Cai Becher

Capítulo 32

No todo es malo en la vida

Alice Wood

-Llévame a tarifa- ordeno con la cabeza alta. La comisura de su labio esboza una pequeña sonrisa ladina y asiente una sola vez antes de montarse en el coche. Lo rodeo y me subo en el asiento del copiloto pasando la mochila con las cabezas a los asientos traseros.

Comienza a conducir en silencio mientras yo abrazo la cajita y poco a poco me quedo dormida. Despierto lo que creo que son unas horas después pero al mirar por la ventana y ver que está anocheciendo me doy cuenta de que no han sido solo unas horas.

-Me ha llamado tu novio, al parecer tienes el teléfono apagado y sospechó que estabas conmigo. Le he dicho que estás bien y que te llevaré de vuelta en unos días. No le he explicado nada, eso es algo que debes hacer tú- explica.

-Sí, lo sé, oye ¿Cuántas horas llevas conduciendo?

-Solo son las siete de la tarde, pero estamos acercándonos al invierno y los días son más cortos y tampoco llevo tanto conduciendo, he hecho varios descansos ya que mi ojo se cansa- río por su gracia pero me detengo al ver que no llevo la cajita en mis manos-. La he puesto a tus pies para que no se te cayese dormida.

-Gracias, cicatriz- le digo y no es solo por haber puesto la cajita en el suelo, es por todo lo que ha hecho y está haciendo por mí.

Él no contesta y se centra en la oscura carretera.

Los días ya no son cálidos, no son largos y no son apetecibles así que los turistas se quedan en sus casas por los que en las carreteras solo están los ciudadanos del lugar, esos que viven aquí durante todo el año sin importar el mal tiempo y el frío. Tarifa es un lugar muy bonito que la gente solo sabe apreciar por las playas pero tiene calles, monumentos y bares por entre las callejuelas que son la verdadera belleza del lugar, me gusta la diversidad que hay y la poca discriminación cuando no hay turistas molestando. Pero mi madre amaba esta playa, aunque realmente haya muchas otras más bonitas que ésta.

Entramos en la calle donde está la playa oficial de tarifa: los lances.

-Por la noche no es recomendale entrar en la playa, estas zonas están muy vigiladas por la guardia civil por el narcotráfico. Es mejor esperar hasta mañana y como estamos en octubre dudo que haya demasiada gente- dice aparcando en los aparcamientos frente a un hotel junto a la playa.

Mete la mochila en el maletero junto a la cajita y coge un taco de billetes de la guantera para caminar hacia el hotel.

Una vez dentro nos dirigimos a recepción y cicatriz hace una reserva a nombre de "C" una habitación doble. No sé si los hoteles cerrarán en invierno pero por el momento siguen abiertos.

-Ven, luego volvemos- cicatriz me coge de la muñeca y me saca del hotel para comenzar a caminar por las solitarias calles de tarifa. Me lleva hacia la calle principal de tiendas- aprovecha que están abiertas y cambiate de ropa para ir a cenar.

Comenzamos a mirar tiendas hasta que entro en una y cojo un vestido de esos que hay en todas las tiendas de este lugar. Me cojo unos zapatos también y cicatriz los paga para que me cambie en la misma tienda. Salgo con un vestido de estampado tarifeño, es decir, un vestido largo hasta los pies con un estampado abstracto, éste de colores tierra pero lleno de vida, con escote y- aunque la mayoría son de tirantes-, manga larga (aunque de una tela tan finita que realmente no importa). Los zapatos son marrones y tienen un tacón muy bonito pero que, al mismo tiempo, son muy cómodos. Dejo allí la ropa que estaba usando y la chica de la tienda me regala unos pendientes que van a juego con el vestido. Antes de salir, cicatriz se detiene y me compra un bolso a juego con los zapatos y una cartera con el mismo estampado del vestido, entonces mete allí el taco de billetes y me lo cuelga del brazo.

-Una vez me dijeron que un bolso para una mujer es seguridad extra en vosotras mismas- comenta mientras miramos tiendas de ropa masculina.

Sonrío al ver lo normal que se siente esto. Quizá lo que cicatriz intenta es distraerme un poco de lo ocurrido hoy y, sinceramente, lo está consiguiendo.

Mi madre y yo también veníamos de compras en esta calle y después nos comíamos un dulce en alguna pastelería del lugar.

Entra en una tienda por lo que lo sigo y tras elegir, paga y entra en el vestidor. Sale con un unos caqui beige y una camisa casual blanca de tela fina. Se compra unos zapatos marrones que le quedan bien con el conjunto y salimos del lugar.

Me coge de la mano y caminamos por las estrechas calles en las que se esconden los bares que realmente valen la pena en este lugar. Llegamos a una pequeña especie de plazoleta en la que hay gente cenando en los distintos bares del lugar y una mujer canta flamenco subida a un banco mientras un hombre con rastas toca la guitarra española con la funda abierta para que echen dinero o lo que la gente quiera.

Cicatriz no se detiene ahí ya que me conduce por las callejuelas hasta llegar a un bareto metido en un callejón. Entramos y todo es impactante: poca luz, gente bailando ahí en medio mientras un hombre toca la guitarra en una mesa como cualquier otra del lugar... un camarero que ya tiene sus años nos lleva a una mesa y pedimos la bebida mientras miramos la carta para elegir comida.

-¿Cómo conoces este lugar?- pregunto asombrada.

-Princesa, soy narco- dice como si debiera ser obvio-, he estado mucho por aquí.

Nos traen la bebida y pedimos un par de tapas para picar algo.

-¿Cuál es tu nombre?- pregunto antes de darle un sorbo a mi cerveza con tequila.

-¿Qué importa eso, princesa?

-Bueno, tú sabes mi nombre aunque no lo uses y yo sé cómo te llamo yo y cómo te llaman los demás pero ni idea de tu nombre- bebe de su propia cerveza-. Y la habitación la has puesto a nombre de "C" ¿Qué clase de nombre es ese?



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En el texto hay: secuestro, sufrimiento, mafia

Editado: 14.11.2022

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