La melodía que acompañaba las rimas cantadas por Mawi, se fue apaciguando hasta convertirse en nada. Los aplausos se hicieron escuchar, además de los chiflidos de la gente y piropos de unas cuantas chicas desinhibidas que acompañaban a Lydia.
Sophie, Lisa y Kenia estaban encandiladas con la presencia del chico en el escenario, sumado a la forma majestuosa en que expresaba con su armónica voz aquellas letras empalagosas de romance.
No podía asimilar como alguien tan... corrosivo, —y que, minutos atrás había observado en la máxima expresión de su personalidad—, tuviera la capacidad de cantar de aquella forma tan excelsa, estando tan dañado por dentro. Sabía que no hay que juzgar a las personas sin darnos la oportunidad de conocerlos, y yo lo que menos quería era conceptualizarlo únicamente por el hecho de que consumiera drogas, hoy en día la mayoría de personas lo hacían, y me catalogaba como una de las que pensaba que una adicción no definía qué tanto o poco era un ser humano, siempre y cuando no se atentara contra la integridad de otros individuos. Sin embargo, no podía aguardar a encontrar sentimientos benévolos en alguien que engañaba con semejante cinismo a su pareja en un cuarto de baño, para luego salir y mirarle a los ojos con una expresión inmensurable de amor puro.
Y eso era lo que había hecho él.
—Es precioso —resaltó Lisa, observándolo con mirada de ensueño al igual que las demás.
—Y su voz... creo que me causó un orgasmo auditivo —prosiguió Sophie, casi en un susurro. Mordió con ligereza su labio inferior con sus ojos detonando un brillo lujurioso.
Feyd, —quien nos presentaron como la novia de Mawi— se acercó a él antes de que descendiera del escenario, y depositó un beso rápido en sus labios.
—Quien fuera Feyd —terció Kenia.
Las tres suspiraron hondo, sonriendo como estúpidas.
Si lo hubieran visto como yo, no estarían glorificándolo tanto.
Aunque no podía negar que sí era guapo, demasiado para mi desgracia.
Su cabello era castaño claro, casi consiguiendo una tonalidad rubia, su rostro tenía contorno cuadrado, poseía unas envidiables cejas pobladas que resaltaban sus ojos pardos, los cuales se caracterizaban por ser penetrantes y emanar un aire de peligro y misterio. Tenía de aquellas miradas que no permitían ver más allá de lo que sus portadores deseaban. Su complexión física se constituía por una espalda ancha, abdomen firme, brazos fuertes y su estatura superaba la de sus compañeros de banda, podía afirmar que era casi de la misma estatura que los jugadores de baloncesto de la BCU.
Pude percibir desde mi lugar como Calum y Harry rieron ante un comentario de Feyd, ella acarició las mejillas de su novio quien lucía una expresión de seriedad.
—Vamos, quiero un autógrafo de Lydia —habló Lisa poniéndose de pie. Nos encontrábamos sentadas unas cuantas mesas atrás de ella, que a diferencia de nosotras, se había situado casi al frente del escenario.
—Y yo quiero felicitar a Harry
—informó Millie plasmando en su rostro una sonrisa de oreja a oreja. Sophie volcó los ojos.
—¿No te rindes, eh?
—Oh, Soph, me amarás como cuñada, yo lo sé.
De camino a la mesa de Lydia, no podía dejar de prestar atención a Mawi, y todo movimiento que ejecutaba. Me sentía consternada por lo ocurrido en el baño, y más al ver la forma tan cariñosa en que parecía tratar a su novia.
Harry se distanció de ellos, mientras que Calum despeinaba el cabello de su hermano, y Feyd reía por ello. Parecían ser muy unidos, lo que me sirvió para darle respuesta a una de mis incógnitas: No diría nada respecto a lo visto en el baño.
A nadie.
—Debo admitir que entre los cientos de chicas que hay en la universidad, prefiero que mi hermano se empareje contigo —argumentó Sophie, ocasionando que la pequeña Millie lanzara un gritito de emoción, y se abalanzara en sus brazos, regalándole un tierno abrazo. La rubia hizo una mueca, removiéndose para que la castaña la soltara—. Eh, eh, espacio personal. —Millie sonrió apenada, permitiéndonos ver cómo sus mofletes se enrojecieron por la vergüenza—. Además, no quiero que te ilusiones tanto, Harry no es un chico que se entregue a las relaciones, de hecho, las evade por completo. No tengo nada que criticarle, la sucia de Charlotte dañó el corazón de mi hombrecito.
Observé enternecida a Sophie, ¿Acaso había dicho "mi hombrecito"?
—Ni se te ocurra decirle esto a Harry. Él debe seguir creyendo que mi propósito como hermana es fastidiarle la vida —sentenció, señalándome acusatoriamente. Me encogí de hombros, y guardamos silencio cuando Lisa empezó a brincar y gritar por la emoción de tener a Lydia Jovi frente a frente.
Yo... simplemente ya había perdido el gran anhelo que sentía por conocer a la reconocida actriz.
—¡Parker es ella! ¡Es la gran Mimi Durango! —Lisa prácticamente deliraba. Me agarró del brazo, y su mirada era alternada entre Lydia, y yo.
La esbelta actriz sonreía ampliamente, esperando que cesara el ataque de emoción de la chica. Mi amiga frunció su ceño al ver que yo no era participe de su efusiva celebración.
—¿Qué pasa? ¿Por qué no estás emocionada? —el cuestionamiento provocó que cuatro pares de ojos se fijaran en mí con escepticismo. Todas mis amigas sabían perfectamente que me derretía de solo pensar en tener a Lydia frente a mí, eso estaba más que claro, y la actriz seguramente se encontraba sorprendida porque alguien del común no tuviera ansiedad por conocerla.
Decidí irme por el camino del disimulo.
—¡Claro que lo estoy! —grité, moviendo mis manos con frenesí. Lydia sonrió de nuevo al ver mi cambio de actitud, mientras que las otras tres solo seguían reparando detalladamente en mi comportamiento.
A ellas no sería tan fácil convencerlas.
—¡Estoy tan emocionada que me costó unos momentos procesar que esto realmente está pasando!
—agregué, para darle más dramatismo y emotividad al asunto. Lisa al parecer se cansó de seguir escrutándome, y abrazó a Lydia.