Caelestia Lunam

Capítulo 4: VENTISCA (Parte I "Pagos de vida")

"Una nevasca, ventisca, nevazón, o viento blanco es una tormenta de nieve, hielo y granizo con precipitación de nieve en fuerte intensidad, que se produce generalmente en zonas de alta montaña o altas latitudes, donde las temperaturas son muy inferiores a 0 °C."

 

Parte 1 “Pagos de vida”

La nieve suelta producto de la nevada que había sorprendido a propios y extraños al filo de la media noche hacía mis pasos más lentos y torpes. La luna estaba arriba y como siempre que debí exponerme a ella mi vieja gabardina era la mejor protección, acompañado también de los guantes de cuero casi a la medida que me había obsequiado mi padre de manera discreta.

Se había cumplido el mes desde que arribamos a la tercera franja y a pesar de ello no acababa de acostumbrarme al gélido clima que día y noche azotaba las planicies y cordilleras blancas dejando pocas veces ver algo de tierra o vegetación abundante. Marchar en esa dirección había supuesto la mejor decisión que pudimos haber tomado, los renegados aislados en esa franja resultaron un apoyo para la comitiva.

Pronto teníamos aliados, una nueva base que crecía y se fortificaba al pasar de los días, podíamos cerrar los ojos un momento sin preocuparnos por una emboscada gracias a los soberbios sistemas de protección y detección que pudieron crear necroquinéticos y hechiceros tribales codo a codo. Los escuadrones eran enfilados a misiones concretas o a proteger ciudades señaladas, pasamos de ser la cara de una rebelión a una eficiente máquina de defensa ante aquella masacre contra la que ningún grupo en particular quería revelarse por temor y sumisión.

Aunque, claro está, no todo podía marchar perfectamente y entre toda aquella oportunidad que nos abrió veredas nuevas en nuestro camino el problema tenía nombre y cabello plata.

Desde el asalto nocturno que nos costó inútilmente tres vidas Aiden había cambiado sus pataletas habituales por soberbios ataques de ira en los que atacaba directamente a otros miembros del arte o a los comandantes, diciendo que aquella noche debía ser un estandarte de gloria sostenido por él, pero nuestra incursión causó las muertes y que su lucha se viera detenida. Era su manera de no aceptar que no solo yo le había salvado el cuello aquella noche.

Farah se separaba cada vez más del escuadrón liderado por Aiden y se sumaba más al de Lycaios, permaneciendo cerca mío aunque realmente no sabía cómo me hacía sentir eso. El costo de aquello fue que por primera vez en nueve años Caelestia se había distanciado de mi, aún cuando le llamaba a sabiendas de haberla sentido cerca ella solamente decidía ignorarme y alejarse en una dirección que desconocía.

Aquella noche le había buscado con más insistencia, necesitando un par de respuestas de su parte, su ayuda, pero no había respondido ni una sola vez. Era por eso que solo mis pisadas se marcaban en la nieve mientras me movía guiado por el punto luminoso al frente de mi camino.

Batalla tras batalla atendida en el último mes había tenido un mensajero que se lanzaba a la muerte contra mi solo para poder transmitir el mensaje que debía, recordándome aquella reunión que fuera de mi comprensión había sido ofrecida para tratar una amnistía que para mí no sonaba muy realista.

Al final la duda y la curiosidad impregnaron cada parte de mi ser empujándome a reservar los datos que me interesaban, por si la madrugada en la que la reunión tendría lugar me sentía lo suficientemente suicida como para acudir.

No sabía la hora exacta en ese momento pero sabía que estaba elegantemente tarde mientras, dando la razón a mis predicciones, acudía a aquel recinto que el consejo había decidido utilizar en aquella reunión de alto secreto que no debía ser conocida por nadie excepto las personas indicadas.

Mi silencio había sido absoluto, justo ahora todos me hacían durmiendo en una de las amuralladas torres de roca y hielo que se alzaban en la base y era por eso que si aquella era una trampa que no pudiera manejar nadie estaría detrás de mí para recuperar mi cadáver.

Los farolillos exteriores estaban encendidos pero la nieve acumulada impedía que estos iluminaran como era debido el recinto circular donde se había fechado la reunión. La abandonada construcción de piedra había sido el intento de los marginados de replicar lo que en el planeta tierra se conocía como coliseo, el problema no fue la parte de arquitectura si no el darle una utilidad.

Llegó a ser almacén, circulo de entretenimiento, escuela, y al final quedó rezagado a una construcción fantasma que servía de refugio a quienes atravesaran la tercera franja y necesitaran ponerse a cubierto.

La sensación de calidez se cuela bajo las mangas de la gabardina y con pasos sordos y sigilosos flanqueo uno de los arcos inferiores para introducirme en aquella colménica construcción. Serpenteo en silencio un par de escalerillas en ascenso, seguro de escuchar voces ahogadas pero sin atreverme a hacer uso de trucos aeroquinéticos para traer las palabras a mis oídos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.