morir.

El fenómeno fue llamado “Caelestia Lunam”, o luna celeste en la lengua común.  Los años pasaron, los niños nacidos en lunas del segundo o doceavo mes seguían muriendo pero los inmunes adquirían más resistencia a la luz celeste emanada por su diosa que al perecer ahora les quería muertos.

Archangel tenía 11 cuando todo comenzó, su madre nacida en Diciembre murió delante de sus ojos la primera noche que la luna se volvió azul. Su piel infantil se marco con estigmas que con el pasar del tiempo se convirtieron en serpenteantes líneas oscuras que subían y bajaban en formas caprichosas sobre su cuerpo. Pero de eso ya hacía nueve años.

Nueve años de la luna azul. Nueve años en los que ningún aeroquinético había nacido. Nueve años desde que la voz femenina susurraba cosas divertidas solo para los oídos de Archangel.




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