El encuentro con mis padres se sintió fugaz. Luego de nuestro almuerzo, se marcharon a cumplir con la labor que los había traído a la ciudad, y en la noche como tuve que ir a ensayar el baile en casa de Calum, no fue mucho el tiempo que pudimos compartir. A pesar de todo, se mostraron muy satisfechos de que estuviera recuperando mi amor por la danza.
Con timidez me observé en el espejo del camerino que Calum adecuó para Lilibeth y para mí. Crop tops y pantalones de estilo militar, dos coletas altas perfectamente aplacadas y botas negras, ese era el estilo que nos caracterizaba ese día.
—¿Te gusta? —indagó Lili, mientras la estilista terminaba de aplicarle brillitos en el cabello. Una petición especial de su parte—. Porque yo me siento como toda una estrella.
—Claro que sí —concordé, sonriendo.
Pese a que se trataba de un simple show de talentos, parecía como si fuéramos a presentarnos frente a la realeza o en un gran teatro. Las excentricidades de la gente multimillonaria.
Unos leves toques en la puerta nos hicieron girar la mirada, topándonos con la presencia de Calum. Él vestía elegante, con un traje de satín azul oscuro. Se veía verdaderamente apuesto. Más de lo que solía estarlo habitualmente. Mordí mi labio ligeramente, sintiendo mi corazón bombear con mayor intensidad.
—Como veo que ya están listas, quisiera presentarte a la familia, Parker. Tienen mucha curiosidad por conocer a la futura nueva coreógrafa del club —anunció él, con una sonrisa resplandeciente adornando su rostro.
—No me digas eso que me pongo más nerviosa de lo que ya estoy —bromeé, originando que su prima me abrazara.
—Todo saldrá perfecto, eres la mejor profesora de baile del universo —aseguró la adolescente, estrujándome más fuerte contra su cuerpo. Acaricié su cabello, aceptando gustosa su gesto de afecto.
Salimos del camerino y Calum me dio un recorrido rápido por los lugares que quedaban de paso hacia el salón de eventos. En lo que alcancé a ver, el club era inmenso, contaba con canchas de tenis, gimnasio, restaurante y bar; un establo con área de entrenamiento y pista de galope, área de tiro al blanco, salones de eventos, entre otras. El entorno era simplemente idílico: un lugar exclusivo y pintoresco, con un lago cristalino que se extendía a sus pies.
Vi a dos chicas pasar en caballo, con sus característicos trajes de equitación y mi mirada se estancó en ellas con fascinación.
—Yo práctico equitación, si te gusta puedes venir a aprender conmigo algún día —sugirió Lilibeth, tal vez al notar mi expresión de tonta.
—Me lo pensaré —respondí.
Aunque despertaba mi interés, al mismo tiempo le temía un poco a los caballos.
Los que llegué a ver en el rancho de nuestro tío Graham no eran tan agradables, parecía que les deleitaba lanzar patadas por doquier y escuchar los gritos de pánico de las personas. Más de un entrenador salió lastimado cuando nuestras primas, las gemelas Ava y Kristen, empezaron sus clases de equitación.
Cuando por fin llegamos al salón de eventos, pude notar la presencia de Julianne, acompañada de tres adultos, quienes eran los padres de Calum y un hombre que no había visto anteriormente. Faltaba todavía una hora para empezar el evento, así que, además de ellos, los únicos presentes en la sala eran los miembros de la logística.
—Vean quién llegó, el futuro sucesor de las empresas Weasley —habló el señor desconocido, palmeando la espalda de Calum.
El hombre parecía ser mayor que los padres de Calum y sus ojos azules grisáceos reflejaban un brillo inquietante, como si guardara secretos que no te atreverías a consultar. Portaba una peculiar chaqueta vaquera gris y pude ver que en su mano destacaba un tatuaje de reloj.
—¡Papá! —se quejó Lili, cruzándose de brazos—. Dijiste que yo sería la presidenta de tu empresa.
Los padres de Calum rieron al ver la expresión de descontento de la jovencita.
—¿Qué sucede? ¿Por qué esa cara larga, Lilo? —cuestionó un nuevo participante de la conversación. El miembro más simpático de la familia.
—Porque papá le dijo a Calum que él será el sucesor de las empresas Weasley —contestó la nombrada.
—Já, no lo creo —replicó Mawi, como si él supiera algo que nosotros no. Calum arqueó una ceja, confundido por su respuesta—. Calum no va a renunciar a su carrera de abogado para dedicarse a los negocios de familia —complementó, aclarando el desconcierto de su hermano.
—Pero puede ser el abogado de las empresas Weasley, así como yo —intervino Julianne, tomando a Calum por las mejillas y besando sus labios con delicadeza.
Disimulé la incomodidad que la muestra de amor me provocaba y afortunadamente, el pelinegro me ayudó con la tarea.
—Bueno, bueno, vine a presentarles a nuestra coreógrafa y resultamos envueltos en una conversación de negocios.
—Sí, qué aburrido —secundó Lilibeth—. Por cierto, ¿Mamá?
—Elle tuvo un problema en la fundación, por eso no pudo venir —contestó su padre, encogiéndose de hombros.
Sonreí tímidamente cuando Calum puso su mano sobre mi espalda, animándome a acercarme. La primera en dirigirme la mirada fue la madre de Calum. Su expresión profunda revelaba una mezcla de asombro y vergüenza.
—Ella es Parker, una de las mejores amigas de Sophie, la hermana de Harry. Y ahora, es la coreógrafa de Lilibeth —completó él, con su voz llena de orgullo.
—Es un placer conocerlos —hablé y el tío de Calum me tomó de la mano, otorgándome un casto beso.
—Es un placer para nosotros. Eres una jovencita muy bella, ¿Nunca has considerado ser modelo?
—Clint —advirtió el otro señor Weasley, frunciendo su entrecejo.
Sonreí avergonzada, sin saber muy bien qué oración formular.
—Es un gusto conocerte, linda. Mi nombre es Yvonne —dijo la madre Calum, dándome un delicado beso en la mejilla—. Quiero aprovechar el momento para ofrecerte una disculpa por lo ocurrido hace unos días, lamento que nos hayamos conocido en una situación tan bochornosa.