Capítulo 2: Secretos enterrados

La noche se cernía sobre la pequeña comunidad en las afueras del pueblo, ocultando las preocupaciones de sus habitantes. James observaba las estrellas desde su ventana, incapaz de conciliar el sueño. Había hecho una promesa, una promesa que podría cambiarlo todo.

Esa tarde, después de la reunión secreta en la penumbra, James había caminado por las calles desiertas, absorto en sus pensamientos. Había considerado las palabras de Henry una y otra vez, repasando las razones por las cuales debían mantener a Cambell en secreto. Pero algo en su interior se resistía a aceptarlo por completo.

Mientras la luna brillaba en lo alto, James decidió que necesitaba respuestas. Se deslizó silenciosamente fuera de su casa y se dirigió al lugar donde Cambell vivía, una encantadora casa de campo en el bosque.

Los rumores sobre ella eran innumerables: algunos la veían como un ser especial, otros la consideraban una amenaza.

A medida que se acercaba, el viento susurraba en las ramas de los árboles, como si el bosque guardara sus propios secretos. Llegó a la casa y se detuvo frente a la puerta, nervioso por lo que encontraría. James golpeó suavemente la puerta y esperó.

Después de unos momentos, la puerta se abrió con cautela, revelando a Cambell Rouse en su vestido celeste y con la flor azul en su cabello. Sus ojos azules centelleaban con sorpresa y curiosidad.

—James, ¿Qué haces aquí a estas horas? —preguntó Cambell, con una sonrisa amable pero un deje de inquietud en su voz.

James sintió que sus palabras se atascaban en su garganta mientras intentaba encontrar una respuesta adecuada. Finalmente, optó por la verdad.

—Necesitaba hablar contigo, Cambell. Hay algo que debes saber.

Cambell lo invitó a entrar y cerró la puerta detrás de él. La casa estaba llena de encanto y calidez, pero James sabía que debía abordar un tema delicado.

—¿Qué está pasando, James? —Cambell preguntó mientras lo conducía hacia la acogedora sala de estar.

James tomó aliento y comenzó a relatar la conversación que había tenido con Henry, las preocupaciones de la comunidad y la difícil decisión que se cernía sobre ellos. Cambell escuchó en silencio, sus ojos azules mostraban una mezcla de sorpresa y tristeza.

—¿Así que están planeando...? —Cambell comenzó a decir, pero no pudo terminar la frase.

James asintió con pesar.

—Sí, están planeando mantener tu existencia en secreto, incluso de ti misma.

El misterio que rodeaba a Cambell se hizo más profundo, y su historia de amor estaba a punto de desvelar verdades ocultas y desafíos inimaginables.