Cállate y bésame (tqst Libro #2)

Misión: ignorarte

 

 

Dafne

Escuchó la canción de My Chemical Romance que tenía como des- pertador y levantó la cabeza, extendió la mano a duras penas y apagó ese horrible ruido. Le encantaba esa canción, pero desde que la había puesto como tono para despertarse había comenzado a odiarla, como le había ocurrido con otras tantas. Bostezó y volvió a hundir la cabeza en la almohada, quería dormir. Anoche apenas había pegado ojo pensando en trastadas que podía hacerle a Damián, pero ninguna la satisfacía; no obstante, eso no iba a impedir que le cambiase su pasta de dientes de menta por una con sabor a ajo o llenarle la cama de pegamento. Puede que esas pequeñas travesuras no la satisficieran, pero era mejor eso que permanecer quieta y parecer derrotada.

Sintió unos fuertes golpes en la puerta y rodó los ojos. Su padre tenía la manía de golpear la puerta para indicarle que ya iba siendo hora de levantarse y, si en menos de diez minutos no había salido, él mismo entraba en la habitación para sacarla por la fuerza. Así que, para evitar una disputa doméstica tan temprano, decidió ponerse en pie. Bostezó un par de veces y a continuación se estiró; descalza, caminó hasta el armario y lo abrió. Sacó de allí los primeros vaqueros que vio y una camiseta negra de manga corta en la que se leía: «I´m a bad girl and I know it»; se vistió rápidamente y cogió su cinturón de espinas que es- taba al lado de una pulsera igual, por lo que también decidió tomarla. Miró el reloj del móvil y abrió la puerta, justo cuando su padre estaba a punto de golpear.

—Oye, oye… papá, cada vez me das menos tiempo —protestó saliendo del dormitorio y cerrando la puerta detrás de sí; si su progenitor veía el desastre que había montado en su cuarto le prohibiría salir durante al menos un mes —que era el tiempo que iba a tardar en lim- piar todo el desorden.

—Eso es porque te conozco —indicó su padre señalándola con el dedo, para luego darse la vuelta y marcharse a la cocina, desde donde se escuchaba a su madre hablar en voz alta, seguramente practicando el alegato para el juicio que tenía hoy.

Respiró hondo y se metió en el baño, se lavó el rostro con rapidez y se hizo una coleta alta; aunque por alguna extraña razón, seguía pa- reciendo despeinada. Bueno, daba igual… de todas formas le quedaba bien, se sonrió a sí misma y volvió a su habitación, tomó la mochila que usaba para llevar los libros y libretas y se dirigió a la cocina.

—¿Y Nora? —preguntó a su madre, que en esos momentos leía unos papeles mientras tomaba el café.

Su madre era una mujer alta y esbelta de rasgos delicados y sofisti- cados, pero a la vez imponía respeto. Tenía el cabello largo y castaño oscuro como ella y Nora, al igual que sus ojos, que también eran de color miel, pero ahí acaba todo su parecido. Si su madre era sofisticada, ella era más ruda, menos fina y más heavy. Su madre apartó la mirada de sus anotaciones y centró sus ojos en ella.

—Matt vino hace unos minutos diciendo que tenía que ayudarlo con una operación de espionaje o algo así —dijo su madre, Dafne untó la mantequilla en la tostada; seguramente Matt quería espiar a Ann para descubrir quién era su novio, así que debía avisar a su amiga cuanto antes—. ¿Quieres que te lleve a la universidad?

—No hace falta, me voy con Ann y Triz —contestó ella tomando un buen trago de leche mientras masticaba la tostada.

—¿Vas con Triz en su coche? ¿En ese coche que tiene cinta adhesiva sosteniendo el capó? —curioseó su padre, Dafne asintió y su padre lanzó un gruñido antes de continuar leyendo el periódico.

Su padre era una persona extremadamente protectora con ellas, basta decir que debido a eso las había apuntado a kárate, judo, taekwondo y defensa personal; pero era comisario, y a lo largo de su vida había visto cosas horribles y no quería que sus hijas pasasen por algo parecido. Por eso ella y Nora eran una especie de armas mortales a las que, además, las aprovisionaba con pistolas eléctricas, espray de pimienta y demás elementos de defensa personal. Sonrió con maldad, si su padre supiera que había usado todo eso para torturar a sus enemigos, y para electrocu- tar en más de una ocasión a Damián, la castigaría hasta el fin de los días.

—¡Me voy! —anunció bebiéndose la leche que le quedaba de un solo trago, antes de salir de la cocina.

Se cepilló los dientes a toda prisa y tomó su mochila del pasillo.

—Por favor, que el decano no me llame por teléfono diciendo que hiciste explotar algún baño o que le robaste las ruedas del coche a algún profesor porque decidiera mandar un trabajo —gritó su padre, ella rio antes de abrir la puerta.

—¡Tranquilo, no lo harán! ¡No hay forma de que me relacionen con nada! —indicó cerrando la puerta con rapidez sin darle tiempo a su padre a que reaccionase.

Apretó el botón del ascensor y esperó unos segundos hasta que la puerta se abriera; una vez dentro, pulsó el botón con el cero y se puso a tararear la canción de My Chemical Romance que tenía como tono de despertador. Bueno, puede que aún no la odiase del todo. Las puertas del ascensor se abrieron y corrió hacia donde Triz debía de tener su coche aparcado.

—¡Buenos días! —saludó Triz agitando la mano con efusividad, Dafne sonrió y empezó a hacer lo mismo hasta llegar hasta ella, donde ambas se abrazaron con felicidad.

Una vez separadas, Triz le arrebató la mochila de la espalda y la guardó en su maletero, tras mantener una pequeña pelea con él. Dafne negó con la cabeza y examinó el coche de su amiga; era un Opel Corsa de color verde —o al menos lo fue antaño—, era pequeño y su amiga usaba cinta para que el capó no se levantase, además, el retro- visor derecho pendía literalmente de un hilo. Ese coche necesitaba un tuneado urgente, eso o llevarlo derechito al desguace, pero su querida amiga decía que solo era un coche con carácter y que lo suyo fue amor a primera vista.

—Oye, oye… deberías llevarlo al taller o a la incineradora, lo que te pille más cerca —indicó Dafne señalando el vehículo, Triz se cruzó de brazos, enarcó una ceja y posteriormente se abrazó al coche.



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En el texto hay: bromas, humor, amor

Editado: 14.05.2020

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