Cambiaformas

Capítulo 8

—…conmover sus corazones.

Había dicho Miusela, dio un giro sobre su propio eje e hizo una reverencia perfecta mientras se levantaba a la par que las colas azul-plateadas de su vestido que se habían elevado por su súbito movimiento volvían a su lugar, rosando el piso.

La muchacha ya con todos los focos sobre si, hizo un ademán con el cuerpo, cruzando las piernas y llevando a atención para la parte trasera del escenario, los cuatro tipos que había estado con ella, todos con instrumentos dejaron sonar un ritmo extrañamente frenético, pero que transmitía demasiada nostalgia. Patrick no había visto esa presentación ¿Cuándo había aprendido eso?

Era sorprende, mientras Patrick observaba oculto detrás del escenario se preguntaba si había sido en su viaje a Lorbides o si había sido mucho antes y lo había guardado como una carta maestra ¿O lo habrá improvisado? Uno nunca sabía con esa muchacha.

La voz de Miusela sonaba serena, contrastando con la armoniosa pero casi frenética música que llevaban el laud y la flauta tras de ella, pero de alguna manera, la voz de Miusela lograba imponerse, y había algo más. Una sensación de que la voz se iba a romper en cualquier momento.

Los fragmentos de un espejo roto,

Reflejan lunas sin nombres,

Un camino que desvanece en el polvo,

Una estrella que se pierde en la noche.

La nieve, el frio y la flor,

Gastan la vieja armadura.

El vacío, el dolor y el amor,

Derrumban al corazón.

Viajero que busca conexión,

Dama que busca calor,

Una luz sin ninguna dirección,

Un prisma que pierde color.

La nieve, el frio y la flor,

Gastan la vieja armadura.

El vacío, el dolor y el amor,

Derrumban al corazón.

Miusela se paseaba de un lado a otro mientras cantaba con su voz melancólica, pero con gracia y siempre con una de sus manos en el pecho, y dirigiendo suavemente la otra en dirección al público.

Patrick podía ver la expresión triste con la que miraba al público, y como su vestido de color calipso plateado parecía tener una armonía que no lograba comprender, pero si podía sentir.

Entonces la música se aceleró, y por primera vez en su vida, Patrick escuchó la voz de Miusela quebrarse ¿Qué había pasado? Estuvo a punto de salir de su lugar para intentar socorrerla, y, sin embargo, siguió cantando… pero no se escuchaba mal, no desafinaba a pesar de tener una voz que estaba sollozando.

Una escalera que no termina,

Una flor que no se encuentra,

Pétalos que el viento lleva,

Un silencio que asesina.

La nieve, el frio y la flor,

Gastan la vieja armadura.

El vacío, el dolor y el amor,

Derrumban al corazón.

La Dama alza la vista,

Cerrando los ojos en su nombre.,

Pero observa la noche sin estrellas,

Sabiendo que el cielo no responde.

Miusela se detuvo, Patrick pudo ver una pequeña sonrisa en su rostro mientras la chica hacía una reverencia a su público, el aplauso colectivo y rabioso del público lo sacó de su estupor solo para darse cuenta de que una lagrima le había caído por la mejilla.

El espectáculo interpretó más canciones y todas salieron bien, pero la primera había dejado huella en Patrick, una huella que le hizo recordar la primera vez que la vio presentar, y entonces sonrió para si mismo al darse cuenta de que todo había salido tal y como Miusela había planeado.




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