Calipso (Oneshot)

Está basada en la Calipso de la Odisea de Homero.

Paseaba junto a la orilla como todos los días cuando me encontré con quien sería el culpable de mi corazón roto.

Me levanté y no estaba en la cama, me puse a buscarle por todas partes de la cueva, no había rastro de él ni entre las plantas ni en los estanques. Noté como alguien se acercaba.

- Necesitamos hablar

- ¿Tú por aquí?

- Zeus tiene un mensaje para tí.

Nos sentamos a tomar una infusión de una de las plantas de mi jardín mientras discutimos sobre las indicaciones de aquel dios, quien por su culpa tras la titanomaquia acabé aquí, en una isla desierta en la que con tiempo y cariño conseguí convertir en un pequeño paraíso.

- Zeus quiere que le devuelvas a casa.

- ¿Por qué tendría que hacer eso? Fueron Zeus y Poseidón quienes hicieron que acabara en la playa de mi isla, le hicieron daño no voy a dejar que se lo vuelvan a hacer.

- Lleva aquí atrapado contigo siete años, Atenea ha luchado para convencer a Zeus de que le deje volver, no hagas que su súplica haya sido en vano.

- No, aquí está nuestro pequeño mundo, nuestro paraíso y le he ofrecido la inmortalidad mientras esté aquí. Es feliz conmigo en Ogigia, no le puedes quitar la felicidad.

- Calipso, cuando llegué le ví llorando en la orilla, añorando su hogar.

Hermes se fue y me dejó pensando en lo que había dicho, me acerqué a la playa para comprobar que era una mentira y que Odiseo realmente me quería, pero lo encontré llorando y eso me rompió el corazón.

¿Esto significaba que todo lo que habíamos vivido durante estos siete años era todo una ilusión? Él no estaba contento y su corazón no me había pertenecido nunca, seguía en su hogar con su mujer. Necesitaba pensar y tranquilizarme, ¿Cómo digerir que a quien más quieres jamás te ha llegado a querer de verdad ni a corresponder tus sentimientos?

He estado sola más de cien años y cuando mi mundo empezaba a cambiar para bien, que empezaba a ver un rayo de esperanza, resulta que era mentira. Ese mundo que tardé siete años en construir se ha derribado entero por una escena que apenas había mirado durante siete segundos. Quizás Hermes tenía razón y tenía que dejarle marchar, aunque eso me rompiera el corazón.

Volví a donde estaba y me senté a su lado sin decir nada, nos quedamos un rato mirando el horizonte hasta que vencí el nudo de mi garganta y le dije que hiciera una balsa, que le prepararía provisiones para que regresara a casa. Odiseo me miró sorprendido pero con los ojos llenos de esperanza, me dio las gracias y se fue a construir la balsa. Me quedé allí sentada mirando fijamente el horizonte y notando como se me rompía el corazón y me bajaban lágrimas por las mejillas, porque sabía que esa felicidad que acababa de sentir con aquella noticia jamás la sentiría conmigo ni con nada que hiciera por él.