Alara estaba viendo la pira arder, no habían podido encontrar los sables de sus amigos y lo único que había podido hacer fue plantar una hermosa flor en sus nombres. Tori estaba cerca de ella notando toda la gente que había venido a despedirlos. Luego de unas palabras del Gran Maestro, dejó a su padawan junto a sus amigos para dirigirse a la Sala. Allí encontró a los maestros del templo. Estos estaban cabizbajos e intercambiaban miradas intermitentes. Syo se acercó a ella para apretar su hombro y acercarla al resto.
“¿Cómo estás, Alara?” Preguntó en voz baja mientras caminaban. “Todavía no me estoy creyendo esto…”
“Yo estoy igual…” Dijo apenada la jedi. “¿Cómo están los demás?”
“Peor que yo… Kysho era más importante de lo que creíamos en el templo.” Dijo apenado Syo. “No quiero olvidarme de los muchachos…”
Alara estaba extrañando a Shin, recordando que Lira también lo amaba como ella.
“Lo sé, Tori era amiga de Lira…” Respondió apenada la jedi mientras se detenían junto a Aola y Lak.
“Alara…” Dijo pensante Aola. “Escuché que Thirin vino con ustedes…”
“Vino con Juna.” Dijo pensante Alara. “Gran Maestro… ¿Qué querías hablar con nosotros?”
“Necesito su opinión sobre algo.” Dijo pensante el whiphid. “En Coruscant he tenido la oportunidad de escuchar a nuestros hermanos y he llegado a la conclusión de que necesitamos encarar esta guerra de otra manera.”
“No podemos abrirnos a la batalla, Ch’Chok.” Dijo pensante Syo. “¿Con quién vamos a pelear? El Imperio no está usando a la Orden Sith en la guerra.”
“¿Vamos a romper nosotros el Tratado?” Preguntó con seriedad Lak.
“Deberíamos enfrentarnos en las sombras.” Dijo de la nada Aola.
“Así empiezan las guerras…” Dijo apenada Alara. “Lo que sí quiero decir es que necesitamos defendernos…”
Syo se cruzó de brazos para perderse en sus pensamientos.
“Eso es lo primero que vamos a hacer.” Dijo pensante Ch’Chok. “Algo está cambiando y no sé que es…”
Alara se acercó al comunicador para que la imagen de Mirabella aparezca en la imagen. La mujer se paró derecha para saludar con respeto.
“Me disculpo por llamarte de pronto, Mirabella, pero necesitamos un poco de tu información.” Dijo con seriedad Alara.
“No es problema, maestra.” Dijo con seriedad la mujer. “¿En qué puedo ayudarlos? Ustedes siempre están cuando los necesitamos.”
“Nos gustaría saber como están las cosas en el Imperio, si cambió algo hace poco.” Dijo pensante Alara. “No sabemos cómo reaccionar a los impactos que hemos tenido recientemente.”
“Escuché lo que sucedió en Onderon. Primeramente, me gustaría decir que estamos seguros de que fue un asesinato.” Dijo con prestancia la espía. “Lamentablemente no tenemos pruebas, ya que todo fue precisamente planeado. No sabemos cómo se han enterado del itinerario del Senador, pero hay alguna minúscula evidencia de que el puente ha sido saboteado.” Agregó mirando a Alara. “Segundo, el Imperio está cambiando…”
La imagen cambió a la del mismo sith que había derrotado a Mathos y sus amigos, el hombre parecía estar en la propaganda de la ciudad.
“¿Qué significa eso?” Preguntó con curiosidad Syo.
“Ahora tienen un héroe. Los ataques de Mathos siempre han sido… operaciones oscuras sin la sanción de la República. En el Imperio este hombre ha detenido una gran injusticia y es el nuevo Protector del Imperio.” Dijo pensante Mirabella. “Por otro lado, parece que han bajado las deserciones y tenemos buena información de que la Orden Sith está… estable.”
“¿Estable?” Preguntó sorprendida Aola.
“Exactamente, están cooperando entre ellos y aumentando sus números… Lamentablemente nuestro sistema de inteligencia es mucho menor que el de ellos, así que no estamos seguros de los números y no tenemos la menor idea de que están planeando.” Respondió con prestancia la espía.
“Hmm… eso es perturbador.” Dijo pensante Lak.
“No necesariamente.” Dijo pensante Syo. “Nosotros siempre estamos creciendo, hasta tenemos más de un Consejo ahora, varias academias…”
“Ellos tienen dos que sepamos, Korriban y Ziost, pero… Nada se escapa de esos lugares.” Dijo pensante Mirabella. “Este Ihsahan ha asesinado a todos los estudiantes y profesores de Korriban antes de aparecer en Dromund Kaas.”
“Ihsahan… esa máscara…” Dijo al aire Syo. “Hay algo que no estamos viendo…”
“Creo que el Imperio está intentando unirse…” Dijo al aire Ch’Chok. “Están creando un héroe para unir las voluntades de su gente y crecer desde adentro.”
“Es una de las hipótesis dentro de SIS, pero…” Dijo pensante Mirabella. “Es preocupante…”
“Históricamente… diría Kysho.” Dijo con algo de tristeza Aola. “Ellos han sido perjudicados por su falta de… convicción. Siempre han sido liderados por Dark Lords sedientos de poder y sangre.”
“La Emperatriz es toda una… política.” Dijo pensante Mirabella. “Solo sabemos que ha asesinado al sucesor de Darth Lorikos, que solo duró unos días de Emperador.”
“Yo conozco un poco de esa… mujer.” Dijo pensante Syo. “En mis épocas de Watchman he explorado espacio imperial y tenido el placer de conocer a sus hombres. Por lo que sé ha salvado a la galaxia, pero no sé de qué.”
“No tiene mucho sentido…” Dijo pensante Alara.
“Es lo que escuché, por eso tiene el apoyo del resto del Imperio, lo que sí sé es que es muy poderosa, ya que ha amansado a todas las sectas dentro de su Orden.” Dijo pensante Syo. “Incluso a ese Rohus…”
“Nosotros no tenemos información relevante de ella, de hecho, apenas conocemos las identidades del Consejo Oscuro.” Dijo pensante Mirabella. “Estamos a su disposición.”
La imagen se detuvo para dejarlos en silencio. Los minutos fueron largos para Alara, pero tomó valor para decir algo.
“Deberíamos dedicarnos a cuidar a los nuestros hasta que la República nos necesite.” Dijo con firmeza. “No creo que debamos malgastar a nuestros amigos en una pelea sin sentido.”
“Necesitaba escuchar eso, Alara.” Dijo pensante Ch’Chok. “Pronto estarán las nuevas reglas en todos los templos.”
“Shura ya hizo un temario para que empecemos a entrenar nuestros sentidos…” Dijo pensante Alara. “Thirin quería que reforcemos un poco el combate con sables, yo creo que tiene sentido.”
La reunión solo había empezado.