Cafe con leche

5 Estornudo... Y vergüenza

2 Pedro 3

9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

 

 

 

 

La chica no podía creer la tontería que habida hecho la noche pasada y era, haberse acostado con el pelo mojado y el aire prendido en lo máximo. ni siquiera tenía fuerzas para caminar, no podía dejar de estornudar, a usado en la mañana más de dos paquetes de servilletas. 

Estaba sentada en su escritorio y se acordó que tenía que llevarle el café a su jefe. 

- Dios mío todo se me olvida hoy- la voz de la chica sonaba resfriada. 

Se paro de su escritorio con mucho pesar, Cogió los papeles que tenía que entregarle, luego de tocar la chica entró. 

- Buenos días- saludo la chica. 

El levantó la vista de los papeles al escuchar como sonaba la voz de la chica. 

- Te has resfriado- afirmó parándose de su escritorio. 

El se acercó a ella, y en ese mismo momento chica estornudo muy fuerte, unas lágrimas rodaron por su rostro, desde hace unos minutos quería estornudar y no podía. 

- Si, el café lo voy a comprar después de que salga de su oficina- dijo. 

El Cogió los papeles que la chica tenía en las manos y lo puso en su escritorio, Cogió su cara entre sus manos, y escaneo su rostro. 

- Dios estas muy mal- murmuró- ¿Por qué viniste a trabajar así?- pregunto preocupado. 

Cuando iba a responder en ese mismo momento la chica estornudo en su pecho, dejó la cabeza pegada en su pecho mientras el pasaba las manos por su pelo esponjoso. 

- No sé, Pero me siento muy mal- la chica volvió a estornudar- y sus mejillas se pusieron rojas de la vergüenza- Dios mío pero mira que he hecho. 

El miro su chaqueta y estaba con resto de los estornudos de la chica, rápidamente de la quito para que ella no siguiera sintiendo vergüenza. 

Vio sus ojos y estaban rojos, y llorosos de tantas veces que había estornudado.  

- Tienes que irte a tu casa- dijo preocupado- espera unos minutos que termine de algo. 

El la sentó en el sofá que había en su oficina, se acercó para darle un beso en la frente y la chica volvió a estornudar, esta vez en su camisa negra, sus mejillas volvieron a ponerse rojas de la vergüenza, el le resto importancia, Cogió unos paños húmedos que tenía guardado en su escritorio, y se limpio la camisa. 

Mientras estaba revisando y terminando de firmar papeles y algunos contratos, la chica se había quedado dormida, debajo de sus ojos llorosos, se podían ver las ojeras de la chica, se veía tan vulnerable, acostada ahí en el sofá. 

 

La chica se despertó acostada en su cama, con el pelo recogido y con ropa abrigada, y sus ventanas cerras igual que las cortinas. Podía escuchar las fuertes llovía que estaban cayendo en Seattle. 

Quiso sentarse en la cama pero, el dolor de cabeza que tenía era muy fuerte, y el solo hecho ver la luz le molestaba. Escucho como la puerta de su habitación fue abierta y la volvieron a cerrar nuevamente. 

- Has dormido todo el día, van hacer las siete de la noche- murmuró sentándose al lado de ella en la cama. 

La chica abrió los ojos por la impresión, no sabía y no sentía que había dormido por tanto tiempo su cuerpo seguía doliendo, y su nariz dolía mucho. 

- Oh Dios mío- exclamó- ni siquiera sentí cuando me trajiste a mi departamento. 

El sonrió y tomo la taza con un té caliente que tenía en la bandeja y se la paso. 

- Tienes el sueño muy pesado- sonrió nuevamente. 

La chica volvió a estornudar muy fuerte, y su nariz dolió mucho más esta vez, el le pasó un paño húmedo para que se limpiará los restos de estornudos. 

- Tomate el té, te va hacer bien- le paso el té. 

Cogió el paño húmedo que la chica tenía el las mano y lo hecho en el bote de basura que había al lado de la cama, que el mismo se había tomado el atrevimiento de poner. 

La chica se estaba el té de limón, le era uno de sus té favoritos, la chica estaba tan sumida tomándose el té, que se preguntó en qué momento Adrián se había cambiado la ropa. 

- Cuando estabas dormida fue a casa me di un baño y me puse ropa cómoda- murmuró. 

La chica no supo cómo el sabía que ella estaba pensando pero la habitación volvió a sumirse en un completo silencio, uno que era acoger, tranquilo y hasta reconfortante. 

El chico se tomó el atrevimiento de poner la cabeza de la chica en su pecho, mientras ella tomaba su té, soltó su pelo el cual estaba recogido y empezó a pasar las manos por su pelo, que seguía esponjoso, y podía jurar que tenía nudos en el pelo. 

- Apaga el aire, por favor- pidió la chica. 

El Cogió el control que estaba en la mesa de noche, y apago el aire. 

- En cualquier momento me voy a volver a quedar dormida- dijo soltando un bostezo. 

- No importa, yo te levanto para la cena- dijo besando la coronilla de su cabeza. 

La chica dejó la taza de té que todavía no se había terminado, y se acurrucó en el pecho del hombre, mientras el seguía sobando su pelo. 

- ¿Por qué tienes un gato tan feo?- pregunto de pronto. 

La chica levantó la cabeza indignada mientras se la miraba a los ojos. 

- Mi gata Susi no es fea- dijo. 

- Claro que lo es- recalcó- franceska en serio tienes un mal gusto- dijo negando con la cabeza. 

- No te voy a responder, porque mi gata es muy linda- volvió a soltar un bostezo. 

El la volvió a recostar sobre su pecho, la chica se veía realmente que tenía sueño.

Ella estornudo nuevamente pero está vez en su camiseta, y volvió a estornudar, y volvió a estornudar, y estornudo tres veces seguidas, el Cogió paños húmedos para limpiarla , y ya sabía que toda la noche sería así, y no le molestaba al contrario, le gustaba cuidarla. 



#31737 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor

Editado: 05.10.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.