Cámaras, torpezas y un beso

El veneno más dulce

La noche en el taller estaba en calma. El eco de las máquinas apagadas y el aroma de telas nuevas flotaban en el aire. Grace ya se había ido, agotada después de coser hasta la madrugada. Solo Vanessa se quedó rondando, como pantera en la penumbra.

Robert revisaba unos documentos cuando ella se acercó con una copa de vino en la mano.
—¿No descansas nunca? —susurró, dejando la copa frente a él—. Te ves tenso… quizá necesites otra perspectiva.

Él la miró con recelo.
—¿Y tú eres esa perspectiva?

Vanessa sonrió, segura de sí.
—Tal vez. O tal vez soy la única que se atreve a decirte la verdad.

Robert arqueó una ceja.
—Adelante, ilumíname.

El veneno disfrazado de sinceridad

Ella se inclinó, dejando escapar un perfume envolvente.
—Grace no es quien tú crees, Robert. Esa torpeza suya… no es real. Todo es un acto. Una estrategia de tu abuela.

Robert frunció el ceño al escuchar “abuela”.
—¿De qué hablas?

—Oh, vamos. —Vanessa soltó una carcajada baja—. ¿De verdad piensas que una chica así, que aparece de la nada, llega tan lejos solo por coser con latas recicladas? Por favor. Esa niña está jugando contigo, con todos. Tu abuela la puso aquí. Ella finge ser la desvalida, la torpe entrañable… para conquistarte.

El rostro de Robert se endureció. Su mandíbula se tensó como nunca antes.
—¿Insinúas que Grace está en complot con mi abuela?

—No lo insinúo. Lo sé. —Vanessa bajó la voz, casi como un secreto íntimo—. La vi salir de tu oficina, con una sonrisa que lo decía todo. Y dime, Robert… ¿no te parece curioso que siempre tenga un “golpe de suerte”?

El estallido

Robert se levantó bruscamente, derribando la copa de vino. El líquido rojo se escurrió sobre los papeles como si fuera sangre.
—¡Maldita sea! —golpeó la mesa con el puño—. Sabía que mi abuela no se iba a quedar quieta… ¡pero involucrar a Grace! No a ella…

Su respiración se volvió agitada, mezcla de rabia y decepción. Vanessa, en cambio, se limitó a observar con satisfacción contenida.

—Te lo advertí, Robert. Yo soy la única aquí que está porque lo merece. No necesito tramas ni abuelas manipuladoras.

Él la miró con los ojos encendidos.
—¿Y qué es lo que quieres, Vanessa?

Vanessa se acercó despacio, hasta quedar a pocos centímetros de él.
—Lo mismo que tú: un final limpio. Si eliminas a Grace, yo seré tu finalista. No habrá distracciones, no habrá mentiras. Solo talento….

El pacto oscuro

El silencio se hizo eterno. Robert cerró los ojos un instante, recordando la risa de Grace, sus manos temblorosas al coser, la sinceridad de su mirada. Y luego, la voz de su abuela resonando como un eco manipulador.

Cuando los abrió de nuevo, Vanessa supo que había ganado.
—Está bien. —dijo Robert con un tono grave—. Grace no llegará a la final.

La sonrisa de Vanessa fue como filo de navaja.
—Sabía que tomarías la decisión correcta.

Mientras ella se retiraba triunfante, Robert quedó solo, con la copa rota aún goteando sobre la mesa.
En su pecho, el enojo se mezclaba con algo peor: la herida de sentir que había sido traicionado justo cuando había decidido abrir su corazón.



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En el texto hay: millonario, chica torpe, reality show

Editado: 23.10.2025

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