Santiago 4
10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.
La chica dejó al animalito en el balcón y volvió a la sala y vio a Adrien sentado en su sofá.
Se había quitado su abrigo, y se había puesto cómodo en su sofá.
- Que rápido te acomodas en mi sofá- murmuró la chica con una ceja arqueada.
- Pues si, señorita Francesa, su sofá es muy cómodo.
La chica se le escapó una risita y fue hasta sentarse al lado de él en el sofá.
La chica se llevó la mano a la nariz, porque sentía que iba a soltar un leve estornudo.
La chica agradecía a Dios porque ya no eran tan constantes y fuertes como la noche anterior.
- Ya los estornudos no están tan fuertes como la noche anterior- dijo- Gracias a mi te mágico- dijo mirándola sonriendo.
- Oh si claro, gracias al té de sobre que había en la cocina- dijo- crees que nunca iba a saber tu secreto.
Las mejillas del hombre se pusieron un poco rojas, la chica al ver tal acción, soltó una pequeña carcajada.
- Lo sabía, eres un tramposo- murmuró la chica.
- Descubriste mi secreto, pero eso no quita que te halla curado- murmuró- como yo lo hice, ya sabes lo que dicen.
La chica se quedó sin entender lo que él quiso decir al terminar la frase.
- Ya veo que no entendiste, es una frase mía, pero le pones más sazón cuando dices << ya saben lo que dicen>>
- No entiendo lo que quisiste decir- dijo la chica seria.
- Sabes como yo hice el té yo te cure- murmuró.
La chica desde el principio sabía que el quiso dejar dicho pero quería verlo como trataba de explicar lo mismo varias veces.
- No te entiendo Adrián, ¿Cómo que me curaste?- pregunto tratando de mantener su cara lo más seria posible.
- ¿Todavía no entiendes lo que quise decir?- pregunto- te lo vuelvo a explicar…
La chica no pudo aguantar más y soltó una carcajada, vio como el se trataba de explicar, y en su rostro se veía la cara de frustración cada vez que tenía que explicarle.
- Ya lo habías entendió desde un principio- afirmó- me viste la cara de yo no se que- dijo enojado.
- Solo fue una broma- dijo lo más seria posible.
- Pues tu broma no me gustó- murmuró parándose- nos vemos.
La chica se sintió mal por un momento porque el había pasado toda la noche cuidándola y ella se estaba riendo de él.
- Lo siento, no quise hacerte sentir mal- dijo la chica arrepentida.
El estaba de espaldas a ella, y en su rostro se formó una sonrisa, porque había logrado su prometido de verla así.
El se dio la vuelta hasta estar de frente a ella.
- Pensé que la broma iba hacer de tu agrada, pero no fue así- dijo la chica.
El no pudo aguantarse y soltó una carcajada, la cara de la chica era de poema, al ver que el también le había hecho una broma.
- No estabas enojado- afirmó- oh Adrián juro que me las vas a pagar, pensé que en realidad estabas enojado.
- La venganza en dulce- dijo con una pequeña sonrisa.
Las mejillas de la chica estaban un poco rojas, iba a decir algo pero en ese instante tocaron la puerta, el ceño de la chica se frunció levemente porque no estaba esperando a nadie.
- Que extraño no estoy esperando a nadie- murmuró.
- Es un… monstruo que viene a comerte- dijo abriendo la puerta.
La chica vio como un joven le pasó unas bolsas de comida, y el le pasó dinero.
- Gua que delicioso monstruo he comprado- dijo riendo.
- Ya no da risa Adrián- dijo como una niña pequeña.
- Hay pero si es conmigo la broma si da risa, ¿verdad hermosa?- pregunto.
Las mejillas de la chica se pusieron un poco rojas por su cumplido.
El se dio la vuelta para servir la comida que había mandado a comprar.
- ¿En qué momento compraste esa comida?- pregunto la chica.
El busco unos platos para servir la comida, luego se dio la vuelta para para responderle.
- Cuando fuiste a dejar a tu gato feo, llame para que nos trajeron comida.
- ¿Es china?- pregunto.
- No me digas que no te gusta- dijo preocupado.
- ¿Tu que crees?- pregunto.
El dejo los platos a un lado y la miró, sacó su móvil para llamar y comprar otro tipo de comida.
- ¿Qué haces?- pregunto la chica.
- Pues llamando para comparar otra comida- dijo obvia.
La chica se hecho a reír, sin importarle que hiciera un escándalo.
- No he dicho que no me gusta la comida china- no aguantaba la risa.
El dejo el móvil a un lado y la miró a los ojos.
- No pienso decirte nada Franceska- dijo.
La chica estaba tan divertida que su estómago dolía de tanto reírse.
- Francesa ven a comer- dijo Adrián.
La chica trató de dejar de reírse, se sentó en la mesa, y trató de poner cara seria pero no podía, cada vez que se acordaba de Adrián llamando para pedir otra comida.
- Hoy voy a orar yo- murmuró el hombre.
- OK.
El hombre oro, le agradeció a Dios par los alimentos del día de hoy le pidió perdón por sus pecado y pidió que Dios le diera los alimentos a los que no lo tenían.
Los dos estaban comiendo tranquilamente y disfrutando de su comida.
- Es la mejor comida chica que he comido en vida- dijo la chica.
El sonrió de lado, y terminó de tragar lo que tenía en la boca, para hablar.
- Sabía que iba a gustarte- murmuró- soy muy bueno en eso de comida.
- Ni es para tanto, eres muy presumido hombre- murmuró la chica con una sonrisa.
- Solo digo la verdad- murmuró encogiéndose de hombros.
La chica se paro de la mesa sin haber terminado de comer, el la siguió con la mirada.
- No has terminado de comer- murmuró.
La chica lo miró y sonrió.
- Le voy a llevar comida al gato que le tienes miedo- murmuró- quédate ahí, no vaya hacer que te coma- bromeó la chica.