Cambiar el pasado

CAPÍTULO VI

La noche cayó rápido, como si el día hubiese decidido no esperar más. La biblioteca estaba desierta, sus pasillos interminables llenos de sombras que se estiraban por los rincones, y el silencio se sentía denso, casi tangible. La misma sensación de opresión que había comenzado a invadirme desde que cambié algo en el pasado, de alguna forma, se extendió a cada rincón de ese lugar que antes me resultaba tan familiar.

Me quedé frente al estante donde había encontrado el extraño libro, pero ahora no sabía si debía confiar en mis ojos. ¿Era este el principio del fin? ¿Había realmente tocado algo que no debía? ¿Había desatado una fuerza que no podría detener?

Lo único que tenía claro es que debía seguir el consejo de Elena, aunque la idea de abandonar todo lo que había comenzado me resultaba imposible. ¿Cómo podía detenerme ahora cuando ni siquiera sabía cuál era el alcance real de mis acciones? ¿Cómo podía saber si lo que había hecho hasta ahora podría ser corregido?

Tomé el libro con cuidado, más por instinto que por decisión consciente, y lo dejé sobre la mesa frente a mí. La luz débil de una lámpara antigua iluminaba su portada, que seguía sin un título, solo ese extraño símbolo en el centro. En la página siguiente, las palabras seguían apareciendo, como si el libro estuviera esperando a que algo sucediera.

El destino no perdona a los imprudentes. Si no tomas la decisión correcta, perderás lo que más amas. El tiempo, una vez alterado, no se detiene, y aquellos que desafíen su curso... pagarán el precio.

Mis dedos recorrieron las líneas de tinta, pero no podía evitar sentir que había algo en este mensaje que no comprendía completamente. ¿Perder lo que más amo? ¿Qué significaba eso?

Fue en ese momento cuando sentí la vibración de mi teléfono en el bolsillo. Me sobresalté, pues había estado tan absorto en el libro que no me había dado cuenta de que el tiempo había pasado. Miré la pantalla: un mensaje de Elena.

"Luca, no ignores lo que te dije. Te estoy dejando una pista en la biblioteca. Necesito que me sigas, pero no me hagas perder tiempo."

Mi mente comenzó a hacer conjeturas, pero no hubo tiempo para más. Guardé el teléfono rápidamente y me levanté de la mesa. Sin pensarlo demasiado, tomé una linterna de mi escritorio y me adentré en el oscuro pasillo que llevaba a la sección más apartada de la biblioteca. Mi respiración se hacía más pesada con cada paso que daba.

Elena había mencionado que me dejaría una pista. ¿Qué tipo de pista? ¿Qué había estado ocultando?

Avancé por el pasillo con la linterna al frente, la luz oscilando levemente en la oscuridad. Al final del corredor, una puerta entreabierta me dio la sensación de que alguien había estado esperando que yo llegara. Sin dudarlo, la empujé con cautela y entré.

La habitación estaba vacía, o al menos eso parecía a simple vista. Sin embargo, sobre una mesa, había una pequeña caja de madera que no había notado antes. Estaba cerrada con un candado, pero el candado era peculiar, de un diseño antiguo que no reconocía. Al lado de la caja había un sobre que contenía una carta, y el nombre de la misma estaba escrito a mano: Para Luca Morel.

Mi corazón latió con fuerza. La coincidencia era demasiado grande. Elena, en algún punto, había estado esperando que yo llegara. Pero ¿qué me quería decir con esto? ¿Qué había dejado para mí?

Abrí la carta lentamente, como si pudiera sentir el peso de las palabras antes de leerlas.

"Luca, sé que no has podido evitar lo que has hecho. Pero déjame ser clara: lo que ahora enfrentas es irreversible. Si no deseas perderlo todo, tienes que encontrar la clave. Esta caja guarda la respuesta, pero solo si eres lo suficientemente valiente como para enfrentar lo que hay dentro. Si decides abrirla, no habrá marcha atrás. Elige sabiamente."

El sobre contenía también una pequeña llave de plata, que brillaba en la oscuridad. Sin pensarlo, tomé la llave y la inserté en el candado. Al abrir la caja, lo primero que vi fue un reloj antiguo, de esos que parecen sacados de otra época. Pero lo más extraño era que el reloj no tenía manecillas. Solo un cristal vacío, como si no tuviera ningún propósito, pero al mismo tiempo, parecía estar esperando algo.

Un papel se deslizaba debajo del reloj, y al recogerlo, encontré un mensaje escrito con tinta roja:

"Cada cambio deja una marca. Si no puedes reparar lo que has hecho, perderás lo que más amas."

El reloj... ¿qué tenía que ver con todo esto? ¿Cómo podía reparar lo que había alterado? Estaba claro que lo que había hecho hasta ahora ya estaba más allá de mi comprensión. El tiempo no solo se estaba desmoronando a su alrededor, sino que parecía que yo mismo había comenzado a perder el rumbo.

Mi cabeza era un torbellino. Elena tenía razón. Cada vez que tocaba el pasado, algo cambiaba. Y lo que aún no sabía era hasta qué punto esos cambios estarían afectando la realidad. La pregunta que me atormentaba ahora era si había algo que pudiera hacer para detener este proceso antes de que todo se destruyera.

De repente, el sonido de la puerta al cerrarse me hizo dar un salto. Elena había regresado, y sus ojos, como siempre, eran un reflejo de algo más profundo, algo que no podía comprender.

—¿Lo entendiste? —preguntó sin rodeos, como si ya supiera lo que había encontrado.

No podía responder. ¿Qué podía decir? ¿Qué podía hacer para remediar lo que había comenzado? La única respuesta que tenía era un eco que resonaba en mi mente:

"Si no puedes reparar lo que has hecho, perderás lo que más amas."




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