Café En Invierno

Capitulo 5

Lo extraño del pueblo

Collins

Estas personas son tan...no se cómo explicarlo solo se que cada uno de ellos parece un zombi tan sombríos y pálidos lo único que parece mantener una energía poderosa son los jóvenes del pueblo en especial ella. Tan coloridad, tan confiazuda, su cabello rojizo llama la atención en este lugar y destaca mucho su piel clara y su sonrisa amable es...demasiado normal para el pueblo.

un cuerpo definido y bien formado con sus curvas y esa cintura tan pequeña que hace...no, no eso es una lila Collins es normal que no puedas evitar mirarla si destaca aunque no quiera. Solo es interesante.

—Señora, usted y sus hijas se vienen conmigo— dice un chico de mi estatura, con cabello marrón y mechas azules. Traiga un pantalón rotos y una camisa verde algo sucia y un suéter que no cubria del frío — es mejor irnos antes ya son 3.

Creo que es aquel chico que las ancianas andaban hablando en la cafetería, como era que se llama...mm...Neuw. Recuerdo que también me hablo antes de que ellos hablaran pero no me preste atención.

—A donde irán?— pongo mi mano frente a la mujer como una barrera protectora. Era claro que miedo que tenía.

—A un lugar— dice, colocando mi dedo sobre mi pecho poniendo un poco de presión — que ti no te debería de importar.

—Por que ponen a unos simples mocoso a cargo de niños y mujeres?— me mantengo firme en mi posición.

—No es tu problema, solo estoy haciendo caso a una orde— dice.

Dos camionetas se posan al frente de este restaurante, lo estaban manejando unos jóvenes seguro están con el. Los niños y mujeres se subian los que venían con el los ayudaban.

La cara de los mayores era de disgusto cada que los veían, se alejaban y murmuraban sobre aquella escena.

—Ya nos tenemos que ir. No podemos dejar a nadie— dice.

Quito mi mano dejándola pasar. El hombre se despide de su esposa en hijos un adiós cálido pero amargo. Al igual que el me despido de las niñas y los veo irse en aquella camioneta azul.

—Que ves?— pregunta Ross

—Desde cuando estás aquí?

—Acabo de llegar, ya nos vamos?

Asiento.

Salgo del lugar junto a ella, todas las casas eran grande en iguales lo único que se podía diferenciar son algunos colores y jardines. El suelo estaba liso y los posters de luz perfecto, solo que alumbraban muy poco, detallo con más precisión el lugar no se parece en nada a cuando se veía ayer en la mañana y en la noche.

En la mañana estaba movido, energético si es como lo podía describir, el noche se sentía más grisoso sin emoción alguno y vacío, creí haberlo visto con grietas y dañado el lugar y hoy en la mañana se siente empañado y triste.

Las gotas todavía caigan pero no tanto para mojarse, eso sí las nubes volvían a ponerse oscuro eso significaba que iba a llover en la noche. Miro a mi alrededor no quiero que se escape ningún detalle hasta que mi vista se posa en ella.

La veo y resalta más con los tonos oscuros del lugar, parecía como una estrella o un fuego ardiente que te mantiene cálido en esta temporada.

—Estas bien?— pregunta ella con una sonrisa.

Muevo mi cabeza de arriba a bajo diciendo un "si".

—Ustedes me explicaran por que la gente actúa tan extraña?— pregunto

—Oh! Al fin hablas— da unos pequeños salto acercándose más a mi para verme — Ezren te lo explicara, vi como protegias a esa mujer con sus hijas. No te preguntes por ellas van a estar bien con Neuw

—Como no quieres que me preocupen y en esa cafetería les gusta hablar mal de el y por lo que veo tienen una reputación muy cuestionable a mi parecer.

—No les hagas caso a esa gente solo hablan por hablar pero ni siquiera se esfuerzan por saber la verdad, aquí es así, todas las personas creen lo que quieren creer pero nadie se atreve a dudar un poco.

Ya habiamos llegado a la cafetería. Ezren estaba limpiando las mesas, este lugar si que estaba limpio y organizado.

—Ya llegamos— dice Ross corriendo hacia el luego lo sujeta de su brazo abrazándolo —Te divertiste tú solo?

—Uy mucho, fue el mejor momento de paz hasta que apareciste tu— dice el chico de tez morena.

—Ahora sí me dirán que está pasando con este lugar? —digo mientras me siento en la mesa más cerca.

—Ni siquiera dejas que nos relajemos— el también se sienta el frente mío y ella lo acompaña — que es lo que quieres saber — dice sin interés.

— Por que me dijiste que estaría en la mira por el comentario?

—Los jefes son los que mandan en este lugar todos aquí hacemos lo que ellos no digan sin importar que, a ellos no les gusta que dudemos de sus palabras y menos su hijos.

Eso me hace acordar cuando su padre se acercó se podía notar el odio que le tenía y eso provocaba una tensión algo extraña.

—Entonces cuando algo destaca fuera de lugar — el se calla intentando buscar la palabras adecuadas — lo acomodan sin importar que, y menos de donde venga — el me ve refiriéndose en mi.

—Y los niños?— pregunto.

— Por protección, la lluvia de vuelve muy fuerte en las noches y es un riegos; el año pasado uno murió porque le traspasó una rama por culpa del viento.

Lluvia? Esto parece más una tormenta, un huracán más que una lluvia.

—Y las mujeres embarazadas que?

—Ellas pueden correr un algún riego en el embarazo, por resbalarse o una enfermedad les podrían caer solo es rutina. Ustedes no son los únicos con quién lo hacemos, acá también hay niños y mujeres que no salen o acaso no lo notaste en la reunión.

—Habian muy pocas mujeres afuera de sus casa— dice ella.

—No me di cuenta. No le prestó mucha atención a la gente.

—Si eso es todo hablemos en donde vas a dormir, no tenemos más habitaciones que la de ella y yo, así que puedes dormir en la mía. Mi cuarto hay mucho espacio así que puedo hacer un espacio para ti. Creo que tengo un colchón inflable.




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