Alara estaba contenta con volver a casa luego de semejante experiencia en Yavin-4. Tori estaba dormida en el otro habitáculo y no pudo aterrizar que ya la estaban llamando a la Sala. Su padawan la siguió hasta encontrarse con un grupo de aprendices, al cual siguió para ayudar con sus estudios. La maestra entró a la sala para encontrarse con un montón de gente conocida. Los maestros de Karastros estaban en reunión con algunos de los maestros de Coruscant y alguien que no conocía. Cuando se acercó a Syo notó que el desconocido era el famoso Almirante Krishu. Tenía una expresión serie en cara y su holograma no se movía en los más mínimo.
“Mi hijo está muerto.” Dijo de repente el hombre para que su imagen se cambie por un video.
En la imagen, el jedi saltaba hacia una nave imperial junto a todo su escuadrón, del otro lado había un sith. La imagen enfocó su máscara por un instante. Era el hombre de sus visiones. Intercambió una mirada con Syo para para seguir mirando lo que estaba transmitiendo el militar, pero este volvió a la imagen, ya que el video se había cortado de repente.
“Eso es lo último que hemos podido grabar, pero esto es lo que están transmitiendo en el Imperio.” Agregó con solemnidad para transmitir otro video.
La imagen empezaba con el sith esperando por ellos, intercambiando palabras mientras el Escuadrón Alfa lo rodeaba. De repente, la médica salía disparada por la telequinesis del sith para que la pelea empiece. El sith era formidable, sus movimientos eran precisos, rápidos y fuertes. Su enemigo derrotó a todo el escuadrón con una facilidad inesperada para todos, la pelea con Mathos se interrumpió un par de veces, pero al final el vencedor era el sith, que terminó el video mirando hacia ellos. La sala se sumió en un profundo silencio.
“Mi hijo ha dado todo por la República.” Dijo con solemnidad el Almirante. “Mathos hubiera querido que estuvieran al tanto de esto. Este sith ha aparecido para revolucionar el Imperio, lo único que sabemos es que su nombre es Ihsahan.”
“Esa es la máscara de Mandalore.” Agregó desde Coruscant Ch’Chok. “Tenemos que hablar, amigos.”
“Tiene todo nuestro cariño, Almirante.” Dijo pensante Syo.
El militar desapareció sin decir nada.
“Esto es alarmante, maestros…” Dijo pensante el Gran Maestro.
“Ch’Chok, ese es el hombre de nuestras visiones…” Dijo pensante Syo.
“Es cierto.” Afirmó Alara mientras pensaba si era el mismo hombre que Shin había visto en sus visiones.
“Shin había tenido una visión también…” Aportó pensante Kysho. “Aunque no sé si será la misma máscara…”
“¿Por qué anda paseando esa reliquia?” Preguntó al aire Lak. “Es como ponerse un blanco en la espalda.”
“¿Qué sabemos de lo que estaba haciendo Mathos?” Preguntó con prestancia Aola.
“Estaba atacando los convoyes del Imperio en espacio imperial.” Respondió con prestancia Shura. “Ha estado arrestando a todos los que pudo con la información que consiguió de nuestro amigo Asu.”
Alara recordó a Shin con tristeza, como siempre pasaba, mientras notaba la seriedad en los ojos de Ch’Chok.
“Necesitamos empezar a viajar con más cuidado.” Dijo con seriedad antes de que alguien más pudiera hablar. “Me gustaría empezar a enseñar a detectar a través de la Fuerza de manera curricular a todos los aprendices.”
Syo estaba contento con lo que escuchaba de su alumna.
“¿Por qué?” Preguntó con curiosidad uno de los maestros de Coruscant, era un zabrak que no conocía.
“Por seguridad más que nada, ninguno de los integrantes de mi grupo anterior sabía cómo hacerlo y hemos sido perseguidos por peculiares siths con la misma técnica que yo puedo usar.” Dijo con seriedad Alara. “Tampoco es algo que sea difícil de aprender. Además, me gustaría que los grupos empiecen a ser de al menos tres personas.”
“Estoy de acuerdo.” Dijo pensante Ch’Chok. “Deberíamos tener más cuidado de ahora en más… tengo que la sensación de que algo ha cambiado en la galaxia.”
“Quiero el pedido por escrito, Alara.” Dijo pensante Shura. “Voy a investigar un poco a este tal Ihsahan…”
“Yo voy a intentar averiguar qué pasó con Mathos… esto es propaganda imperial.” Dijo pensante Kysho.
“Organizaré otra junta pronto, maestros. Necesitamos acomodarnos a lo que viene.” Dijo de repente Ch’Chok.
Todos los maestros desaparecieron de sus hologramas a excepción de Kysho.
“Alara… ¿Qué te parece que signifique nuestra visión?” Preguntó con curiosidad Syo.
“No lo sé, maestro…” Respondió pensante. “De repente, lo que hice en Yavin-4 me parece banal…”
“Ya nos pondrás al día con tus aventuras.” Dijo pensante Lak. “Deberías ir a Coruscant, Alara. Tendrías que terminar tus exámenes…”
“Lo sé, maestro.” Dijo pensante Alara.
“Todo esto es muy repentino…” Dijo pensante Syo. “¿De dónde sacan tantos siths?”
“¿De Korriban? ¿De Ziost?” Preguntó al aire Kysho. “Hacen lo mismo que nosotros…”
“Lo sé, pero… No lo sé…” Dijo ofuscado el maestro.
“Necesitamos protegernos mejor.” Dijo pensante Kysho. “Estoy en camino a Onderon con mis padawans, Vatse está ocupando mi lugar en el templo. Cuando vuelva organizaremos todas las nuevas clases.”
“Entendido, maestra.” Dijo pensante Alara.
La reunión terminó con unas extrañas miradas. Alara siguió a su maestro por los pasillos del templo hasta salir a uno de los patios, donde se sentaron a ver a los jedis pasar.
“Alara…” Dijo Syo después de unos cuantos minutos. “¿Cómo te fue en Yavin?”
“No lo sé…” Dijo pensante la jedi. “Tuve que regañar a Athos, peleamos con unos siths… pero ahora sé cuál es el talento de Tori…”
“¿De verdad?” Preguntó sorprendido Syo.
“Sí, es muy sensible…” Dijo pensante Alara. “Estoy más preocupada por estos eventos… ¿Crees que nuestras visiones tienen alguna relación?”
“Es el mismo sith, Alara…” Dijo pensante Syo. “No sé qué podrá significar… puede que sea nuestro enemigo, pero tú sabes cómo es la Fuerza, tal vez sea nuestro salvador…”
“No había pensado en eso…” Dijo pensante Alara. “Escuché algunas historias nuevas sobre Shin, parece que conocía al profesor.”
“Es probable, Alara. Thirin lo llevó con él cuando estuvo en Coruscant y tú sabes que va a donde la Fuerza lo lleve…” Dijo pensante Syo. “Gracias por expresar lo que piensas, aprendiz. Todos necesitábamos escuchar lo que dijiste.”
“Es solo sentido común, maestro.” Respondió confundida.
“Justamente por eso hay que escucharlo, a veces pasa de largo como algo que todos pensamos, pero que nadie dice en voz alta.” Dijo sonriente Syo. “Voy a poner a los pequeños a expandir sus sentidos con la Fuerza.”
“Yo voy a entrenar a Tori…” Dijo al aire Alara. “¿Debería aprender algo en especial en Coruscant?”
“No lo sé, Alara… Te he enseñado todo lo que me parecía que entraba en tu… estilo. Ahora debes profundizarlo tu misma. Kysho me dijo que aprendiste algunas técnicas de tutaminis…” Respondió pensante mientras rascaba su mentón. “Shin me preguntó mismo en algún momento y llegó a la conclusión de que lo más importante es abrirse al conocimiento…”
“Nunca lo escuché decir eso…” Dijo sorprendida Alara.
“A veces tenía destellos de… genialidad.” Dijo sonriente el jedi. “Deberías buscar tu rumbo… aunque yo empezaría por mejorar mis talentos más sobresalientes.”
“¿Crees que puedo llegar a su nivel?” Preguntó al aire Alara.
“Shin tenía otra conexión con la Fuerza, Alara. En cierto modo tu ya haces lo mismo que él…” Dijo pensante Syo.
“He estado pensando mucho en él últimamente…” Dijo apenada Alara sin poder decir que lo extrañaba todos los días.
“Es normal, Alara… todos lo extrañamos.” Dijo pensante Syo. “¿Cómo está nuestra pequeña padawan?”
“Feliz de pasear conmigo…” Dijo sonriente Alara. “Se durmió la mitad del viaje desde Yavin-4, pero ya estaba lista para estudiar cuando llegamos…”
“Ya tienen otro viaje, así que…” Dijo divertido Syo.
“Creo que voy a dejarla unos días en su rutina, tuvimos unos días raros…” Dijo pensante Alara.
Alara necesitaba relatar lo que había pasado en Yavin-4, así que aprovechó la presencia de su maestro para contar todo lo que había vivido en el templo.