El casamiento no arregla conflictos externos
Alice Becher
—¿Damos pie al baile?— Cai se levanta y me tiende la mano, yo la tomo, aún algo cortada por mis pensamientos.
La atención de todos va cayendo sobre nosotros conforme se dan cuenta de que somos los dos únicos que están en pie.
—Señoras y señores, que el baile de comienzo— Cai sonríe caminando a mi lado por el comedor para salir por el pasillo que lleva a la pista de baile. Aquí es donde me he casado pero el personal lo ha preparado todo mientras comíamos.
Comienza a sonar la canción que elegí expresamente para comenzar el baile: Feel like home, de Bea Miller y Jessie Reyez. No es una balada pero ¿Bailar Cai y yo solos ante todo el mundo? Ni loca.
Cojo a Helena y Clara de la mano y tiro de ellas para acercarnos al dj y comenzar a cantar pegando saltos. Cuando nos damos cuenta, la mayoría de mujeres que hay acompañando a los hombres que ha invitado Cai (Porque son solo acompañantes, este mundo es demasiado machista como para que los contactos de Cai sean mujeres y debemos admitirlo) y las chicas del servicio junto a algunos hombres— pero pocos—, se nos han unido al baile de saltos.
Hombres aburridos...
—¡Cai!— grito haciendo con mis manos un megáfono. Él me mira junto a la gran mayoría de la sala— ¡Te quiero!
Cai esboza una sonrisa, una gran sonrisa, y se acerca a mí por entre la gente que se aparta al verlo. Una vez llega a mí, coge mis manos y tira de mí para chocar nuestro pechos y, mezclando ya nuestro aliento, besarme con todas las ganas.
Escucho los comentarios, en su mayoría femeninos, exclamando que es muy romántico, que hacemos buena pareja, simples «Awww» y demás.
La verdad es que me da igual quien nos mire, porque yo siento que quiero a este hombre y mientras nosotros lo sepamos ¿Qué importan los demás?
—If you ask me where I'm from I say «you» 'cause you feel like home. Ask me, «Is this love?» I say, «I feel it in my bones»
(Si me preguntas de donde soy, digo «Tú» porque te siento como un hogar. Pregúntame «¿Es esto amor?» te digo «Lo siento en mis huesos»)
Le canto bajito cuando nos separamos.
—I need you to know the feeling's new. But if you ask me where I'm from I say, «you», 'cause you feel like home.
(Te necesito para conocer nuevas sensaciones. Pero si me preguntas de donde soy, digo «Tú» porque te siento como un hogar)
Me canta él mientras roza mis labios.
—¡Quieto todo el mundo!
Un grito agresivo nos hace detenernos y mirar hacia la puerta. Tres hombres armados nos apuntan con sus armas mientras un cuarto entra por la puerta con tranquilidad. Cai no pierde el tiempo, sin mirar su reloj digital, pulsa un botón y luego mete una clave que no puedo ver.
—Ponte tras de mí— me susurra tan bajo que me cuesta oírlo.
—¡Cai Becher!— el hombre que entró último es el único con el rostro al descubierto.
Miro a los lados. Clara está tras de Boomer, quién parece ser capaz de hacer cualquier cosa por salvarla. Helena está con Samu, ninguno sabe qué hacer y ambos parecen estar a punto de echarse a llorar. Cicatriz me mira fijamente y veo su instinto protector desde aquí.
Desvío la mirada. Soy la única por la que se preocupa, lo sé.
Cai debe haber guardado armas en algún lugar o tiene algún hombre armado en la sala. Seguro. Miro a ambos lados, pensando.
El dj tiene una caja abierta bajo la mesa donde tiene la mesa de mezclas. El dj está metido bajo la mesa tratando de salvarse de los posibles tiros mientras mira a su alrededor buscando algún peligro más. Su mirada da con la mía y yo señalo con los ojos la caja. Él lo entiende y mira dentro hasta que da con lo que buscaba: dos pistolas.
Pero con una me es suficiente.
Asiento y él lanza una con una puntería envidiable. La cojo al vuelo y nadie se pispa de nada. Antes de que lance la otra, niego con la cabeza.
Para no hacer ruido, cojo la tela que forma la falda del vestido y lo remango por atrás para meter la pistola entre mis muslos. Ahora viene la parte más vergonzosa de mi plan.
Cojo aire antes de poner los ojos en blanco y dejarme caer de espaldas— teniendo cuidado de no golpearme la cabeza.
Piénsenlo, una chica el día de su boda, vestida con una especie de camisón de bodas de princesa siendo atacada en un día tan especial.
Fingir un desmayo es algo inteligente
—¡Alice!— el grito de Cai me hace sentirme culpable pero no puedo decirle nada ni puedo abrir los ojos aún.
—¡Quieto o los mato a todos!— grita la voz inicial del ataque— Tortuga, ve a ver a la chica. Becher, ven aquí.
La mesa del dj hace que no me vean desde allí así que deben acercarse para comprobar que no estoy muerta o fingiendo. Siento a alguien a mi lado y noto cómo dos dedos me tantean el cuello, buscando el pulso. Entonces siento una mano en mi nuca y comienza a elevarme, yo trato de controlar mi respiración cuando me agarra por las axilas y me arrastra hasta apoyar mi espalda contra la mesa del dj. Sigo fingiendo estar desmayada, hasta dejo caer la cabeza hacia delante, haciendo que el pelo me tape la cara y nadie pueda ver si he abierto los ojos pero que, sin embargo, me permita ver si ese tal Tortuga se ha ido ya.
—¿Tortuga?— la voz atacante habla.
Mierda, no se ha ido.
Cierro los ojos en cuanto siento una mano en mi frente y la Tortuguita me coloca la cabeza hacia atrás. Qué considerado... pero voy a matarte, cosita.
Cuando escucho los pasos alejarse entreabro los ojos y lo primero que veo es la mirada de cicatriz, apoyando lo que estaba haciendo.
Cojo la otra pistola y la coloco en el suelo, asintiendo una vez con la cabeza, él me copia.
Cargo el arma mientras está entre mis muslos para no hacer ruido y la saco con cuidado.