Café y Pecas

¿Qué escondes, gato?

“Entraste a mi vida como lo hace un gato,
haciéndote dueño de mi cama, pensamientos y corazón”

 

Y el gato quiso decirle a la luna lo grande y brillante que era, pero se
dio cuenta que mil gatos más se encargaron de recordarle ese detalle.
Entonces la luna le dijo: «muéstrame lo que escondes, gato, y así sabré si eres el sol para mí».


¿Por qué me quieres, gato?

Y el gato quiso pintar la luna de sangre, para que el mundo viera cuán
nerviosa se ponía frente a la noche y al felino. Pero la luna sigue
siendo lejana, muy antigua... y los intentos del pobre gato solo son rebotes para su corazón.


¿Por qué cazas tan rápido, gato?

Y la luna le dijo a aquellos ojos de canicas: «cada una de las pecas que
guardas bajo el pelo son las palabras que anhelo, pero no se
escuchan, que toco, pero no se sienten».
Solo quiero que con tus uñas rasgues y escarbes, que busques y encuentres, que ganes y pierdas.


¿Por qué entras, gato?

Y la luna en el silencio gritó al tiempo la fuente de su soledad: «¿por qué ya no estás, gato?».

La suave brisa solo fue testigo de su dolor, entre cantos lejanos le llevó su respuesta anhelada.


¿Por qué me miras, gato?

Y la luna se sintió acorralada bajo el hechizo gatuno. Sus intentos de
cacería lograron enjaularla en la inmensidad.

Mas el gran orgullo de la lumbrera se hizo presente.
«No, gato, no lograrás convencerme».


Gato, ¿eres sincero?

Y la luna se debatió en su fuego interno, si los maullidos eran ciertos

o simples engaños disfrazados.

El gato maulló una vez más, tal vez de tristeza, tal vez de agonía.
Se dijo a sí mismo: «La luna todavía no es mía».



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En el texto hay: poemas, acoso, poesía.

Editado: 01.08.2024

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