Caldos de Ofenón

Donde se recibe una llamada

Leynad dormía boca acbajo, con el cuerpo en forma de "J" extraña, media cara sobre la almohada, la boca semiabierta y un hilillo de baba resbalando desde la comisura de los labios que estaba empezando a empapar la sábana.

Un pitido fuerte sonó dos veces, y una suave pero imperativa voz femenina pareció provenir de todas las paredes de la habitación.

- Llamada preferente entrante... llamada preferente entrante...

Los dos pitidos sonaron otra vez, fuertes y chirriantes, y Leynad no tuvo más remedio que abrir medio ojo y activar una oreja y seis neuronas, lo justo para empezar a entender tímidamente lo que estaba ocurriendo. No tuvo mucho tiempo, pues de pronto, una grave voz masculina y desgarrada berreó desde todos los lados:

- Ley! Ley!!! Leeey!!!!! Despierta!!!! Cacho perro!!!!

Y ahora sí, Leynad no pudo más que terminar de despertarse y contestar, mientras se daba media vuelta en el mullido colchón y se agarraba la cabeza con las manos.

- Hey Tote... que pasa, tío... wwwWWWGOAAAWNNhh – bostezó como un hipopótamo.

- Maldito perro hijo de una hiena y un tritón!, ¿donde andas, pelón?

- Bah! Yo que coño sé, Tote... ¿Cómo quieres que lo sepa? Estoy de vacaciones, lo sabes de sobra.

- La gente suele saber dónde va de vacaciones, sin acritud - dijo Tote, con acritud.

- Sé hacia donde voy, pero no he llegado. Aún me quedan tres dias... creo - contestó de mala gana – Creo que ayer vi que nos quedaban 70 horas. Voy en viaje de placer, Tote, llevo la nave en automático completo. ¿Para qué quieres saber dónde estoy? Sabes de sobra que me iba a la Tierra.

- Lo sé, lo sé – Le cortó Tote - a visitar a tu familia... AHAHAHAHAHA – soltó su característica risotada – Tú y yo sabemos que te vas a pegar unas fiestas de aúpa, mi Ley.

- Pues sí, eso pienso hacer, Tote. Y de paso, visitar a mi familia. ¿A ti que te importa?. Por cierto, deberías llamarme “melenas”... pelón se le dice a los que están calvos, como tú – respondió Ley con una mezcla de humor y desprecio – ¿Me vas a decir para qué me llamas?

- Para saber donde estás. Ya te lo he dicho antes, memoria de pez. ¿Eso sí se dice así, sabiondo? – Contestó Tote con sarna.- Bah, debería colgarte y llamar a otro.

- Pues adelante, ya te he dicho que estoy de vacaciones. Cuelgo...

- Espera, anormal!! Vamos! Dependiendo de donde estés, te pilla de pilla de paso. No me jodas, Ley, hombre. Al menos escúchame.

- Venga, desembucha!

- Si todavía no has pasado por ahí, necesito que pases por un par de planetas, a recoger una cosa en uno, y dejarla en otro. Están dentro de tu ruta seguro, pero no se si habrás pasado ya de largo. – Dijo Tote, más tranquilo.

- ¿Qué planetas? No tengo ni idea de por donde estoy, pero sí que sé por dónde he ido pasando... Pero que cojones!?!?! Que estoy de vacaciones!!!

- Es importante para la empresa, Ley...

- Ya estamos – bufó Leynad – La mitad de la empresa es mia, Tote, y delego en ti todas mis decisiones administrativas. Haces lo que quieres a cambio de dejarme en paz, ¿no? Lo hemos hablado muchas veces.
- Sí, hago lo que quiero, yo mando... y yo tengo toda la responsabilidad y toda la presión encima, de un Universo que no sabe como expandirse...

- Vamos, no te me pongas filosófico, Tote – Le cortó Leynad – Es el rollo que te mola a ti. A mi me mola perderme en el espacio y descubrir planetas. Pero si es que lo hemos hablado mil veces.

- También hemos hablado mil veces de que ya vas teniendo una edad en la que te deberías involucrar más en la dirección de...

- Toteee... ¿Tengo que repetir que estoy de vacaciones? Cuando vuelva, te llamo, y me sermoneas todo lo que quieras – Le volvió a cortar Leynad

- Oh! Está bien! Empecemos de nuevo! – Refunfuñó Tote – Necesito que hagas un trabajo para la empresa que necesita a su vez de una nave con un piloto que sea honrado, eficiente y trabajador. No cumples ninguno de los requisitos salvo el de la nave, pero eres mi socio y mi ahijado, y seguramente estás ahí al lado, así que eres mi mejor opción. Tranquilo! No es nada ilegal. O casi.

- ¿O casi? Vete a la mierda, Tote! – Leynad chillaba en susurros – ¿En que me quieres meter? Y sobre todo, ¿por qué?

- Te estoy hablando de un trabajo que es necesario para no perder a uno de nuestros mejores clientes!! ¿quieres escucharme de una vez? – Tote estaba exasperado, casi gritando.

- Pues...

- Pero bueno! Os vais a callar de una vez!?!?!? – Una voz femenina irrumpió en la conversación, y esta no provenía de las paredes, sino del lado derecho del colchón de Leynad, concretamente de Skyvy, una preciosa chica de piel morena y pelo negro a la que Leynad había conocido tres días atrás en el planeta Xu An, donde había parado por pura casualidad.

- Ay, gañán!! - rió Tote a gritos, mientras Ley se preparaba... pues sabía lo que venía – Pues si que vas bien servido, tú! Ya ni te esperas a llegar, las recoges por el camino!!! AHHAHAHAHHA.

- Oiga! Pero que está diciendo?!?!? – Gritó Skyvy, indignadísima

- Tote! Que no, hombre! – Leynad hacía lo que podía – Que no es... Argh! Mira, tío, creo que estoy cerca de Ofenón, ¿te vale?

- Me vale, porque ahí es donde quiero que vayas – Sentenció Tote, ya sin gritar.

- Mira... dame veinte minutos y te llamo – Propuso Leynad.

- ¿Sólo veinte minutos te va a costar otro polvo? AHHAHAHAHA

- Vete a la mierda, Tote! Dalara! corta!

Y la nave cortó la comunicación.

- ¿Quién era ese cerdo? Me cago en todo! Me ha desvelado! Me habéis desvelado entre los dos! – Skyvy estaba muy molesta y si no fuera por el ojo medio pegado por las legañas y los pelos de bruja resacosa que llevaba, su semblante habría acongojado a Ley.

- Lo siento Skyvy – Trató de apaciguar – Es mi socio, no se lo tengas en cuenta... no es tan chungo como parece. Tiene buen corazón, pero con las chicas a veces es un poco gilipollas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.