Café En Invierno

Capitulo 1

La oscuridad del pueblo

El invierno es la temporada donde todo hace frío, las personas se cubren para protegerse de ello y los niños salen a jugar con la nieve, suena bonito, no? Pues en el pueblo de Aurelica eso no pasa ¿Porque? Pues...los árboles se secan poco a poco dejando un escalofríos aquí, cada año es peor, los agricultores dejan de trabajar ya que por esta época hay mala cosecha. El pueblo se cubre en una oscuridad sin permitirnos hacer nada, y los niños...por alguna razón desaparecen. Cada vez es más peligroso caminar sobre las calles así que no se ven y en la noche menos, el ambiente se torna más pesado las personas se vuelven molestas ¿Hay una razón? Tal vez pero eso es algo que no se me permite contar.

Salgo de mi habitación que está arriba de la cafetería en la que trabajo, mi mejor amigo me dejó quedarme por un tiempo hasta que por fin me acepten en la universidad e irme de este... pueblo. Me amarro el cabello y me pongo mis botas rojas. Bajo por las escaleras dejándome al lado del mostrador.

Ezren mi mejor amigo de tez morera, más alto que yo, siendo de cuerpo duro y musculoso, cabello amarrado con trenzas, nariz grande, labios gruesos, y un piercing en el labio inferior. Se me acerca rápido dejando una bandeja de café y pan.

—Ross, te necesito sirviendo esto a la mesa 5 que está en la esquina.

Asiento.

Antes de entregarlo, me pongo mi delantal para luego dirigirme a la mesa.

—Gracias señorita Ross— dice aquel señor.

Abajo mi cabeza en modo de reverencia. Termino ahí me voy a ayudar en los café a Ezren.

—A qué hora vamos a cerrar— digo, viendo las órdenes.

—A las ocho ahí que aprovechar hoy todas las ventas posibles antes de mañana, ya se está viendo el tiempo de lluvia y eso nos perjudica— agarra un taza con café, le hecha agua caliente y por último un poco de azul haciendo un americano.

—Estos días van hacer los peores— comento.

—Y más por el tránsito que hacen los de ciudad, este pueblo es una maldición. Estamos en el medio de una carretera que hace llegar de una ciudad a otra y viceversa— comienza hacer más café en la máquina.

—Y de paso hay que racionar los granos de café por la temporada— preparo el desayuno.

—Bueno nosotros estamos mejor que las madres de aquí, todavía recuerdo cuando nos despertaron a las tres de la madrugada para buscar dos niños desaparecidos, pobres. Debería ser empático pero esto pasa todos los años y las madres tienen una regla de no dejar salir a los niños.

Agarro las dos bandejas llenas.

—No es culpa de ellas y lo sabes, este pueblo pareciera que tuviera una maldicion por cada estación.

Es lo último que digo antes de irme a la mesa 1 que está al lado de la puerta y la mesa 3 que está en la pared derecha y es la mesa más grande que tenemos ya que está apartadas de las otras.

Al entregar el pedido puedo escuchar como unos chicos de mi edad hablan sobre la noticia de que todos los de afuera tienen que pasar para la otra ciudad los primeros días, esto me desconcierta normalmente es a mitad de diciembre. Para que ningún carro sufra accidentes por los primeros días y eso lo sabe todo el mundo.

—Una pregunta...—digo a los de la mesa— a que se debe esto?

Les hablo con tal normalidad pues todo se conocian entre todos hasta el punto no tener esa formalidad.

—Parece que al principio lo dijeron antes de que comenzara el invierno pero se dice que la información la dieron tarde hasta el punto que se les ordenó irse a todas las personas que viajen hoy— dice Neuw es el hijo de la señora que vende verduras es la que maneja todo el negocio de la agricultura y la mercadería su familia es muy importante aquí.

Como podríamos describirlo a Neuw pues un pocas es de la misma estatura de Ezren aunque es delgado, tez carmesí, nariz fina con oyuelos, cabello marrón con mechas azules todo un delincuente.

—Esto causará muchos problemas en el pueblo— digo susurrando para mí misma que igual lo escuchan.

—Claro que si! Así que le recomiendo que cierren en la tarde, no queremos que esa gente se esté parando por aquí— comenta aquella chica blanca, rubia y de ojos azules. Vannesa —a menos que haya un chico lindo por ahí y necesite ayuda hay si estare a su disposición.

—a que? Ayudarlo a quitarse la ropa?— Nuew sonríe ante su burla.

Yo me largo antes de que está conversación se vuelva incómoda, me pongo hacer otras cosas como limpiar las mesas y atender a los clientes.

—No crees que deberíamos cerrar, escuché que esta tarde va haber tránsito.— le digo a Ezren.

—Si ellos se quedan no crees que deberíamos sacarle dinero? Así es mejor, no? Hasta que los jefes no digan nada mi negocio quedará abierto. Aparte no les hagas caso a ellos— fijamos nuestros rostros a aquella mesa aparte —siempre están metiéndose en problemas.

—Si tienes razón, es mejor ganar mucho dinero.

Las horas pasaban y ya eran las doce de la tarde, los carros iban a toda velocidad hasta el punto en el que el oficial de policía tuvo que vigilar las calles con sus empleados.

A esta hora todo el mundo sale a comprar prefieren gastarse la plata antes que el almacén de su casa aunque nosotros haríamos igual si ese fuera el caso. Los clientes uno a uno comenzaron a venir.

"Otra vez esos carros acaso no se pueden quedar en sus casas"

"Casi me atropella uno cuando está pasando la calle"

"Ojalá el gobierno hiciera otra carretera para no molestarnos"

"La alcaldía no hace nada para impedir esto"

"Quisiera que cerraran la calles"

El ambiente de volvía pesado, todo el lugar estaba más lleno de críticas que en gentd. Unos obreros comenzaron a golpear la mesa distrayendonos de nuestros trabajos, la mayoría los estaba viendo con disgusto.

—Yo me encargo.— dice Ezren

Ezren trataba de razonalizar con aquellos hombres por los pequeños daño al lugar.

"Acaso no puedo estar aquí o que?" Grita.




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