Estaba en los brazos de Morfeo cuando de repente sentí un golpe en el estómago que me dejó sin aire... Una patada de nada más y nada menos que de Aiden
Hace cuatros horas que llegamos de viaje y nos encontrabamos en mi habitación descansando un poco antes de que amaneciera y empezar con nuestro día a día, pero mi idea de descansar quedó en un segundo plano ya que el idiota que tengo al lado duerme como un animal, habla dormido, gruñe, lanza patadas y golpes a diestra y a siniestra
Con esta ya es la quinta patada que me deja sin respirar por unos cuantos minutos
¡Maldito, duerme como un bebé mientras yo tengo que aguantarme sus coñazos!
Me levanto en dirección al baño para hacer mis necesidades diarias, me baño y me coloco ropa deportiva para cumplir con mi rutina de entrenamiento que consta de una serie de ejercicios; movilización de la columna vertebral, reforzamiento abdominal y dorsal, entre muchos otros
Para lo que creen que la equitación es solo montarse en el caballo, halar las riendas y gritar ¡Eh! ¡Jaaaaam! ¡Vamos caballo! No, no es así. Todo jinete tiene una rutina que se basa en los ejercicios, desde lo que comes hasta como camina, y se podría decir que hasta en la conexión que tienes con el animal
Culminando mis ejercicios bajo a la cocina para hacer el desayuno, la casa está sumida en un máximo silencio, sola cómo siempre, mis padres no pasan mucho tiempo en casa, si no están metidos en sus oficinas, están en el hipódromo. Tampoco hay empleados en la casa ya que me gusta hacer la limpieza yo misma, no me gusta convivir con gente a la cual se que no voy a soportar, ya que me molesta hasta la manera en la que respiran
Abro la nevera en busca de los alimentos que usaré para preparar unos emparedados, saco un paquete de pan de sándwich integral, tomates, lechuga, jamón y queso. Estoy cortando los tomates cuando siento unos fuertes brazos rodear mi cintura y el olor a perfume varonil entre mis cosas nasales, conozco esa fragancia y dejó que me abrace mientas un largo bostezo escapa de su boca
—Buenos días preciosa—Aiden besa mi mejilla antes de sentarse en unos de los taburetes que hay en la mesa de la cocina—¿Porqué despertaste tan temprano?—Pregunta
—Buenos días muñeco—Digo—Respondiendo a tu pregunta, digamos que tuve que soportar cinco patadas y palabras sin sentido que parecían más bien un ritual satánico, en un miserable intento por provocar a quien sabe que—Le suelto apoyando mis codos en la mesa para mírarlo fijamente
Me da gracia ver cómo parpadeaba muchas veces con los ojos y la boca muy abierta
—Yo...yo—Intento hablar—Yo no me di cuenta, lo juro, no era mi intención Erika, sabes que cuando duermo caigo en coma—Hizo una pausa—Literalmente—Culmino
Le sonreí, se qué su manera de dormir es un tanto... Peculiar
—Lo se—Lo apunte con el cuchillo—Pero será la última vez que duermas en mi habitación para la próxima te vas al cuarto de huéspedes o te quedas en el sofá de la sala
—Pensé que eras mi amiga—Se llevo una mano al pecho haciéndose el ofendido, no pude evitar reír—¿Cómo puedes echarme de tu vida de semejante manera como si un pedazo de basura?—Drama es su segundo nombre
—Primero—Empiezo rodeando el mesón que nos separa con el cuchillo aún apuntandolo—Si soy tu amiga, tu mejor amiga por cierto, pero si con eso significa que tengo que aguantar tus patadas y coñazos estás muy equivocado—Me voy acercando a él, como un león a su presa—Segundo, no te estoy echando de mi vida; te estoy echando de mi habitación que es muy diferente y tercero, si eres un pedazo de basura—Termino con mi cara a centímetros de la suya, observó esos ojos verde zafiro que tienen a más de una con sus bragas empapadas
—Okeeey—Levanta las manos al aire en señal de paz—Ahora me harías el inmenso favor de apartar ese cuchillo de mis bolas gracias—Toma mi mano y me quita el cuchillo lentamente—Quiero tener muchos hijos...
—Era solo para aclarar—Me encojo de hombros restándole importancia—Ahora vamos a comer y después tú, harás la rutina de ejercicios
Su cara se transforma con un aire de tristeza como que si se negara a sentir dicho sentimiento
Aiden y yo empezamos la carrera de equitación a los diez años, concursamos en campeonatos regionales infantiles, fuimos creciendo y haciéndonos los mejores, un dúo perfecto que no conocía la palabra derrota, fue así que llegamos a las nacionales ganando múltiples trofeos, medallas y reconocimientos; ofertas de varios hipódromos queriendo que fuéramos la cara patrocinante de ellos
Nuestra carrera iba de los mejor, hasta que un día concursando en el Campeonato Silver Horse International, en la penúltima carrera el caballo de Aiden se quebró unas de las patas delanteras, ocasionando así un fatal accidente, sacándonos de la competencia
Con tal solo catorce años de edad Aiden estuvo dos meses en estado de coma, con un derrame cerebral y fractura de cervical. Fueron meses en total agonía, ese chico es como mi hermano y verlo en una cama de hospital fue como morir poco a poco, cada día que pasaba y el no despertaba era como un día menos de vida para mí, después de que despertara tuvieron que hacerles múltiples exámenes para así descartar cualquier daño en el cerebro, estuvimos en terapias para así ayudar a su cervical a funcionar como antes lo hacía y así fue. Pero después de cuatro años Aiden no ha vuelto a competir ni a montar a caballo
—Tengo hambre—Desvía el tema—Pasame esa cosa que hiciste—Señala el sándwich que termine de hacer, le extiendo el plato y empieza a devorarlo como siempre hace, él no come, él traga
Solo se oye el sonido de nuestros dientes al masticar y tragar. Abro la boca para decir algo cuando el timbre del teléfono de la casa suena interrumpiendo mis palabras
—¿Quién carajos llama a estás horas?—Habla Aiden con la boca llena
—No se—Me encojo de hombros dirigiéndome a la sala para contestar el dichoso teléfono, por lo general casi nunca suena y mucho menos a esta hora, son casi las siete de la mañana, espero que sea algo importante
Editado: 04.08.2021