Llegamos a este mundo buscando una razón, un porqué,
una meta, un sueño. Desperdiciamos la vida
complaciendo a los demás, siguiendo un plan, cuando lo
único que debería importar es amar, experimentar, vivir.
Somos seres finitos intentando alcanzar la inmortalidad.
Nos centramos tanto en los objetivos que olvidamos la
belleza de las cosas más simples.
Y yo no quiero vivirla al compás de la sociedad.
Yo elijo mi presente, elijo los viajes, las risas, los llantos,
las desdichas y alegrías. Elijo vivir como mi corazón
dicta; te elijo a ti.