—¿Todo en orden? No respondes los mensajes desde ayer —la pregunta de Jamie me tomó desprevenida, estaba tan concentrada pensando en la forma en que podría descubrir la doble vida de Julianne ante todos, que no me percaté de que venía compañía.
La forma tan despectiva en que había dicho “una chica ordinaria como tú” se rebobinaba en mi cabeza una y otra vez, como recordatorio incesante de que no debía quedarme de brazos cruzados. Ella era una mentirosa traidora y yo sería quien la desmantelara. Ahora más que nunca lo disfrutaría. No me consideraba alguien vengativa, pero esta vez algo me decía que no tenía por qué seguir callando.
No tenía idea de cuánto tiempo había pasado en silencio, mirando el suelo de la biblioteca, sin realmente ver nada. Jamie, al parecer, lo notó. Su voz, suave pero directa, me sacó de mis pensamientos.
—Parker, ¿estás bien? No pareces tú.
Alzó una ceja, y aunque su preocupación era evidente, sentí que algo más se escondía detrás de su mirada. Decidí responder con la verdad a medias, algo que pudiera calmar su inquietud, pero sin entrar en detalles.
—Solo… cosas en la cabeza —respondí, evitando mirarlo directamente. No quería hablar de lo que había sucedido con Julianne.
No quería que todos supieran el impacto que generaron sus palabras en mí. A pesar de que Jamie y yo estábamos creando un vinculo especial, seguía sin sentir ese click que necesitas para conectar verdaderamente con alguien.
—Ya veo —dijo él, y había algo en su tono que me hizo pensar que sabía que había algo más. Jamie no era tonto.
Después de un par de segundos de silencio incómodo, tomó con delicadeza mis manos y me incitó a mirarlo.
—Si necesitas hablar con alguien, sabes que estoy aquí —agregó, con una sonrisa sincera.
—Gracias —musité, esbozando una leve sonrisa—. ¿Y cómo estuvo el entrenamiento?
—consulté, creando un nuevo tema de conversación que lo distrajera del anterior.
—Muy bien, precisamente por eso vine a buscarte. —Sus ojos conectaron con los míos, mostrándome un destello de ilusión—. El entrenador me dijo que hay un reclutador que se ha mostrado interesado en mí y que existe la posibilidad de que pueda ser seleccionado para el equipo profesional de Burdoff.
Abrí los ojos, parpadeando repetidas veces por el impacto de sus palabras. Un equipo profesional no era cualquier cosa, podría ser el comienzo de un maravilloso futuro para él.
—¿Y sí podrías llevar la responsabilidad de tu carrera con los deberes del equipo?
—cuestioné, con esa nueva inquietud planteándose en mi mente.
—Sí, de todas maneras, aun me falta media carrera, así que sería una fuente de ingresos bastante útil para solventar mis gastos académicos y personales. Además, el entrenador dice que, si soy seleccionado, comenzaría el otro año, entonces tengo tiempo para irme preparando —resolvió mi duda con convicción, mostrándose enérgico y vigoroso.
—Siendo así, ¡Felicidades! —pronuncié con entusiasmo, envolviéndolo en un abrazo.
Pese a que Jamie y yo ya habíamos salido en tres ocasiones, era la primera vez que le brindaba una muestra de afecto como esta. No quería que apresuráramos las cosas ni darle expectativas romanticas ahora que todavía no podía eliminar por completo mis sentimientos por Calum. Me estaba dando la oportunidad de conocerlo, de descubrir qué era lo que definía a Jamie Michigan como persona, pero eso no garantizaba que mis sentimientos fueran a concentrarse en él.
—Quiero que vayamos a cenar esta noche, ¿tienes tiempo? —preguntó, mientras me apartaba de él.
—Sí, por supuesto.
Él se mantuvo sonriente por un momento y, luego, esa felicidad se opacó.
—También había otra cosa que quería preguntarte desde ayer, pero no sabía cómo lo tomarías…
Mi ceño se frunció a causa de sus palabras, con el desconcierto acentuándose en mí.
—Cuando tú y Calum se quedaron encerrados en la biblioteca, ¿sucedió algo? Bueno, es decir… algo más que conversaciones simples entre amigos —habló sosteniendo un tono cauteloso.
Aquella pregunta me cayó como una patada en el estómago. No podía decirle la verdad, porque eso podría convertirse en un chisme y propagarse hasta llegar a oídos de Julianne; y definitivamente quedaría como la roba novios del campus.
—No, todo lo que ocurrió en esa biblioteca fue sin importancia —declaré, sin afirmarle y, a la vez, sin negarle lo acontecido.
—¿Eso quiere decir que definitivamente no sientes nada por Calum?
Mentir en la respuesta a esa pregunta me resultaba mucho más difícil. Llevaba días fingiendo que lo que pasó en la biblioteca era algo sin importancia, una equivocación. Sin embargo, ¿simular que no sentía absolutamente nada por Calum? Uh.
Antes de que pudiera contestar, un sonido de pasos interrumpió nuestra conversación. Volteé, y allí, de pie en la puerta, estaba precisamente él. Calum. Su presencia era imponente, pero hoy su mirada tenía una intensidad diferente, algo serio que no solía ver en él.
—Parker, te busqué por todo el campus —dijo sin rodeos, como si no hubiera nada más urgente en el mundo. El aire entre nosotros se volvió tenso, pero, antes de que pudiera responder, Calum continuó—. Necesito hablar contigo.
—Hola, amigo —intervino Jamie intentando ser cordial, pero pude notar que la presencia de Calum no le caía para nada en gracia. Su tono estaba forzado, como si hubiera decidido hacer el mínimo esfuerzo por ser educado, pero sus ojos no dejaban de mirarlo con cierto recelo—. Estamos hablando ella y yo, si quieres después...
—Lo siento, Jamie, pero es algo importante y no puedo esperar —lo interrumpió el chico, con sus intensos ojos azules puestos sobre mí.
Mis ojos se abrieron un poco más al escuchar su declaración. Algo en su tono, algo en su postura, me decía que no era cualquier asunto. No era una simple petición; había una urgencia en su voz que no pasaba desapercibida.
El cambio en Jamie fue inmediato. Su expresión se endureció ligeramente y, por un momento, sentí que su agarre sobre mis manos se volvía más firme. Sus dedos apretaron con una sensación que no era completamente amistosa. Con disimulo escabullí mis manos de su agarre.