Cámaras, torpezas y un beso

La mano invisible de la abuela

Sarah Walker entró al set de producción como quien pisa el salón de su casa. Nadie se atrevía a detenerla: la matriarca tenía más poder que todos los productores juntos.

—Queridos, he estado pensando —anunció, con su sonrisa dulce pero peligrosa—. El público necesita más química, más cercanía. Así que he diseñado un nuevo reto: “Convivencia creativa”.

Los productores se miraron entre sí.
—¿Convivencia…?

—Sí, un dúo creativo. Una de las concursantes hará pareja con mi nieto para diseñar y presentar una pieza especial para la pasarela. Vivirán juntos en un mismo espacio, compartirán ideas, discusiones, madrugadas. Como en un matrimonio, pero sin los beneficios —soltó una risita—.

—¿Y cómo vamos a asignar a la participante que deberá cumplir este reto con su nieto? —preguntó el director del show, sabiendo ya la respuesta.

Sarah levantó una ceja.
—Al azar, por supuesto —dijo con tono teatral—. Y qué curioso, el azar decidió que Robert y Grace sean los que trabajen juntos.

El anuncio en el set

La noticia cayó como bomba.
—¡¿Qué?! —gritó Grace, con los ojos como platos—. ¿Él y yo?

Robert, intentando mantener la compostura, se limitó a acomodarse el saco.
—Si eso quiere la producción, nos adaptaremos.

Vanessa casi se atraganta con el café que acababa de beber. Su sonrisa falsa temblaba como un castillo de naipes.

—Esto es… inaceptable —masculló entre dientes, pero ante las cámaras fingió emoción—. ¡Qué gran oportunidad para ti Grace!

La nueva convivencia

Un departamento improvisado fue montado para el dúo. Solo había una cama matrimonial (detalle “inocente” cortesía de Sarah), un clóset diminuto y una mesa con telas, máquinas de coser y bocetos.

—¿Solo una cama? —preguntó Grace, escandalizada.

—Dormiré en el sofá —respondió Robert, como si fuera obvio.

Pero el sofá parecía más un perchero con cojines.

—Esto es un desastre… —susurró Grace, mientras los camarógrafos se relamían de gusto.

Sarah detrás de escena

Desde su sillón en la sala de control, Sarah miraba todo en las pantallas.
—Perfecto… ahora esperemos que las chispas hagan su trabajo —dijo, acariciando a su gato persa como si fuera una villana de película.

El público en redes ya estaba enloquecido: #GraceRobert se volvió tendencia mundial esa noche.

Entre agujas y caos

La puerta del departamento se cerró con un “clic” y ambos quedaron atrapados en el nuevo escenario de la abuela Sarah.
Grace miró alrededor y soltó un bufido.

—Genial, un clóset disfrazado de apartamento. ¿También piensan grabarnos cuando vayamos al baño?

Robert, que ya había colgado su saco en el perchero, arqueó una ceja.
—Es un reto de convivencia, no unas vacaciones en un resort. Mejor acostúmbrate.

Grace rodó los ojos.
—¿Y esa cama? No me digas que piensas dormir ahí como si nada…

—Ya lo dije: sofá para mí. —Robert señaló el mueble diminuto. Intentó sentarse y este crujió como si fuera a desarmarse de inmediato—. O tal vez no.

Las cámaras enfocaron el momento exacto en que Grace soltó una carcajada.
—Me muero por ver cómo sobrevives, señor perfección.

El primer choque

Al rato, Grace extendió telas sobre la mesa. Robert, meticuloso, empezó a doblarlas con precisión militar.

—¿Qué haces? —preguntó ella.

—Orden. El caos mata la creatividad.

—Mentira, el caos es la madre de la creatividad.

Él la miró incrédulo.
—Eso explica tus bocetos… parecen jeroglíficos.

Grace, indignada, le tiró un carrete de hilo. El carrete rebotó en la mesa y cayó en el piso, rodando hasta el sofá-cojín. Las cámaras capturaron el momento y, horas más tarde, el clip se viralizó con la etiqueta #CarreteGate.

La noche incómoda

Cuando llegó la hora de dormir, el dilema de la cama se volvió inevitable.
Robert intentó hacerse un hueco en el sofá, doblando las piernas como origami humano.

—Pareces un flamenco herido —comentó Grace, asomando la cabeza desde la cama.

—Prefiero ser un flamenco herido a compartir colchón contigo —respondió él, ajustándose una manta ridículamente pequeña.

Grace sonrió en la oscuridad.
—Bueno… que conste que tú lo dijiste no yo.

Robert suspiró con resignación, mientras los micrófonos recogían su murmullo apenas audible:
—Esto va a ser una pesadilla.

Reacción del público

En las redes, los fans deliraban:

  • “¿Soy yo o Robert está a un paso de rendirse?”
  • “Grace tentándolo a dormir juntos es oro puro.”
  • “Sarah Walker, gracias por este regalo televisivo.”

El “shippeo” crecía. #GraceRobertRoomies se convirtió en la tendencia número uno de la semana.



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En el texto hay: millonario, chica torpe, reality show

Editado: 23.10.2025

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