emotivo regalo
una de las fechas mas emocionantes para muchos. la navidad; la Reunión de familia, la pacifica convivencia que podrían tener, los exquisitos platillos. pero, sobre todo la amorosa compañía familiar que podrían tener en una sola mesa
entre amigos o compañeros que pudieran al menos regalarte una sola sonrisa o un cálido abrazo en esas fechas de felicidad. aunque mayor parte de personas solo sonrieran en esas fechas otras... una seriedad fría y deprimente se reflejaba en sus rostros
aquel hombre, de 80 años. infeliz que su rostro marcaba el disgusto por las fechas de felicidad, en su mirada se marcaba el dolor de esa felicidad por el no tener a nadie con quien compartirla
haber perdido a la única compañera que tenia en su vida. su amada esposa en las fechas donde debería de sonreír y celebrar, tener el odio de sus hijos por la manera fría y agresiva que se comporto con ellos. estar totalmente solo entre cuatro paredes de la soledad y el frio de la noche solo recordando a la única persona que realmente lo entendía y apreciaba. era una tortura sobre todo por ver a familias reunidas en un cálido ambiente familiar. un ambiente que solo en sus vagos recuerdos quedan de aquel hombre.
aunque un pequeño invasor, al escabullir de los perros callejeros entro en la bolsa de compras que tenia aquel hombre sin que este se diera cuenta
regresando entre el silencio y la soledad de su casa el hombre solo se disponía a sentarse en aquel viejo sillón de piel en un tono café con algunas manchas antiguas blancas o los parches al reparar los defectos. queriendo sumergirse entre su amargura el movimiento en su bolsa o hizo levantarse de su viejo sillón y averiguar de que se trataba.
un pequeño regalo. un pequeño gatito de manchas cafés y blancas
queriendo deshacerse del indefenso minino ver en su pequeño cuello peludo una cuerda atada y malgastada como su pelaje sucio supo que lo habían abandonado. estaba solo entre el gran mundo de peligros que asechaba esa noche compadeciéndose de aquel mínimo lo tomo entre sus arrugadas manos para llevarlo a lavarlo.
logrando volver a sonreír con ese pequeño ser peludo al bañarlo y poder al menos compartir una cena esa noche de alegría con el pequeño mínimo era ya el mayor regalo para el hombre. como recostarse en su sillón con el minino entre sus manos pudo volver a sentir la calidez de una compañía en su frio mundo, no necesariamente de una persona. sino de un ser que ahora lo vera como su único salvador y lo acompañara hasta el ultimo día de su vida...
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Editado: 26.12.2023