La rampa se abrió para dejar entrar la luz de Kaas y la sombra de Mirana, que estaba parada frente a ella con disciplina militar. La mujer lo recibió con un saludo para mirar con curiosidad el interior de la nave. Lo revisó con la mirada mientras lo dejaba pasar.
“No necesitas recibirme en la ciudadela, Mirana.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Milord, bienvenido. Es mi trabajo.” Respondió con prestancia Mirana.
“Le gusta mucho abrirte las puertas, Ihsahan.” Dijo divertida Vitti mientras dejaba su maletín frente a ella.
Intercambiaron una fría mirada, pero la mujer levantó el maletín para seguirlos de cerca.
“La gente de Inteligencia no han dicho mucho, pero todos los siths están hablando de ti, maestro.” Dijo de la nada Mirana. “Parece que están celosos de tus logros.”
“¿Tengo que saber algo de la ciudad?” Preguntó con prestancia Ihsahan.
“Tengo todo lo que me pediste y recién acaba de llamarme Vera, ya tiene lista las primeras partes de la armadura.” Respondió con prestancia Mirana mientras abría la puerta.
“Entendido.” Dijo con seriedad Ihsahan. “Vitti, debes reportarte en Inteligencia.”
“Enseguida.” Dijo contenta la twi’lek. “Ahora voy a contarle a Mirana como ha… como han sido mis explosiones.”
Ihsahan dejó a las mujeres para recorrer un pasillo hacia la oficina de su maestro. Los siths que se cruzó parecían sedientos de sangre, pero ninguno de ellos quiso hacer nada al respecto. Su maestro no estaba solo en la oficina. Tudra lo miró con curiosidad mientras se cruzaba de brazos.
“Ah, el sith del momento.” Dijo jocoso Tharan. “Parece que tu misión ha sido todo un éxito.”
Ihsahan no necesitaba ningún tipo de halago.
“Creo que me encanta tu aprendiz, Tharan…” Dijo pensante Tudra. “Voy a esperar tu informe con ansias, Ihsahan.” Agregó para pasar a su lado.
Tharan se levantó para servirse algo para tomar mientras la sith cerraba la puerta detrás de ella.
“Eres todo lo que esperaba, Ihsahan… ¿Cómo te sientes luego de derrotar a una maestra?” Dijo divertido.
“Esperaba más de ella.” Dijo con seriedad el sith.
Tharan tenía una horrible y violenta sonrisa en su boca.
“Por eso te dije que no creas todo lo que dice Rohus.” Dijo jocoso.
“La misión fue un éxito.” Dijo con seriedad Ihsahan. “Luego de dar mi informe empezaré con la siguiente.”
“Perfecto, pero antes tengo que ponerte al día con nuestros… sombríos asuntos.” Dijo divertido Tharan. “Hemos ordenado todo lo que has averiguado del Culto de Indo y ya tenemos los siguientes pasos a seguir. Lo primero será hacerte amigo de su aprendiz, creo que tu bella cara va a servirte en este caso.”
“Entendido, por lo que pude ver están buscando algún conocimiento perdido de Naga Sadow, están seguros de que pueden modificar la galaxia con su magia perdida.” Aclaró con prestancia Ihsahan.
Tharan sonrió divertido.
“Me encanta cuando tienes todos los detalles, aprendiz.” Dijo mientras se inclinaba hacia atrás en su cómodo sillón. “Esto es en general lo que vamos a hacer. Nos apoderaremos de su gente para luego quitarlo de su sillón, el cual será ocupado por tu precioso culo.”
“Sus seguidores son fieles, ya que la mayoría han recibido… beneficios de estar bajo su protección. También he notado que todos son adeptos a la Fuerza más que al sable.” Aclaró con prestancia Ihsahan.
“Es normal, aprendiz. Solo tienes que mirar a su líder…” Dijo divertido Tharan. “Por eso solo queremos lidiar con los que piensan, sus seguidores son… irrelevantes para nuestros planes. Uriah, por otro lado, está hace años bajo su protección y estoy seguro de que ella estaría feliz de cambiar de dueño.”
Rohus entró por la puerta para pararse a su lado y mirarlo con fijación. Su casco hacía imposible saber lo que estaba pensando.
“Buen trabajo, sith. Kysho no era una simple jedi.” Dijo con seriedad el gigantesco sith.
“Ah, un halago del gran Lord Rohus.” Dijo jocoso Tharan. “Debes estar orgulloso.”
Ihsahan lo miraba en silencio.
“Rohus, no puedes aterrorizar a mi aprendiz, es una de sus virtudes.” Agregó mientras lo miraba desde abajo. “¿Qué te trae por mi oficina?”
“Escuché que Ihsahan puede infiltrarse entre jedis, me gustaría que consiguiera algo para nosotros en espacio de la República.”
“No sería un problema, pero yo no soy la niñera de Ihsahan, deberías hablarlo con él.” Dijo sonriente Tharan. “Próxima cosa que hagas bien, aprendiz, va a valerte tu primer título.”
Rohus miró a Tharan para marcharse junto a su aprendiz.
Ihsahan terminó en un laboratorio, este estaba repleto de tecnología de todas partes de la galaxia, la última puerta ocultaba la oficina de Rohus y a su aprendiz. Madari siempre lo miraba con rencor. El gigantesco sith se sentó en su sillón para mirarlo con curiosidad.
“¿Por qué necesitas a este energúmeno?” Preguntó con prestancia la twi’lek.
“Por sus habilidades.” Dijo con seriedad Rohus. “Ord Mantell, la República tiene una pequeña base junto a los Jedi.”
Un mapa del planeta empezó a brillar sobre el escritorio mientras Madari se cruzaba de brazos.
“Necesitamos un holocron que tienen guardado allí.” Continuó con prestancia el sith. “Madari falló en su intento.”
Ihsahan lo miró para pedir más detalles.
“Hay un escuadrón de elite asentado en esa base y siempre hay un par de jedis custodiando la bóveda.” Aclaró Madari luego de recibir una mirada de su maestro. “Una twi’lek roja llama demasiado la atención y los mercenarios son reconocidos con facilidad en la zona.”
“¿No deberían hablarlo con Inteligencia? Ese es su trabajo.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Es posible, pero tú eres un Cipher además de un sith y sé que puedo confiarte un holocron como ese. Dentro está encerrada la conciencia de un antiguo alquimista.”
“Entendido.” Dijo con seriedad Ihsahan.
Madari lo miró de cerca, casi acariciando su máscara.
“Es extraño hablar con ustedes…” Dijo ofuscada.
Ambos la miraron con fijación.
“Entre las máscaras y que este sith no tiene presencia nunca sé si están a punto de matarse o no.” Agregó distraída.
“Te percatarías si eso sucediese, Madari.” Dijo con severidad Rohus. “No quiero imponerte nada, Ihsahan, completa esta misión cuando estes cerca de lugar.”
“Pronto.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Deberías tener cuidado con Uriah, sith. Es mucho más de lo que parece.” Dijo con seriedad Rohus.
“Me he percatado de ello.” Respondió con prestancia Ihsahan.
Madari seguía cerca de él, pero el sith se retiró sin decir nada.