-Lo conozco- salió sin más pensarlo de mi boca, no entendía exactamente por qué pero sentía que estaba traicionando de alguna forma a Sammy.
-¿Quién eres? – Sammy parecía enojado mientras preguntaba, mire a Poe y realmente no estaba de mejor humor.
Poe le dedico una sonrisa siniestra de medio lado, estaba claro que el objetivo era intimidarlo, pero realmente parecía tener todo el efecto contrario.
Senti que estaba comenzando a marearme.
-Un vecino- respondió sin dar más información, alce una ceja en su dirección ¿en serio?, pensé, ¿no se le ocurrio nada màs? No dejo pasar mi burla de lado y termino la oración con:
-Me mude hace una hora a la casa que esta al final de la carretera.
Ahora era en serio la amenaza de desmayarme en cualquier momento por el mareo. Iba a decir algo cuando Sammy me interrumpió.
-Es tarde para hacer visitas y más a desconocidos.
-¡Ah! No soy un desconocido, ¿cierto pequeña? – esta vez era una sonrisa juguetona, para mí.
Trague profundo y trate de entrar en razón, pero las piernas me temblaron haciéndome una mala jugada, Sammy me sujeto con ambos brazos, y yo hice lo mismo al tomarlo como apoyo. Poe intento llegar hasta mí pero se quedó sin terminar de dar los dos o tres pasos necesarios, y yo sin ninguna buena razón me sentí decepcionada.
-Deben ser las cervezas – Mentí rápidamente, mala idea, Sammy me miro con cara de pocos amigos-Solo fueron dos o tres – Volví a mentir, esta vez Poe soltó una pequeña carcajada, lo mire con cara de pocos amigos.
Media hora después estaba sentada en el sofá frente al televisor con un vaso de jugo de limón para tratar el malestar de la temprana resaca que me atacaba sin consideración alguna, Anna seguía en la ciudad, así que estaba sola en casa, tenía un extraño sentimiento, era un poco alarmante como si estuviese olvidando algo. Pero justo ahora el malestar de la resaca ocupaba la parte de la preocupación en mí, y otro pequeño mareo me ataco así que me recosté en el sillón mientras me abrazaba más a mi chaqueta.
Era de noche y corría en medio del bosque huyendo aterrorizada de alguien o algo, mire hacia atrás en busca de la amenaza y unos ojos amarillos estaban allí en medio de la oscuridad acercándose peligrosamente, volví mi mirada hacia delante de nuevo y frene en seco, con el corazón a punto de salirse de mi pecho, cuando me di cuenta que ahora estaba a la orilla de un acantilado, mire hacia abajo y las olas golpeaban con furia la pared vertical del acantilado cada ocho segundos, formando una fina línea de espuma con cada golpe. Había llegado al final del camino y no encontraba alguna otra salida, el miedo se apodero de cada centímetro de mi cuerpo y fui consciente del hecho que él había llegado finalmente a mí, voltee con resignación a enfrentarlo, él estaba allí aun entre la tiniebla de la oscuridad, solo dejando admirar su silueta entre las sombras que la luna y los arboles del bosque creaban a su alrededor. Visualice una sonrisa maliciosa y mi miedo aumento, tome en puño mi vestido blanco, tratando de controlar el temor, y entre miles de confusos pensamientos, entendí entonces que este era el fin y decidí firmemente en que él no me tendría, costase lo que costase no lo haría, fue en ese momento cuando sin ni siquiera pensarlo dos veces, me lance hacia el vacío, mirándolo por última vez; sucedió en cuestión de segundos cuando de golpe sentía el aire abofetear contra mí con total brutalidad haciendo que faltara aire en mis pulmones y el desasosiego estaba haciendo estragos, me estaba desmayando, la oscuridad finalmente me estaba reclamando poco a poco.
Desperté de golpe, asustada, con la frente empapada de sudor, y con el corazón a mil latir. De nuevo era ella en mis sueños, la misma chica en cada sueño y el mismo desasosiego. Retire la manta a un lado del sillón y me puse de pie, dos pasos hacia la cocina y caí en cuenta que durante la noche nunca había ido hasta el piso de arriba en busca de una manta, solo tenía la chaqueta conmigo. Un alarmante escalofrío recorrió mi cuerpo, provocando que los vellos se me pusieran de punta, mire hacia todas partes en mi alrededor esperando encontrar a… ¿a quién?
-¿Anna? – grite mientras daba un torpe paso y tropezaba con una silla mal ubicada, que estaba al costado del sillón. Espere con poca paciencia que contestase, pero nada, solo silencio -¿Anna estas? – insistí de nuevo con un tono de voz demasiado temerosa, pero de nuevo el habitual silencio. Un extraño sentimiento se apodero de mí, más que miedo era la sensación de un deja vu y como si una parte me faltase.
Un estruendoso ruido en la puerta trasera... Alguien estaba tratando de entrar a la fuerza, de pronto salí de mi ensueño al mismo tiempo que dedicaba un pequeño grito y salía corriendo lo más rápido posible de allí, corrí sin que me importase ir descalza, como si mi vida dependiera de ello, no sabía hacia donde iba ni estaba pensando con claridad, solo lo entendí una vez que estaba en frente de la casa, entendí hacia quien realmente estaban dirigidos mis pensamientos en total secreto y desconcierto.