Cámaras, torpezas y un beso

El triángulo de la discordia

Grace no quería admitirlo. Había pasado toda la noche repitiéndose que lo suyo con Robert era solo una estrategia del programa, una anécdota, un mal chiste viral con crema batida en la cara.
Pero cuando vio a Vanessa regresar de su cita con los labios pintados y una sonrisa de “yo gano hasta respirando”, algo en su estómago se revolvió.

—¿Qué te pasa, Grace? —le susurró Amelia —. Tienes cara de gato viendo cómo le quitan la caja de cartón favorita.

—¡No es nada! —respondió rápido—. Solo que… Vanessa camina como si flotara. Y yo… yo camino como si me persiguiera un enjambre de abejas.

Amelia rodó los ojos.
—Querida, lo tuyo no es caminar. Es sobrevivir.

Robert

Mientras tanto, Robert tampoco estaba en paz.
La cita con Vanessa había sido… interesante. Había belleza, picardía, una seguridad magnética. Pero había algo artificial, como si todo estuviera calculado para la cámara.

Grace, en cambio… Robert recordó su risa espontánea, la forma en que gesticulaba con las manos cuando hablaba de moda circular, los ojos brillantes cuando defendía sus ideas.
Ella no tenía filtro, y eso lo desconcertaba más que cualquier escote.

No debería pensar en eso, se reprendió. Esto es un show. Un contrato. Nada más.

El juego del reality

La producción, que olía drama desde kilómetros, organizó un nuevo twist:
—¡Atención! —anunció el presentador—. Próxima dinámica: una cena triple. Robert compartirá mesa con dos concursantes al mismo tiempo.

A Grace casi se le cayó la bandeja del desayuno. Y por supuesto, ¿a quién le tocó ser su compañera en la mesa?
Exacto. Vanessa.

La cena más incómoda del mundo

El ambiente estaba tan tenso que podía cortarse con cuchillo de mantequilla.
Vanessa hablaba y hablaba, desplegando todo su encanto, mientras Grace, nerviosa, derramaba agua sobre el mantel.

—Ups… lo siento… —murmuró, secando con una servilleta.

—No te preocupes —dijo Robert, inclinándose para ayudarla. Sus manos se rozaron y ambos se quedaron congelados por un segundo. Vanessa lo notó y apretó los labios con una sonrisa gélida.

—Qué… torpe —dijo dulcemente, pero con un filo venenoso.

Grace se sonrojó hasta las orejas. Robert carraspeó. Y el internet, obviamente, ya estaba explotando con gifs y memes de ese instante.



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En el texto hay: millonario, chica torpe, reality show

Editado: 23.10.2025

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