Dulce pero Salado.
Collins.
Cual es la probabilidad de que las cosas no parecen como las creemos, que nada es lo que parece y que lo bonito a veces puede ser feo y viceversa.
Bueno aquí estoy yo, en la escalera recostado viendo como Neuw y Ross hablan tranquilamente como si lo de ayer no hubiese ocurrido, las miradas asesinas, las pequeñas conversaciones amenazantes en intensas y sus códigos nda discreto. La sonrisa de el cada vez que la mira, aquellos gestos juguetones que se lanzan mientras su cuerpo se acerca en de ella.
—Tu no deberías de estar trabajando?— una voz gruesa y ronca me habla desde arriba, Era Ezren.
—Ya he atendido a lo clientes cuando terminen recogeré la mesa, solo estoy descansando.
—Que miras?— Ezren voltea a dónde está Ross, su cuerpo se tensa un poco pero después se relaja —tu no deberías estar en otra parte?
El se dirige hacia ellos yo lo sigo para escuchar.
—Vamos hombre, solo estoy pidiendo un cafe— Neuw le da unos pequeños golpes en el hombro, intento que Ezren se calme.
—Pues estás durando mucho para pedir un simple café, en vez de estar en otra parte.
—Ques lo que me estás tratando de decir?
Las miradas y sonrisas falsas de cada uno como si se agradaran, si ella no me hubiera contado eso yo estaría creyendoles al igual que los otros, Ross está con la cabeza baja no se mete en la conversación, se muerde el labio inferior tal vez intentando no hablar.
—Lo que estás interpretando, duras mucho retrasando a la fila
No había nadie, ni siquiera una o dos personas, solo mesas llenas con personas; habitantes tanto ciudadanos, compartiendo un bonito desayuno, claro, los habitantes no tan discretamente escuchando la conversación todos queriendo un chisme, del que hablar y propagar. Así era se les notaba.
—Fila? Creo que estar mucho tiempo aquí te está volviendo loco pero no te preocupes ya me voy—
El da una última sonrisa antes de irse. Los tres nos quedamos ahí quietos.
—Collins tienes un pedido— la vos de Ross era dulce y pequeña
Me acerco a ver qué es eso? Nunca me dijeron nada de pedidos.
—Tienes que llevarle esto a los jefes, a cada uno
—En donde los llevas? Sabes que sigo sin conocer el pueblo, cierto?
—Si quieres vas tú con Collins así le enseñas como es la vuelta. Yo me quedo aquí atendiendo— dice Ezren.
...
Los dos caminabamos, ella llevaba el pedido eran tres cafes negros cien por ciento puro y aparte una bolsita de azúcar. No quería hablar con ella, son tantas cosas por procesar que no me dejaban pensar, lo de ayer era cierto? Como era eso posible, como callar lo que acabo de ver.
Y para ella están normal eso? Cuanto han normalizado esto? Lo debería considerar algo paranormal, no? Pero por qué les creo? Que me hace creer? Debería dudar de ellos todos son tan misterioso y no de esos que te dan ganas de averiguar por saber su secreto sino de esos que te dan miedo, que tu cuerpo se alarma con tan solo verlo, hablarles el interactuar con ellos.
Esa historia...
Mi madre solía contarla como miedo pero la historia no terminaba asi o no? No quiero averiguar pero esto me harán que me acepte, ese es mi trabajo.
Saber la verdad.
—Gracias, por no decirle nada a Ezren.
—No de que? No era mi asunto.
—Y lo otro...— ella se queda callada por unos segundos —olvida lo que dije, solo era una historia para asustarte.
Volteo a verla intenso descifrar su expresión pero en cambio ella me recibe con una sonrisa toda amable, sus mejillas rojas al igual que su nariz no sé si era por el frío o si era así pero se veía hermosa.
Hermosa como la rosa pero con un olor dulce y suave, no se que tenía ella que me atraía tal vez su personalidad o simplemente es algo que ella provoca. He escuchado mucho de ella comentarios tanto positivos como negativos, en esa cafetería si que se sabían unos chisme.
Todos hablan de las personas en su entorno, nadie confiaba en nadie tal parece que ni de su propia familia, cada persona Amanecia demacrada como si no durmieran por el miedo y la desconfianza, el rencor y la envidia. Como si nadie estuviera a salvo.
Ross tenía razon la mayoría de las personas no salian de sus casa, las calles se tornaban grises y frian no había nadie que diera un ambiente calido, muy poco las verdad, claro, atrás de las casas jóvenes corrían o se divertían no lo sé con claridad.
—A ellos les gusta divertirse— habla ella notando mi interés —me sorprende que estén afuera.
—Por que deberían estar cuidando a ellos?
Ella asiente.
—Las cosas por lo que veo andan complicadas ustedes lo hacen complicado.
—A que te refieres?
—Ellos los odian, si fueran por ellos harían lo posible quitar el tronco pero no tienen los recursos necesarios para hacerlo.
—Como quieres que olvidé lo que me dijiste? Como quieres que olvidé lo he vi?
Ellos pone su dedo índice en sus labios como seña de callarme.
—No puedes decir esas cosas en lugares públicos, aquello que viste no existe en el día pero si en la noche, nadie habla de lo que pasó ayer pero si de lo que pasará hoy.
—No entiendo que me tratas de decir? Es por eso que tú saludas tan familiar a Neuw, es solo una men-
—Buenos días señora Martha— ella se detienen haciendo un simple reverencia a aquella mujer mayor. La señora le corresponde y se va —las persona nos observan, ellos están pendiente de nosotros, de nuestros movimientos vigilando que hagamos cosas en su contra.
Eso inmediatamente me pone alerta, me está advirtiendo de algo. Acomodo mis lentes poniendo en una posición agradable para mi vista, están solo unos segundos pude sentir esa sensación de incomodidad y nervios.
Me quito mis lentes dizque limpiandolos en tan solo poner el cristal arriba fingiendo ver si hay alguna racha, nuevo de un lado a otro.
Ahí decifre lo que me acaba de decir, pensé que eran las personas de la cafetería que nos vigilaban pero no, no era así, rápidamente bajo mi mente y con un paño que traigo las termino de limpiar.