Cámaras, torpezas y un beso

Celos

Grace estaba revisando telas en la sala de trabajo cuando escuchó un golpecito en la puerta.

—¿Puedo pasar? —preguntó Alex, asomándose con su sonrisa ladeada.

—Claro —dijo ella, dejando caer una cinta métrica del cuello con torpeza.

Él entró con las manos en los bolsillos, serio por primera vez desde que lo conocía.
—Estuve investigando… lo del reality.

Grace sintió que el corazón se le iba a los pies.
—Oh, no… ¿lo viste?

Alex asintió.
—Sí. Lo vi todo. Los retos, los tropiezos, las discusiones… y también lo que había detrás de cámaras.

Ella se llevó las manos a la cara, sofocada de vergüenza.
—¡No! Eso no tenía que verlo nadie.

—Grace… —Alex se inclinó hacia ella, con una ternura inesperada—. Fue increíble. Tú fuiste increíble. La forma en que defendías tu idea de moda circular, la pasión en cada palabra, incluso la manera en que transformabas los accidentes en momentos únicos. No estabas actuando. Eras tú.

Grace lo miró, sorprendida. Nadie le había dicho nunca algo así, tan directo y sincero.
—Gracias, Alex. No sabes cuánto significa.

Un silencio cómodo los envolvió, y ella notó por primera vez que la forma en que él la miraba era distinta, más intensa, más… personal.

Pero el instante se rompió con un portazo.

—¿Interrumpo algo? —Robert apareció en el umbral, con la voz cargada de hielo.

Grace dio un salto hacia atrás, como si la hubieran descubierto en algo indebido.
—Robert… yo…

—Solo estábamos hablando —intervino Alex, cruzando los brazos—.

Robert avanzó despacio, con los ojos clavados en su primo y luego en Grace.
—¿Sólo hablando? Curioso, porque parecía bastante íntimo desde aquí.

Grace quiso responder, pero las palabras se le atoraban. Alex, en cambio, mantuvo la calma.
—Si te refieres a que me interesa lo que Grace tiene que decir, sí, es íntimo. Pero no creo que haya nada de malo en eso.

El aire se volvió denso. Grace podía sentir la tensión eléctrica entre los dos primos, como si fueran dos imanes a punto de chocar.

Sarah apareció justo a tiempo, entrando con paso lento y ese brillo astuto en la mirada.
—Ay, muchachos, ¿ya empezaron con sus rivalidades? —dijo con sorna—. Esto se pone cada vez más entretenido.

Robert apretó la mandíbula, furioso. Grace, nerviosa, se refugió en su torpeza, dejando caer un carrete de hilo que rodó hasta los pies de Alex. Él lo recogió y se lo entregó con una sonrisa cálida, gesto que Robert observó como si hubiera sido una puñalada.



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En el texto hay: millonario, chica torpe, reality show

Editado: 08.11.2025

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