Las luces de neón iluminan las calles de Bangkok. Desde los bares y clubes nocturnos suena música a todo volumen, ahogando los gritos de aquellos que piden ayuda en las sombras. Para los turistas, este es un paraíso de fiesta, exotismo y placer sin límites. Para otros, es una jaula sin salida.
En esta ciudad, donde la ley es solo un mito, hay reglas que no están escritas pero que todos conocen. En los barrios marginales, un simple paso en falso puede costarte la vida. Una mirada equivocada, una palabra fuera de lugar, una deuda impaga… y terminas desapareciendo. Aquí, las pandillas no necesitan máscaras, porque el miedo es su mejor arma.
Este no es el retrato de la Tailandia de los folletos turísticos. No es la tierra de templos dorados y playas paradisíacas que los influencers venden en redes sociales. Esta es la Tailandia de las mafias que controlan barrios enteros, de la policía corrupta que elige a quién salvar y a quién entregar, de los peleadores de Muay Thai que luchan no solo por dinero, sino por sus vidas.
Aquí conocerás las historias de quienes han caminado por estas calles y han sobrevivido para contarlo… y de quienes no tuvieron tanta suerte.
Si sigues leyendo, es porque quieres saber la verdad.
Bienvenido a las calles de Tailandia. Pero ten cuidado. Una vez que entras, no hay vuelta atrás.