Había estado fuera todo el maldito día, esa niña imprudente, Miusela siempre se salía con la suya y resultaba ilesa de sus locuras, ir a negociar sola, salir de noche por lugares peligrosos e incluso meterse en antros de mala muerte y salir con su “equipo”. Pero esta vez era diferente, la ciudad era la más grande en la que habían estado, el pánico era silencioso, se sentía el peligro en el ambiente y, sin embargo, Patrick no había visto más guardias rondando, incluso había visto menos de lo esperado.
Las calles de la ciudad estaban desiertas aquella noche sin luna, solo las lámparas en postes muy dispersos unos de otros iluminaban parcialmente las calles de piedra. Patrick no podía dejar de sentir que algo estaba sucediendo, o iba a suceder, las calles que noches atrás estaban repletas de gente caminando con sus lámparas de un lugar a otro, el olor de la comida de restaurantes y locales callejeros y la incesante cacofonía de la multitud, todo había desaparecido, como si se hubieran esfumado con la luz de la luna.
De pronto escuchó el sonido de un cuerno, por unos 2 o 3 segundos, estruendoso y potente, parecía un cuerno de guerra, que se detuvo de golpe. Patrick sujetó el mango de su espada en su cinto y se alegró por traerla consigo. ¿Qué lo estaba teniendo tan nervioso?
Se giró en la dirección en la que escuchó el cuerno, titubeó un momento pensando en Miusela y la promesa que Patrick le había hecho a Roger, el padre adoptivo de Miusela.
—Seguro está bien —dijo para si mismo, y entró en un callejón oscuro, siguiendo la sombra del sonido del cuerno.
Fue corriendo a media velocidad, sus suelas sonaba contra la piedra, Patrick maldecía no tener ese caminar tan silencioso que caracterizaba a Miusela, iban a darse cuenta de que alguien iba corriendo en esa dirección. Tras correr cruzar dos calles a través de los callejones, pudo ver que un hombre intenta defenderse con una mano y una espada corta, esquivando los ataques una mujer encapuchada.
Patrick desenvainó rápidamente e intentó atacar a la encapuchada, pero esta se echó para atrás de un salto para que pudiera ponerse entre ella y el anciano aturdido.
—Vete, ahora que tienes la oportunidad —dijo Patrick, mirando a los ojos de la asesina.
Por alguna razón, Patrick vio unos ojos marrones oscuro-abiertos de par en par y como la mujer se quedó quieta un segundo al verla, pero de inmediato flexionó las rodillas y sujetó sus dagas.
—Apártate, héroe —dijo la mujer con tono calmado y una voz casi muy grave para tratarse de una mujer—. No querrás morir tú también, seguro que tienes algo importante que hacer ahora.
Patrick frunció el ceño y apretó los dientes, inmediatamente pensó en Miusela.
—Parece que tengo razón —continuó la asesina—. El viejo atrás tuyo tiene veneno en su cuerpo, solo necesito clavarte a ti también una de mis dagas para que te mueras. Vuelve del callejón por que saliste.
Una punzada en el corazón de Patrick, una punzada de temor. Había enfrentado tantos enemigos que no los podía contar, la mayoría matones y bandidos, pero nunca alguien con venenos, nunca un asesino profesional. El temor era el entendimiento de que cualquier paso en falso iba a significar su muerte, y que, además, el hombre atrás suyo se moría por cada segundo que el desperdiciaba.
¿Qué hacer? El cuerno sin duda traería los guardias cercanos, pero tardarían al menos unos minutos en llegar ¿El hombre tenía esos minutos?
¿Y si simplemente se iba? No, eso era impensable, Patrick jamás abandonaría a alguien en problemas, menos a manos de una villana sin escrúpulos como la que tenía en frente.
—Estoy bien —dijo el anciano atrás suyo con voz entre cortada—. Solo está fanfarroneando
Patrick puso un pie delante y rápidamente lo usó para abalanzarse sobre la asesina, con el impulsó intentó darle una escotada, sujetando su espada larga con ambas manos, pero el asesinó en un movimiento ágil y rápido dio un salto hacia el lado, cayendo al piso, rodando y poniéndose de pie nuevamente con la inercia, tomando toda la distancia que Patrick creía que era posible tomar con un movimiento así.
La asesina quería ganar tiempo, Patrick tenía que acabar con esto rápido.
Patrick intentó abalanzarse sobre la asesina nuevamente, pero esta vez alcanzado con un corte de medialuna lateral, usando su mano derecha para el ataque. La asesina saltó hacia atrás, volviendo a esquivar el ataque. Pero esta vez, había estado más cercana.
Tenía sentido para Patrick, la mujer podía rodar hacia el lado, pero no hacia atrás. Pero ella tampoco lo estaba atacando ¿Lo estaba midiendo también?
Era un tipo de enfrentamiento nuevo, pero Patrick no tenía tiempo, se abalanzó una vez más, se impulsó hacia adelante hizo un corte en media luna, la mujer volvió a saltar hacía, pero esta vez Patrick soltó la espada y continuó el movimiento con una embestida, en ese breve instante se acomodó para impactarla con el hombro y pudo ver como la mujer preparaba las dagas, levantándolas en el aire, un brillo extraño en las dagas le hizo entrar en pánico, y ese pánico solo logró que el siguiente paso fuera con más potencia que el anterior.
Entonces Patrick sintió como su hombro dio de lleno con la mujer, estrellándola contra la pared de un edificio de departamentos mientras el sonido de piedra y metal rebotando le hizo notar que la asesina había dejado caer sus armas.