Los barrancos tan lindos como siempre
Que no es nada difícil encontrar,
A Aioros debajo de ellos frecuentemente
Sin contar como sus extremidades se pueden doblar,
La muerte ya estaba hasta los huesos
Pues cada que iba a por su alma,
Sagitario le decía sin más regreso
Que le diera un momento para estirar su palma
Ya que como caballero dorado
Se recuperaría de ese doblado.