Calamidad

3 - Alara – 2

Tori caminaba a su lado mientras se acercaban a la biblioteca junto a las maestras. Estas se despidieron de ellas cuando encontraron a Juna, que estaba leyendo un gigantesco tomo en un escritorio. El lugar estaba poblado por un grupo de estudiantes y sus maestros. Ella tenía que estudiar más tarde, pero primero quería conocer a su nueva padawan. La muchacha tenía cabellos color verde oscuro y afilados ojos grises. Era tan alta como ella, su postura era militar y llevaba sus cabellos en una larga cola de caballo. Tori se asomó sobre el escritorio para saludarla.
“Buenos días, Juna.” Dijo contenta la padawan. “Ahora tenemos la misma maestra.”
Juna levantó la mirada para mirarla con curiosidad.
“Buenos días, Tori…” Dijo con seriedad la mujer mientras se giraba a mirar a la maestra.
“Buenos días, padawan.” Dijo pensante Alara. “Es un placer conocerte, parece que ya conoces a Tori.”
“He ayudado en alguna de sus clases.” Respondió con frialdad Juna mientras cerraba el tomo para guardarlo. “No deberíamos hablar en la biblioteca.”
Alara sonrió divertida para seguirla a uno de los patios, donde Tori se sentó a meditar frente a una fuente.
“No quiero ser maleducada, Alara, pero no creo que seas la maestra indicada para mí.” Dijo Juna mientras se sentaba a su lado.
“Solo dices eso porque tu maestro no ha estado presente, yo hago trabajo de otra manera.” Respondió sonriente Alara.
“Eres un fraude, Alara.” Dijo con firmeza Juna. “No has entrenado a nadie y el único padawan que tenías está muerto.”
“Yo me siento una farsante, Juna.” Respondió con seriedad Alara mientras pensaba en su padawan. “Pero me han elegido a mi para tu tutelaje, tenemos que respetar la decisión del Consejo.”
“El Consejo eligió a Mathos como mi maestro…” Dijo ofuscada la padawan.
“Es cierto.” Dijo sonriente Alara. “Es algo que queremos cambiar, no todos están… hechos para tener padawans.”
“Mi maestro era… solitario y siempre estaba trabajando para la República, así que solo he podido acompañarlo en las misiones para la Orden.” Dijo pensante Juna. “Creo que podría seguir así…”
“Lamentablemente vas a tener que lidiar conmigo, Juna.” Dijo sonriente Alara. “Me gustaría conocerte un poco mejor, ¿Cómo te sientes con tus habilidades? Escuché que eres una sombra.”
“No estoy muy cómoda con ellas…” Dijo con seriedad Juna mientras la revisaba con la mirada. “¿Tú eres como Shin?”
“Él era mucho mejor que yo…” Respondió sonriente Alara. “Su conexión con la Fuerza era única y fascinante. Cuando él usaba nuestras habilidades era prácticamente invisible…”
“Lo he visto, lo opuesto, mejor dicho.” Dijo con seriedad Juna. “¿Qué más quieres saber?”
“¿Qué estás haciendo?” Preguntó con curiosidad Alara.
“Investigando un maestro de antaño, era un Archivista experto en cultos del lado oscuro…” Respondió pensante Juna. “Quiero aprender un poco de la Orden Sith…”
“¿Tiene que ver con la muerte de Mathos?” Preguntó con cuidado Alara.
“No lo sé… Mi maestro estaba investigando al sith que lideró el Imperio antes de la Guerra Civil, tenía la idea que sus ideas estaban forjando este nuevo Imperio.”
“Puedo ver la conexión, Juna…” Dijo pensante Alara. “Están más unidos que lo que sueles leer en los Archivos.”
“Nadie sabe cómo se organizan bajo el Imperio, pero…” Dijo al aire Juna.
“Vas a empezar a entrenar con nosotras, Juna.” Dijo sonriente Alara. “Quiero que conozcas a Tori, vas a pasar mucho tiempo con ella. Así que te quiero ver mañana temprano en el patio, vamos a entrenar las tres juntas, quiero saber en qué nivel estás y de paso puedes sacarte esos rumores de la cabeza.”
“No puedo negarme… Shin siempre hablaba bien de ti.” Dijo ofuscada Juna.
“¿Lo conocías? Me gusta escuchar historias sobre él…” Dijo apenada Alara.
“Lo he visto muchas veces aquí, pero lo conocí formalmente en Tatooine. Mi maestro y yo estábamos rastreando un científico para la República, resultó ser un poco más complicado de lo que parecía, así que terminamos con el Escuadrón Alfa en una base del Imperio…” Dijo pensante Juna. “Todo estaba yendo de maravillas, ya que no habían detectado nuestra presencia… Caímos en una trampa, estábamos completamente a su merced. Todos los cañones estaban a punto de carbonizarnos…” Agregó ofuscada. “Todo se detuvo de repente, Shin estaba esquivando… bailando entre los disparos de los Imperiales mientras nuestro objetivo corría detrás de él…”
Alara sonrió divertida.
“Todo terminó cuando llegaron los del SIS. Shin estaba trabajando para ellos y nosotros habíamos arruinados sus planes.” Terminó pensante.
“No sabía que eso había pasado…” Dijo pensante Alara.
“Shin podía entrar a estos lugares con facilidad. Por lo que escuché siempre lo querían para las misiones de rescate.” Aclaró al aire Juna. “Su habilidad era magnífica, pero mi maestro nunca lo ha apreciado demasiado…”
“Esa suena a mi Shin.” Dijo sonriente Alara. “Mathos actuó como si no lo conociera cuando nos vimos en el templo…”
“Así era mi maestro…” Dijo apenada Juna. “Shin lo ha rescatado un par de veces del Imperio, cosa que nadie sabe más que ellos dos y la gente de Inteligencia…”
“¿De verdad?” Preguntó asombrada Alara.
“Sí, mi maestro no estaba muy orgulloso de eso…” Dijo pensante Juna. “La verdad es que… Shin era un gran jedi.”
“Eso vengo escuchando…” Dijo apenada Alara.
“Espero que no vayas a enseñarme a esconderme en las sombras…” Dijo de la nada Juna.
“Vas a tener que amigarte con tus habilidades, Juna.” Dijo pensante Alara. “Tori va a mostrarte donde no estamos quedando. Tengo que estudiar un rato.”
“Entendido, Alara…” Dijo pensante Juna.
Alara sonrió para luego mirar a Tori, que estaba perdida en sus meditaciones.

Los archivos tenían una sección solo para maestros, allí es donde estaba. Todavía no sabía que quería estudiar, pero los holocrons no estaban llamando su atención por el momento. El estante que tenía enfrente estaba desordenado, ya que eran los holocrons que no tenían un autor en especial o hablaban sobre temas variados. Apoyó su mentón sobre sus palmas para mirar hacia el estante con desasosiego. De la nada, sintió un movimiento en la Fuerza. Uno de los cubos había rodado por la estantería, ya que estaba mal apoyado sobre otro. Lo tocó para se active frente a ella.
“No sé porque estoy grabando esto…” Dijo una maestra de cabellos marrones.
Tenía un cuidado peinado en su cabeza y su túnica era marrón. Su sable era doble como el suyo.
“Juhani dice que esto va a ayudarme un poco…” Agregó ofuscada. “Hace mucho que no me sentía una farsante, me han convertido en maestra y siento que no pertenezco a este lugar. Tengo a cargo a demasiados padawans y estoy perdida en mis días. ¿Qué clase de jedi tiene esposo e hijo?”
Alara se sorprendió al escuchar esto.
“Escucho a los maestros hablar sobre la conducta de los jedis, como deberíamos comportarnos frente a la galaxia, pero no puedo decir que me arrepiento de amar a mi esposo…” Dijo pensante la maestra. “Lo extraño todos los días y todavía me molesta que se haya ido de esa manera. Supongo que debe haber salvado a la galaxia, ya que no hemos escuchado nada extraordinario desde que desapareció…” Agregó mientras bajaba la mirada. “Estúpido, si algún día vuelves y lees esto quiero que sepas que tu esposa te extraña todos los días y que tu hijo te necesita.” Terminó enfrentando a la nada.
Alara no sabía que estaba escuchando, pero sentía una conexión con la mujer.
“Debería dejar algo más útil en esta grabación. Mi esposo me hizo entender que la Fuerza es más complicada de lo que asumimos, en estos momentos siento que estoy peleando contra la marea, pero todos han aceptado que lo que digo no son patrañas. Algunas emociones han… acercado la Fuerza a mi persona. Mi esposo me trajo de vuelta del lado oscuro, recordándome que todos podemos cambiar, pero también al recordarme que tenía su amor para compartir…” Dijo al aire la maestra. “Él siempre decía que era una gran jedi, pero todavía no entiendo a que se refería, cada día que pasa siento que me estoy alejando de mis enseñanzas, pero al mismo tiempo siento que no hay nada de malo en eso. Mi hijo empezó a ir a la escuela del pueblo, parece que no es sensitivo… Lamentablemente no puedo refregárselo en la cara a alguno de los maestros que siempre hablan sobre lo malos que son los linajes con sangre jedi. Tengo la suerte de verlo todos los días, solo necesita a su padre…”
Alara se sentó a escuchar con atención.
“He estado investigando un poco la historia de la Orden, parece ser que no es la primera vez que estamos al punto de la extinción. Los sobrevivientes de la Guerra Civil parecen querer olvidar todo lo que pasó, pero la verdad es que el Triunvirato no hay sido lo último que vamos a escuchar de los sith. Mi esposo sabía esto, ese estúpido siempre tenía todo en su cabeza… La General se llevó su máscara, con suerte ella va a ayudarlo a descubrir los secretos en su cabeza.” Dijo en voz alta la maestra. “Nunca había hablado con nadie sobre esto… Estúpido, espero que vuelvas a mis brazos… Tu hijo te necesita, no sé cómo eras de pequeño, pero estoy segura de que es igual a ti. Estoy peleándome seguido con los otros maestros, no sé cuánto tiempo voy a poder dedicarme a esto…” Agregó cansada. “Cada día que pasa siento que mis enseñanzas me han limitado toda mi vida. Siempre termino hablando de él, pero… él me ha abierto los ojos a todos estos… sentimientos que nunca debería haber sentido.”
Alara se iba a levantar a guardar el holocron, pero este tenía una grabación más.
“Ah, esposo, todavía recuerdo cuando detestaba que fueras el jedi más extrovertido de la galaxia, hoy extraño tus caricias.” Dijo sonriente la mujer. “Parece que mi tiempo aquí ha terminado, ya no puedo vivir como una jedi, regañando a los aprendices por querer sentir lo que la galaxia tiene para ellos. Jolee tenía más razón de la que esperaba, no todo es blanco o negro… Tu hijo ya sabe escribir, mañana mismo nos mudaremos a un lugar más… civilizado. Espero que no quiera ser un héroe como tú. Me encantaría volver a verte, querido. No he tenido noticias de la General, pero siempre estaré esperando por ti.” Terminó con una sonrisa.
Alara se puso de pie para levantar el holocron, intentando recordar el nombre de esa mujer, pero terminó pensando en que alguien más se había sentido como ella. Luego de guardar el cubo, terminó espiando a sus padawans. Juna estaba practicando formas con Tori, que estaba mostrándole un giro que había aprendido hace poco. La pequeña podía hacer amigos con facilidad. Como no quería interrumpirlas se dedicó a pasear por el templo, pensando en lo que había escuchado de la maestra del holocron.



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En el texto hay: accion y aventura, starwars, star wars

Editado: 10.06.2023

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